01/11/2018
Las ocasiones #1- Omar Cao
Por Omar Cao
Fotos Martín Biaggini
Revista Haroldo inicia la publicación de una serie de poesía; en esta oportunidad del poeta y editor matancero Omar Cao, militante de la palabra y la elocuencia de lo simple. Los versos de Cao que incluimos aquí nos enfrentan a la potencia de la memoria, al reencuentro con todos esos espectros que lejos de extinguirse siguen levantando vuelo. ¿Qué nos queda de esa historia atroz que se continúa escribiendo cada día?
Mariu
La madre gritaba en medio de la calle
desesperada
Mariu
ve a comprar farina
que si viene la guera!
Nosotros jugábamos en el potrero
bajo el zumbar de los aviones
en el cielo y qué
y el Mario
y el pino
y el kolino
y varelita
y el negrito leiva
y beto el cabezón
y carlitos serra
hasta Tabeta el polaco
fueron arreados por madres enloquecidas
adentro
a buen cuidado
a seguro
cuando volvió el padre del trabajo
fuera de hora
ya estábamos en lo de la abuela
según la nota que le dejó Mamá
Canallas!
nunca les perdonaremos
haber asustado a los chicos
con el ruido de sus estúpidos aviones
prepotentes
Nos estarán fusilando eternamente en los basurales.
**
Historia del loco
por ahí anda el loco vendiendo cuadernos
hojas, papeles, útiles,
ahora, pero,
en los años
en que una vida
dependía de un capricho
de una anotación en una agenda
le pusieron un arma
entre las manos y
cuando fue necesario y a veces
cuando no
ofició de verdugo con placer
miente: me pagaron con esto en la fábrica
de donde me despidieron
-nunca trabajó-
pero si usted es del barrio
si lo conoce de pibe
se deschabará contándole que:
lo alejaron de la institución con un sumario
y vende cuadernos en la calle
porque no puede matar ni a su mujer
que se acuesta con otro
dice: guita viste
mucha guita
pero era plata dulce y qué querés
se fue
recuerda que le hicieron
la «quela» varias veces
pero por ese entonces
estaba fuerte y ágil
y no le costaba nada
voltear a los podridos
matar y ascender y volver a matar
y volver a ascender
y a los subversivos
ui dio!
lo poniamo contra
cualquier paredón
pintabamo con aerosol atrás
y ahí nomás
tarratatá
y a las mujeres
por favor!
lo que le hicimos
a la mina aquella...
pedía por dios pedía...
y a lo último
qué querés
para ahorrar balas
lo subíamo a un avión
le atábamo las manos les hacíamo
unos tajos en las muñecas
y lo tirábamo.
Por ahí anda el «loco»,
vendiendo cuadernos
la gente que no lo conoce
le compra a veces
porque dice y no miente
«me pagaron con esto en
en donde trabajaba».
**
Consumición Obligatoria
Al principio no podía soportar
la calle alfombrada de cadáveres;
al salir de casa, el miedo
y el dolor me enloquecían,
lloraba
y las lágrimas al caer
licuaban los coágulos nocturnos
formando charquitos
como de témpera roja;
debía elegir cuidadosamente
el lugar en que poner los pies
porque
quebrar falanges
me deprimía profundamente
después fui acostumbrándome
a los muertos
y ellos a mí;
sólo algún decapitado
reciente intenta la vieja broma
de acercarse con los brazos abiertos;
yo doy
un paso de costado
y lo dejo pagando
con las cabezas peloteamos
en la puerta del taller
después de comer el sánguche
lo que sí me irrita
son los ojos
que caen en la taza de leche
a la mañana
especialmente
cuando son azules.
Muy quebrado
No ha sido fácil vivir;
ser argentino prácticamente
es todo un arte
hay que saber soportarlo todo
gobiernos militares
-la muerte-
Gobiernos «populares»
-la muerte-
Ministro de economía
-la muerte con otra careta-
Si nací en el 48
y sigo vivo en el 82
no cabe duda;
soy un héroe o
como dicen algunos jóvenes
un hombre muy quebrado
Me será útil algún pegamento
a base de resinas de poliester?
En este siglo todo se compone.
Una guerra.
La muerte.
La policía.
La muerte.
Las organizaciones parapoliciales
la muerte cúpulas corruptas por todos
lados la muerte
trepadores al calor de la charlatanería.
oficial la muerte
oficial la muerte oficial
mártires mártires mártires
Muy quebrado
pero puedo todavía
levantarme una mañana
como siempre
con la muerte en los ojos
señalar los culpables
con el dedo
y exigir que terminen
de quebrarme.
**
«...Tú también te llamabas Camila
como aquella que amó hasta morir»
H. P. Blomberg.
Los años con sus cuevas peligrosas
y sus racimos de visiones dobladas
sobre sí como camisas de plancha
se han ido apilando
encima de la mesa y en el aire
que suspende olores de una cena inminente
limpia la voz de madre que canta
papá que ha llegado
comienza a rodar su memoria de versos;
Ahora Camila es de fuego y de cristal
toda la noche
se ha cubierto con «la sombra siniestra del tirano»
por las calles avanza un carro y
sobre las tacuaras o en racimos boquean
cabezas ensangrentadas de unitarios
muertos antes del alba
«Viva la santa federación...»
Quizás alguno de nosotros
deba dormir esta noche en la cama grande.
Años después, la tragedia
amasada de otros nombres
y en noches tristes,
sin refugio posible,
entre disparos y silencios
ruido de motores y sirenas
mentiras diurnas
y las sombras siniestras de muchos enfermos
haciendo camino franco al odio
volverá.
Pero aún así nuestro amor por Camila
sigue intacto.
**
Suave
me tomo todo el vino de Buenos Aires
Suave
levanto el vaso y bebo por los que no pueden
Suave
la verguenza me enrojece la cara
Ahora suavemente
mi cara
el vino
el vaso
y mi sudor
son una sola
ola
de sangre
suave.
//
Sobre Omar Cao
Nací en 1948. Trabajé de los once a los sesenta y ocho. Criamos cinco hijos. Escribí, leí y publiqué algunos versos. En el curso de mis años concebí la seguridad de que podemos cambiar para bien. Una alegría, ver a las mujeres en camino a la libertad. Una tristeza, los cambios no son lo suficientemente rápidos para que yo pueda verlos. En cuanto a la poesía, la gente de a pie la ha cobijado cuando el cinismo de los poderosos la dejo de lado. Ahora va con nosotros a todos lados, toma bondi, come choripán, toma vino y birra sin vergüenza. Ella, como nosotros, crece. Como dice Carlos Alonso “sigo creyendo en el arte y sobre todo, en su memoria insobornable, no sentimental, pero que es capaz de fijar las heridas que la realidad deja en nosotros”. Algo que agradezco es no haber vivido solo. ¿Algo que me entristece? No, mejor cerrar repitiendo: algo que agradezco es no haber vivido solo.
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