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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

19/03/2018

Días de justicia

Una muestra de fotografías que se exhibe en el Conti registra algunos de los momentos en que se leyeron las condenas por delitos de lesa humanidad. Son bocanadas de aire. Pero también hay otras: las de los asesinos sentados en el lugar donde nunca imaginaron iban a estar. Las imágenes hablan de años de lucha y también del encuentro de aquella generación diezmada y la del presente.

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¿Acaso no nos roza, a nosotros también, una ráfaga de aire que envolvía a los de antes? ¿Acaso en las voces a las que prestamos oído no resuena el eco de otras voces que dejaron de sonar? (…) Si es así, un secreto compromiso de encuentro está entonces vigente entre las generaciones del pasado y la nuestra”.

Walter Benjamin, Sobre el concepto de historia, 1942.

¿Con qué imágenes recordaremos los juicios por delitos de lesa humanidad? ¿Qué de todo lo que allí sucedió quedará como memoria visual? Muchas de las fotos que forman parte de la muestra "Días de justicia" -que se inaugura en el Conti el 23 de marzo- están tomadas en los momentos que se leyeron las condenas. En ellas hay gestos, esperas tensas, explosiones de alegría, bocanadas de aire. Se condensan en cada imagen el dolor y la lucha de años. Sabemos que es solo un instante de una larga secuencia. Pero es el instante que cristaliza un acto de justicia. La foto lo congela para siempre y nos lo trae al presente. Lo vuelve una experiencia transmisible. Cuando la miramos sucede de nuevo.

Hay también otras fotos. Las de los asesinos. Vemos a Astiz, a Vergez con su cinturón desabrochado y el cierre de su pantalón abierto, a Menéndez. Están sentados. Sentados donde nunca quisieron estar. Donde en los tiempos del horror jamás pensaban que iban a estar. Asesinos y torturadores sentados obedientemente en el banco de los acusados para escuchar su sentencia. Ese es un triunfo de la democracia. Vemos a Etchecolatz y a ese escudo del servicio penitenciario que lo resguarda pero al mismo tiempo lo incrimina.

Vemos también las sonrisas de quienes llevan años luchando, caminando, recordando, reclamando. Vemos sus brazos en alto. Los vemos en Tucumán, en Córdoba, en Mendoza, en Buenos Aires. Cada juicio en cada lugar particular removió cimientos, logró despejar el camino en el que durante décadas se había intentado imponer el silencio, el dolor y el miedo.

Vemos las muestras del despliegue artístico que acompañó siempre el reclamo de los organismos de derechos humanos, el 30.000 hecho de claveles rojos, las remeras con sus leyendas, las fotos de los detenidos desaparecidos ocupando con su imagen cada silla vacía, vemos sus fotos sostenidas como hace años y años por sus familiares. Sténciles, fotos, pañuelos, banderas, carteles, flores… todos vehículos de memoria.

Vemos los retratos de sobrevivientes, madres, familiares, abuelas, hijos e hijas. Cada uno lleva una parte de la historia, de la memoria y de la lucha sobre sus cuerpos.

Los juicios son producto de una extensa lucha social, de micro y macroacciones protagonizadas a lo largo de años por múltiples actores. Tuvieron y tienen el sentido de reparación individual y social (siempre incompleto y parcial). A la vez son el piso sobre el que seguir construyendo conquistas democráticas. En este contexto político en Argentina en el que se da una nueva disputa alrededor de las memorias en pugna, donde se vuelven a escuchar voces negacionistas y recrudece un escenario represivo, esta muestra vuelve a poner en el centro de la escena a quienes durante años lucharon por la verdad, la justicia y la memoria.

Pero estas fotos dicen algo más. Dicen que en Argentina no dejamos solos a los detenidos-desaparecidos, no los olvidamos. Tampoco dejamos solos a sus familiares. Los acompañamos, marchamos junto a ellos. Enseñamos, fotografiamos, escribimos, actuamos para que no haya olvido, para que por fin haya justicia. Dicen que una ráfaga de aire nos roza, como un secreto compromiso de encuentro entre las generaciones del pasado y la nuestra.

*Doctora en Ciencias Sociales y docente de las universidades de Buenos Aires y Moreno.

*La muestra se inaugurará en el Conti el 23 de marzo a las 19 y fue realizada en conjunto con el Ente Público Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), cuyos fotógrafos son los autores de las imágenes exhibidas.

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