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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

03/09/2024

Jorge Asís, a 50 años de Los Reventados

“Escribí esa novela en estado de gracia”

Pintura de época, Los Reventados es aún hoy una muy delicada radiografía de un tipo particular de argentino, ese que está siempre en búsqueda de salvarse, de pegarla, y que fracasa una y otra vez. A 50 años de su publicación, Jorge Asís recuerda sus resonancias de entonces y traza puentes con este presente de urgencias.

“Tenía 27 años, era joven, tenía fuerza, escribí esa novela en completo estado de gracia”, recuerda Jorge Asís, el Turco, el polifacético autor de Los reventados, la novela que está cumpliendo 50 años y que mereció el homenaje que se le hizo a ambos, escritor y novela, hace unos días en el Centro Cultural para la Memoria Haroldo Conti. “La empecé unos meses antes, para marzo o abril del 73, sin saber, claro, lo que iba a pasar ese 20 de junio; está dedicada a Buenos Aires. Para mí, venir a la Capital era una aventura y un deslumbramiento. Yo me maravillé con Buenos Aires, con su descubrimiento, y con estos personajes de Buenos Aires que se retratan en la novela, que eran mi compañía de esos tiempos”.

Por “estos personajes” Asís se refiere a la cohorte de buscas y malandrines que trataban entonces - y tratan hoy, como se dijo con acierto durante el homenaje - de hacerse su agosto a cuenta de negocios extraordinarios, de pegarla, de pararse de la noche a la mañana. En el caso de la historia de marras, ese trampolín inequívoco a la abundancia era la venta de pósters del General Perón durante la fallida jornada de su regreso al país, después de largos 17 años de exilio. Como se sabe, ese 20 de junio, que hoy la memoria cifra con el código “Ezeiza”, fue un fracaso, en la vida real y en la ficción. Acaso muestra anticipatoria de la debacle que sobrevendría algunos años después, lo que sí es seguro es una muestra de cómo el Turco pasaba esos años: “Yo veía que se iba todo al demonio cuando todo el mundo vivía el alza militante, así que eso fue lo que salió”, dice.

La ocasión sirvió, además, para que Asís visite por primera vez el centro cultural que lleva el nombre de su amigo, el escritor desaparecido Haroldo Conti, a quien el autor de Flores robadas en los jardines de Quilmes recordó conmovido. “Haroldo fue un gran amigo, me creía capaz de todo, incluso hasta me hizo actor. Era, ante todo, un notable escritor y lamento que se lo conozca más por el desenlace fatal de su vida y no por su obra. Yo ya andaba medio escéptico  para esa época en la que él había abrazado la fe revolucionaria, incluso siendo mucho más jóven que él; pero ni el amor ni la revolución se pueden aprender de grande. Le dediqué “Flores robadas...” y puse “¿in memoriam?” Muchos creyeron que era una provocación. ¡Qué va a ser una provocación!, era una manera de preguntar ¿“de verdad se animaron a matarlo, hijos de mil…?”, recordó, emocionado.  

Todos somos reventados

“Los chantas, los de 9 Reinas, los que hoy timbean con criptomonedas, only fans, todos esos que quieren salvarse. Los reventados se van multiplicando”, apuntó durante su comentario Lorena Álvarez, periodista que publica regularmente en la revista Panamá y que en el último tiempo ha vuelto más de una vez sobre la figura de Asís y su obra.  “Esos tipos que en plena discusión por la ley del aborto vendían pañuelos verdes, pañuelos celestes, pañuelos naranjas, de todos los colores, esos son los reventados. Yo misma, hoy soy periodista pero ayer vendía ropa, cualquier cosa, ahí está otra vez Jorge Asís. Pero ojo, en cualquier Club House está lleno de reventados que se quieren salvar. En los countries y en los bares de Once”.  

Lorena Álvarez durante el homenaje a Los Reventados, en el Conti. Foto: Prensa Conti

Pero además de la pintura social, de la radiografía de un ser reventado que la novela cifra como una marca, como un distintivo, en la obra de Asís también hay una forma de habitar la ciudad que Álvarez reconoce como un telón de fondo que vuelve posible la supervivencia: “En Buenos Aires siempre necesitás a alguien, sentarte en un bar y que alguien te conozca, te tire una línea, algo. Esa forma de habitar la ciudad es también un modo de mirar que la obra del Turco explora con mucha gracia”.

“Lo primero que me sale decirte, Turco, es gracias, porque fui muy feliz leyendo esta novela hace diez años, por primera vez, y hace una semana para repasarla para este homenaje”, arrancó Pedro Rosemblat, periodista, mentor del canal de streaming Gelatina y confeso admirador de Asís. 

Pedro Rosemblat en el homenaje a Los Reventados, en el Conti. Foto: Prensa Conti.

“Lo primero que se me ocurre decir es que en Los Reventados hay un fenotipo argentino, que todos reconocemos, tipos de los que yo me siento muy amigo, además. En medio de las discusiones ideológicas, del quilombo y las peleas hay gente que solo se dedica a sobrevivir, y esos son los personajes que se imagina la novela”, dijo Rosemblat, antes de ofrecerle a Asís una impresión del célebre póster de la novela, ese que voceaban en vano los personajes al borde de la ruta. En el libro están las instrucciones para la impresión color de la foto del general con su caniche a upa, que Rosemblat se encargó de seguir y que habilita un socarrón “te lo vendo”, cuando el Turco se disponía a aceptar, cándido, la ofrenda de su comentarista. “Trabajadores de la economía popular, serían ahora, ¿no?. Estaba bien segmentada la audiencia, la foto estaba bien, y sin embargo “el pueblo no está para fotos”, resume  Rosemblat.

Ese “el pueblo no está para fotos” o el “regalalos si sos tan peronista” que se escucha decirles a los militantes imaginarios que pasan camino a Ezeiza a los reventados - y que resuena en las voces de Patricio Foglia, Melina Alexia Varnavoglou y el propio Rosemblat, que leyeron pasajes de la novela durante el convite - es una muestra del desarreglo de las horas tempestuosas, ahí cuando incluso la buena segmentación, la estrategia afinada, el discurso pulido de tan prefabricado no hace más que subrayar el desencuentro, el pifie, eso que vuelve a los reventados de entonces y de ahora una falla que revela el espíritu de una época. “Lo que muestra Los reventados es que la descomposición siempre antecede a la tragedia, no anticipa la lucha de clases, como se cree. Eso es así en Argentina, al menos: después de la descomposición lo que viene hace que la gente quiera sobrevivir”, concluyó Rosemblat. 

Jorge Asís en el homenaje a Los Reventados, en el Conti. Foto: Prensa Conti.

“Al compañero que me dio la bienvenida en mi regreso definitivo a la patria liberada, mi sincero agradecimiento y un gran abrazo con todo mi corazón”. Rubricada con la firma del general, la frase se estampa en los diplomas que reciben los asistentes al homenaje una vez terminada la tertulia y que emula a los que, en caso de haber comprado alguno, los imaginarios penitentes a Ezeiza hubieran recibido de manos de los reventados a modo de bonus track una vez entregado el póster en cuestión. El Turco recibe el suyo, - a color, no en blanco y negro como el del resto de los asistentes - y sonríe, acaso nostálgico, con el recuerdo de los reventados de entonces, “todos rigurosamente muertos”, pero que si estuvieran hoy, quien sabe, le hubieran intentado sacar una moneda por el incunable de dudosa procedencia. Gajes del oficio. 

Sebastián Scigliano

Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la UBA, docente y periodista, integra el equipo de la Revista Haroldo.

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