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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

05/09/2023

A 50 años del golpe en Chile

Las casas de refugio, un oasis en medio del horror

Poco después del golpe de estado de Pinochet, en 1973 se creó la Comisión para Refugiados y Migrantes, CAREF, que aún hoy brinda asistencia a quienes sufrieron el exilio o la migración forzada como consecuencia de la represión. Una muestra de fotos en la embajada chilena en Buenos Aires cuenta la particular historia de estos 50 años de refugio, cuidado y contención.

En el barrio porteño de Flores, sobre la avenida Alberdi, hay una casa antigua con una puerta de rejas negras que deja entrever paredes pintadas de azul. La casa, que una vez adentro se revela enorme, es la sede de la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes (CAREF), creada en 1973 a partir del golpe de Estado en Chile y que funcionó -desde 1978- como una de las ocho casas de refugio de la organización que cobijaron a alrededor de 16 mil exiliados chilenos y chilenas y de distintos países de la región. A cincuenta años del derrocamiento de Salvador Allende y de la creación de la institución y a cuarenta años de la recuperación de la democracia argentina, la Comisión inaugura este 5 de septiembre en la Embajada de Chile y luego el 11 de ese mes en el Archivo Nacional de la Memoria la muestra documental “Abrir puertas” que recoge el trabajo de CAREF en la recepción y asistencia de exiliados entre 1973 y 1989.

“La idea de mostrar la tarea de CAREF durante ese periodo de dictaduras, a 40 años de democracia en la Argentina, es también una forma de ponderar la importancia del sistema democrático para todas y todos en la región y por qué es tan importante cuidarlo -dijo Gabriela Liguori, directora de CAREF-. Y la otra parte es mostrar la tarea concreta, quiénes eran las personas que trabajaban en ese momento, visibilizar la presencia de exiliados de otros países de la región y qué pasa a partir del ‘83 con el retorno de exiliados argentinos y luego hasta el ‘89, cuando vuelve a democracia a todos los países de la región”.

CAREF se conformó el 8 de octubre de 1973 por el impulso, principalmente, de las iglesias Evangélica Luterana Unida, Evangélica Metodista Argentina y Evangélica del Río de la Plata, todas ellas integrantes del Consejo Mundial de Iglesias e influenciadas por la teología de la liberación. La Comisión comenzó a funcionar bajo el paraguas institucional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). “Eso brindaba mayor protección para las personas refugiadas que venían a pedir asistencia y que, en muchos casos, requerían luego el exilio a terceros países”, explicó Liguori.

Refugio Solís. 1977

Las casas de refugio
En el caso de los exiliados chilenos -también hubo de Uruguay, donde el golpe se había concretado el 27 de junio de 1973-, se acercaban a lugares cercanos a la frontera desde donde se resolvía su situación institucional. “En la distribución de tareas, a CAREF le tocaba, en aquel entonces, todo lo vinculado a la asistencia y, dentro de eso, las cuestiones ligadas a la vivienda -relató la directora de la institución-. Al principio las personas se alojaban en hoteles hasta que se definía su situación, pero eso comenzó a ser riesgoso porque hubo detenciones en esos hoteles”.

Es así que en 1974 CAREF abrió las puertas de su primera casa de refugio, Refugio Brasil, ubicada en la calle Brasil 430 y que funcionó hasta 1976. Además de la sede de la institución, hubo otra casa de refugio en Flores, en la calle Fray Cayetano, pero la mayoría funcionaron en la provincia de Buenos Aires, como en Gowland o José C. Paz, en un espacio cedido por la Escuela de Teología de la Iglesia Luterana de esa localidad. Y si bien la mayoría de los refugios recibía a familias, también había unos especiales para quienes estuvieran esperando para salir a otro país o para varones solos cuya situación fuera de alto riesgo.

En la muestra “Abrir puertas” se podrán ver fotos de la vida cotidiana de los refugios. “Hay de actividades recreativas o lúdicas entre niñes y unas de la escuela de Villa Mitre, que funcionó recibiendo a gran parte de los chicos y chicas chilenos que venían y que necesitaban continuar con su educación -enumeró Aymará Pais, coordinadora del archivo de CAREF-. Hay fotos muy bonitas de refugiados y refugiadas en situación de atención y, ya de los ‘80, de actividades, talleres o encuentros, como el primer Festival de la Mujer Chilena Exiliada del ‘87”.

El armado del archivo también implicó ponerse en contacto con quienes pasaron por las casas de refugio. Según Liguori, “las personas con las que pudimos conectar y que en ese momento eran niños, niñas nos relatan recuerdos muy lindos, muy saludables de su paso por esos lugares, de espacios de juego, de encontrarse con otros niños, de estar al aire libre, de la tranquilidad. Para toda esta reconstrucción de testimonios y de la historia de la institución, añadió, fue central “la puesta en valor del archivo histórico de CAREF”.

Refugio Solís. 1977

El archivo histórico y el allanamiento de 1977
En 2015, CAREF firmó un convenio de cooperación con el Archivo Nacional de la Memoria para conservar, organizar, sistematizar y poner en valor todos los expedientes que datan de 1973 a 1983. “Por cada familia o cada grupo de personas que llegaba se abría un expediente donde se iba poniendo toda la información del caso, tanto los datos personales, como los diferentes trámites que se hacían de asistencia, las consultas, las derivaciones”, enumeró Pais. Las fichas personales de asistencia, además, dan cuenta de la asistencia económica o el pago de viáticos a los exiliados, así como de la atención médica recibida.

“Ese convenio funcionó como un impulso para que, cuando no se pudo seguir adelante (con la tarea conjunta) durante el macrismo, se pudiera seguir trabajando no sólo con los expedientes que no se habían logrado trabajar en ese momento, sino con el resto de la documentación que un poco da cuenta de la vida institucional de esos años y hasta el presente para poder trazar esas líneas de continuidad con la tarea actual que lleva adelante CAREF”, resaltó la coordinadora del archivo, que sigue incorporando material.

Uno de los documentos de mayor impacto que encontraron durante el relevamiento fue un expediente acerca de un allanamiento que sufrió CAREF en 1977 que resultó en la detención de 18 exiliados chilenos y uno uruguayo y dos trabajadores de la institución. 
“Esa fue una situación muy traumática. Hubo una fuerte tarea de las iglesias y de la institución para abogar por la liberación de esas personas y la mayoría de ellas, una vez liberadas, fueron trasladadas a otros países”, detalló Liguori. El hecho también provocó cambios en el equipo de CAREF: algunos integrantes tuvieron que exiliarse y otros, por el riesgo que conllevaba el trabajo, optaron por renunciar.
Haber encontrado el expediente que da cuenta del allanamiento, detalló Pais, “viene a reconfirmar los relatos orales que siempre han habido entre quienes estuvieron en ese tiempo en la institución”.

Familia chilena refugiada. 1975

La situación de refugiados y exiliados en Argentina
Las historias y trayectos de quienes tuvieron que huir de la represión pinochetista fueron muy diversos. “Algunos decidieron exiliarse sin acogerse a la figura de refugiado porque consideraban que era ‘ponerse un cartel’ que evidenciaba su condición (y que podía ponerlos en peligro) y otros lo hicieron porque era la única manera que tenían de poder salir. Tenían claro que no había un lugar seguro en la región y que la necesidad de salir era urgente”, afirmó Liguori.

Las políticas respecto a la recepción de refugiados en Argentina fue cambiante. Si bien el gobierno argentino había ratificado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, mantenía una reserva geográfica que indicaba que la protección internacional era solamente para quienes huían de Europa. Pero en 1973, el expresidente Juan Domingo Perón puso en marcha mecanismos paralelos para asistir a los exiliados chilenos, impulsando la creación de la Comisión Coordinadora de Acción Social (CCAS) y que la Dirección Nacional de Migraciones comenzara a trabajar con ACNUR, la Comisión Católica Argentina de Inmigración y CAREF.

Con la muerte de Perón y el ascenso de la Triple A se intensificó la persecución tanto de exiliados como de militantes locales. Las casas de refugio de CAREF estaban en la mira, los directivos de la institución comenzaron a recibir amenazas y en 1975 fue el primer allanamiento en la sede hecho por personas vestidas de civil que buscaban información sobre refugiados chilenos.

“CAREF siempre trabajó a contracorriente porque claramente no había una política de Estado que promoviera la recepción de quienes llegaban como exiliados, sino todo lo contrario. Había una perspectiva más vinculada a la prevención de la subversión, al control y la persecución. Eran esos los momentos donde el Plan Cóndor comenzó a funcionar -sostuvo Liguori-. María Amelia Silva Sosa, chilena ella, fue coordinadora de CAREF durante todo el período de la dictadura y nos comentaba que hasta el 24 de marzo del 76 fue un período de mucha confusión, donde la persecución era evidente pero no estaba claro ni de dónde provenía, ni quiénes eran, ni cómo protegerse. A partir del golpe fue como que algo ‘se acomodó’, donde vos ya sabías con quién estabas lidiando. Eso encuadró la tarea para CAREF y ACNUR, que fue central, porque las salidas a terceros países tenían que hacerse ante el gobierno argentino y del que fuera a recibir a esos refugiados”.

Refugio Gowland. 1976

Un aporte al proceso de memoria, verdad y justicia
Con la recuperación de la democracia en Argentina, la tarea cotidiana de CAREF cambió. “Ese trabajo que se hacía en las sombras comenzó a abrirse. Se empezaban a hacer talleres con mujeres refugiadas, hacer actividades de inserción laboral de refugiados y refugiadas”, dijo Pais.

Durante los ‘80, además, llegó un grupo de trabajadoras sociales argentinas que volvían del exilio y se incorporaron a CAREF, una de ellas fue Violeta Correa, que llegó a ser coordinadora de la institución. “Eso fortaleció el compromiso con los derechos humanos, con los refugiados y todo lo que tiene que ver con la migración”, afirmó Liguori.

La creación del Comité de Elegibilidad para los Refugiados (CEPARE) fue parte de la política del gobierno alfonsinista para asistir a exiliados chilenos, que revierte la reserva geográfica que mantenía Argentina. Recién en 2006 se sanciona la ley nacional de asistencia y protección a los refugiados que, detalló la directora de CAREF, “reconoce con mucha más amplitud el concepto de refugiados, no solo para quienes sufren una persecución individual, sino también relacionado a quienes salen porque su vida corre riesgo de un lugar donde existen graves violaciones a derechos humanos o conflictos generalizados”.

“Lo que notamos es que esta muestra termina siendo un aporte al proceso de memoria, verdad y justicia de Chile en un momento clave del país, que era algo que no esperábamos. Nos parece que, de algún modo, le da sentido en todo este trabajo que vinimos haciendo, a la tarea de asistencia que se brindó en CAREF a 16 mil personas, de las cuales la mayoría eran chilenos, y cómo eso se conecta con el presente -agregó Liguori-. El acta constitutiva de CAREF decía que la institución iba a realizar sus tareas mientras fuera necesario. Y acá estamos”.

Ludmila Ferrer

Licenciada en Comunicación Social (UBA) y periodista. Escribe y edita en Página|12 y El Grito del Sur, donde también coordinó la edición del libro "El Grito del Sur. Diez años de periodismo popular en la Ciudad de la Furia" (2022). Realizó investigación periodística para los libros "Superdios. La construcción de Maradona como santo laico" (Capital Intelectual, 2021) y la reedición actualizada de "La Montonera: Biografía de Norma Arrostito" (Sudamericana, 2022) de Gabriela Saidón. Trabajó como asistente de producción audiovisual y fue redactora en la Agencia de Noticias de la Carrera de Ciencias de la Comunicación,  Anccom.

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