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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

24/11/2022

El espacio de memoria fundado por Chicha Mariani presenta su nueva web

Las dimensiones de un sitio

El 24 de noviembre de 1976 las fuerzas conjuntas atacaron una casa en la calle 30 de la ciudad de La Plata. El saldo inmediato: cinco personas masacradas; una beba robada, Clara Anahí; un padre que sobreviviría pocos meses más; y un barrio bajo el terror de esa especie de bombardeo de guerra. Pero como el tiempo hace su trabajo, hoy se suman nuevas dimensiones de ese saldo: un sitio de memoria que es testimonio vivo del genocidio; una abuela, Chicha Mariani, que gestó historia reciente por sus logros en derechos humanos desde Argentina al mundo; una búsqueda que continúa, la de su nieta Clara Anahí; y desde ahora la importancia de la herencia a nuevas generaciones que ya pueden recorrer esa casa y esa historia desde cualquier lugar del mundo a través de su recorrido 360° y de su nueva web.

“Nos seguimos preguntando:
¿Por qué lo desmedido del ataque? 
¿Por qué a plena luz del día?
¿Por qué no entregaron los cuerpos?
¿Por qué robaron a Clara Anahí? ¿Ella tiene hijxs, nietxs? 
¿Dónde y con quiénes está?
¿Por qué sostienen el pacto de silencio? 
¿Por qué Chicha murió sin encontrarla?
¿Se hereda la búsqueda? 
¿A qué podemos acostumbrarnos?
¿Cómo se cuenta el tiempo?”

El recorrido en 360° de la casa se inicia con preguntas. Allí donde se detuvo el tiempo un 24 de noviembre de 1976, hoy se multiplica en capas que habitan un mismo espacio. En cada habitación sorprende la historia narrada en presente: un poema de Juan Gelman junto a una carta enviada a Italia por Chicha Mariani a su marido músico; un testigo clave del Juicio Circuito Camps junto al testimonio mudo de los limoneros; una foto a color de dos jóvenes uniéndose en matrimonio bajo una lluvia de arroz; y la de una beba sonriente que contradice a la de un cochecito incendiado en blanco y negro. Dimensiones temporales, de sentido, preguntas aún sin respuesta, conviven allí.

Este sitio es una casa que existe, hoy, en La Plata y desde hace años es visitada presencialmente: un equipo de guías cuenta esta historia, habitación por habitación. La casa se conserva como quedó luego de aquel ataque incalculable, testigo del Terrorismo de Estado en un ciudad con la cual se ensañó especialmente, por ser polo industrial pleno de trabajadores, estudiantil, universitario, por concentrar todas las militancias en pocos kilómetros cuadrados.

Clara Anahí y su mamá Diana Teruggi en casa de Chicha, octubre, 1976.

El nombre de este Sitio de Memoria es Casa Mariani Teruggi y lleva los apellidos de la familia que la habitaba, de la beba que secuestraron, de la abuela que fundó Abuelas de Plaza de Mayo y fue su presidenta hasta 1989. Pero más comúnmente se la conoce como “la casa de los conejos”, por el título homónimo de la novela de Laura Alcoba, quien de niña estuvo en la habitación de huéspedes donde ahora funciona la administración de la Asociación Anahí que preserva la casa, sostiene el legado, convoca a nuevas generaciones.

Este último es uno de los principales objetivos de este nuevo sitio virtual. En él todos sus tiempos confluyen. Su punto gravitante: el secuestro de una beba de tres meses, Clara Anahí Mariani Teruggi, que el pasado agosto cumplió 46 años, quizás sin saberlo. 
El sitio tiene cuatro territorios que dialogan: Chicha, la Casa, Clara Anahí y la Asociación. El recorrido virtual en 360° es su punto de encuentro.

Clara Anahí y su papá Daniel Mariani en casa de abuelos Teruggi, 1976.

La casa
Los tags pueden leerse en castellano y en inglés. Un video es el primero del recorrido y recrea el ataque.

Abajo del número 1134 del domicilio una placa anuncia Daniel Mariani, Licenciado en Economía. La rodean agujeros de bala junto al cañonazo de tanqueta que voló la ventana principal que da al dormitorio matrimonial y traspasó tres paredes sin llegar al baño. 
En el garaje permanece estacionada la citroneta en la que cargaban las cajas para repartir los ejemplares recién impresos de Evita Montonera, camuflados por los tarros de escabeche de conejo. Junto a ella, un video muestra a un joven Osvaldo Bayer el día en que se inauguró este espacio de memoria, 23 años después.

Fotografías de Carlos Mamud, retratan en blanco y negro el estado exacto de cada habitación luego del ataque. Son como túneles del tiempo que conviven con los fragmentos de cartas de Chicha Mariani, los videos de algún acto de la Asociación Anahí previos al HD, o el relato del ex conscripto Juan Carlos Elso, testigo clave que hay que agradecerle a la casa, porque en una de sus visitas recordó cómo se la llevaron a Clara Anahí, y muchos años después decidió testimoniarlo en el Juicio Circuito Camps.

Chicha Mariani en la Casa Mariani Teruggi.  Foto: Helen Zout

En el fondo, el galpón quincho muestra el singular mecanismo por el que se accedía a la imprenta oculta de Montoneros. Y todo el recorrido termina en el techo, con estas palabras: 
“Esta Casa es un Espacio de Memoria que relata, desde la voz de nuestro pueblo, la historia reciente de Latinoamérica, continuidad del horror que hemos sufrido desde la colonización hasta hoy. (...) Chicha Mariani supo que debía conservar la Casa como testimonio mientras junto a otras fundaba Abuelas de Plaza de Mayo, el Banco de Datos Genéticos y denunciaba lo ocurrido en todo el mundo. Construyó archivos que permitieron juzgar genocidas y recuperar niñxs, sentó precedente para verlos como crímenes de lesa humanidad.

Recorrer este Sitio, pensarnos en la historia de nuestro pueblo, es una forma de resistencia. Tenemos el deber ético de romper el silencio, de escuchar lo que nos dice esta Casa”.

Chicha de joven pintando.

Chicha 
“Desde un principio pensé en un libro, aunque era y soy consciente que para contar la historia de esta mujer se necesitaría editar una enciclopedia”, confiesa uno de sus biógrafos, Juan Carlos Martínez, en “El último sueño de Chicha. Su historia de lucha en tiempos de dictadura y su gigantesca obra” (Editorial Lumbre, 2021). Apreciación más que atinada.

El video que inicia esta sección intenta lo imposible. Pero al menos repone su voz, esa cadencia que decía verdades con la suavidad del terciopelo, para ser oída por nuevas generaciones.

María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani falleció el 20 de agosto de 2018 a los 94 años sin encontrar a su nieta, y hasta su multitudinario velorio en la sede de la presidencia de la UNLP fue memorable, posible síntesis de la historia reciente. Mientras su cajón era sacado  para el entierro, en la misma avenida eran reprimidos con gases y balas de goma trabajadores del Astillero Río Santiago.

Pintura de Chicha.

Chicha es un personaje gravitante en la historia reciente, sin embargo aún no es reconocido en toda su dimensión. Parece haber saltado fronteras afuera del país, pero puertas adentro su historia se conoce sobre todo en la ciudad de La Plata, y a medias.

Es curioso porque si hay ciencia para acreditar identidad, si hay juicios de lesa humanidad, si hay derecho a la identidad como parte de la Convención de los Derechos del Niñx es resultado de este camino emprendido por las primeras abuelas. Si hay nietxs que recuperaron su identidad, si hay precedente mundial sobre cómo construir memoria, verdad, justicia luego de un genocidio, en gran parte, se lo debemos también a ella.

Artista plástica y docente, su carrera quedó trunca por el horror inimaginable, pero su abordaje artístico sobre los pasos siguientes de un recorrido sin instructivo ni manual, fueron fundantes. Si existen hoy algunas coordenadas es gracias a estas “hormigas en la tormenta”, como ella misma describía a las abuelas.

Chicha en sede de Abuelas con figuras nacionales e internacionales.

En su sección hay retratos de distintos ojos que la captan. Galería de imágenes, detalles de Chicha según cada fotógrafx. Sus biógrafos trazan perfiles de ella, y hay fragmentos de literatura de los más grandes, nombrándola. Sin embargo, una mujer no son solo sus partes, sus aristas, sus perspectivas. Por ello, quizás su legado sea el que la honre y en eso hay arte, es decir su sentido está abierto.

La galería de Chicha como artista plástica puede verse en la subsección “Su arte”, como una novedad para muchos que creen haber visto toda su obra. Y hay un mapa que la muestra por el mundo en su recorrido inagotable a lo largo de exposiciones, conferencias, reuniones, simposios, encuentros con personalidades destacadas del planeta, con un objetivo: buscar a lxs niñxs apropiadxs.

En esta sección también pueden verse algunas de las muchas muñecas que ella traía de cada sitio para el momento en que por fin se encontrase con su nieta, aún niña. Esos objetos, que hoy forman parte de la muestra itinerante “La Búsqueda de Clara Anahí” esperan llegar a ella adulta, o a sus posibles hijxs o nietxs, como tantas historias que su abuela tejió buscándola.

Limonero presentación de la Asociación Anahí, 1999. Foto: Helen Zout

Clara Anahí 
Tu sección está escrita en segunda persona y la pueblan preguntas. Cumplís años cada 12 de agosto. Ese día soltamos un globo al cielo por cada año, con el deseo de encontrarte. Este agosto soltamos 46.

Aquí, encontrarás un álbum de fotos familiares con tus abuelos, primos, tíos. Quiénes fueron tus padres, de dónde vienen tus rasgos, intereses, posibles gustos, afinidades.

Podrás leer las palabras en cartas que atravesaron el océano entre tus abuelos paternos, y el relato de Chicha sobre el día en que naciste.

Quienes te robaron y mataron a tu madre están reseñados en la sección de la Casa, y los juicios que fueron juzgándolos y recabando pruebas sobre lo ocurrido con tu familia, tu identidad y este país, están en la sección de la Asociación Anahí que fundó tu abuela Chicha y sigue en pie con su legado.

La portada de tu sección en el inicio de la web es una beba, esa que fuiste, mirando a una abuela, esa que te buscó. Entre ambas se encuentra esta asociación, esta casa, junto a todo un pueblo, desde donde te seguimos buscando.

Chicha con la foto de su nieta, 18 de febrero, 2016, Foto: Gabriela B. Hernández

La Asociación Anahí
En esta sección contamos quiénes somos, cuándo nacimos, por qué sostenemos esta casa y seguimos buscando a Clara Anahí. Todas cosas que quizás sean la misma con diferentes nombres.

Hoy, creemos que el desafío es narrativo, de sentido, la herencia simbólica para quienes son muy jovencites y han llenado los cines aplaudiendo Argentina, 1985.

Las salas repletas, más allá de las apreciaciones sobre la película, dan cuenta de esta necesidad y posible vacancia. Tenemos el desafío de mostrar, contar, narrar y significar lo sucedido conmoviendo, provocando, traduciendo maneras de decir entre generaciones, tendiendo puentes robustos y bellos; por lxs nietxs que faltan, y porque el pasado es presente en nuestra historia.

En esta sección de la web enlistamos los juicios en los que como Asociación seguimos siendo querella. El uso del gerundio también cabe aquí, porque estos juicios están siendo. Y contamos la historia de la madre y abuela Elsa Pavón, quien además de ser nuestra presidenta fue compañía imprescindible de Chicha y la primera abuela en recuperar a su nieta en democracia y probarlo científicamente. Es decir, que para ella se necesitaría otra enciclopedia.

Acto en conmemoración del nacimiento de Clara Anahí. Foto: Fernando Lospice

El desafío de narrar más de 40 años de historia para varias generaciones que van del vinilo al tiktok o el instagram parecía inalcanzable cuando Leticia Finocchi me propuso sumarme a la Asociación a partir de esta tarea que emprenderíamos juntas. Es decir, nos convocaba a ambas a un sueño necesario si queremos que toda esta historia circule, en las aulas, en los bares, en los clubes, en las casas, en las calles, en las redes, que esté viva y tome nuevas formas.

En este sentido es que la sección “Educación” inicia un pequeño listado de material multimedia y proyecta desarrollar recursos pedagógicos formales y no formales para quienes deseen tomarlos y producirlos.

El mismo sentido por el que convocamos las voces de Carmen Sánchez Viamonte y Lucas Finocchi que llegan con aire fresco desde el universo cultural platense, uno de los más dinámicos y vitales, para guiar sonoramente el recorrido 360°. Quisimos evitar el riesgo de la solemnidad de un museo sin alma: en esta casa hubo y hay vida. Los textos en inglés intentan sortear fronteras idiomáticas, y poco a poco iremos sumando nuevos idiomas y así seguir andando el mundo, como lo hizo Chicha.

Contar con el aporte en la realización audiovisual de Fernando Lospice, quien lleva años en este territorio narrativo desde el Espacio de Memoria ex Esma, es invaluable. Su mirada gran angular aportó integralidad, además de precisión con su arte.

También se acercaron generosamente hijxs y nietxs: Tania Telford, nuestra traductora, es hija de exiliados. Y María Reboredo, nuestra flamante diseñadora de redes, honra su propia historia con belleza y frescura.

Hace casi veinte años publiqué una nota sobre esta casa que, de casualidad, leyó mi padre quien, finalmente, supo cómo habían matado a Gulliver su amigo de la adolescencia: “El tiempo gira y se expande, circular, como ondas en un estanque luego de arrojar una piedra”, las palabras de Elsa Pavón resuenan y llevan al inicio aunque nunca sea igual:
¿Cómo se cuenta el tiempo?
¿A qué podemos acostumbrarnos?
¿Se hereda la búsqueda? 
Aquí estamos, abriendo las puertas y las ventanas. El limonero floreció mientras aireamos la casa para que entre el sol.

Verona Demaestri

Periodista y docente de las universidades nacionales de Quilmes y La Plata donde enseña, y aprende, a leer y escribir. Trabajó en gráfica, radio y TV como realizadora de contenidos, editora, productora, escritora. Fundó las revistas La Pulseada e Indómita, y Radio Estación Sur. Y construyó contenidos para cooperativas de todo el país. A partir de la maternidad fue descubierta por la poesía. Publicó -en coautoría- Desmadre, un libro anfibio sobre este oficio sin tutorial. Publicó, en coautoría, “Textos nómades. Narrativas digitales de un periodismo sin patrón". Es la encargada de los contenidos de comunicación de la Asociación Anahí que lleva adelante el sitio de  memoria Casa Mariani Teruggi.

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