21/10/2022
Entrevista a Estela Carlotto
“La lucha es con amor y en unidad”
Abuelas de Plaza de Mayo cumple 45 años. Su presidenta, Estela Barnes de Carlotto, dialoga sobre la necesidad de defender la democracia ante el avance de las extremas derechas en el mundo, de las estrategias de búsqueda de las nietas y nietos apropiados y de sus sueños vigentes. También habla sobre la película Argentina 1985 y destaca el rol que han tenido la ficción y la cultura en la lucha por memoria, verdad y justicia.
“No me imaginaba para nada estar donde estoy hoy”, dice Estela Barnes de Carlotto, a punto de cumplir 92 años el próximo 22 de octubre. En esa fecha, también se cumplen los 45 años de la institución que lidera: Abuelas de Plaza de Mayo.
Desde su casa en Tolosa recuerda que con su esposo Guido tenían otro proyecto, familiar, de estar con los hijos y con los nietos. Y tuvieron cuatro hijos y vinieron los temores propios de los padres y fueron aprendiendo de sus hijos a medida que crecían.
Esa vida tuvo un quiebre el 26 de noviembre de 1977. La mayor de las hijas del matrimonio, Laura, fue secuestrada en su domicilio en la ciudad de Buenos Aires. Tenía 22 años y estaba embarazada de dos meses y medio. Por testimonios se supo que permaneció detenida en los centros clandestinos “El Casco” y “La Cacha”. El 26 de junio de 1978 dio a luz a su hijo en la maternidad clandestina del Hospital Militar Central Cosme Argerich. Tras el parto, volvió a La Cacha sin su bebé. El 25 de agosto de 1978 fue asesinada.
Luego de conocer que Laura había sido madre, Estela se fue incorporando gradualmente al grupo de Abuelas de Plaza de Mayo. Su consuegra le aconsejó que no hiciera la búsqueda sola y la contactó con Alicia “Licha” Zubasnabar de De la Cuadra, una de las fundadoras de la institución. Sus compañeras se alegraron con su ingreso al grupo, porque como era docente podía colaborar en la escritura de cartas y documentos. “La primera vez que fui a Plaza de Mayo con las Abuelas de La Plata temblaba como una hoja. Había tantos militares, tantos caballos, tantos fusiles. Pero las Abuelas seguían caminando y me decían que no iba a pasar nada, que siguiera, que no tuviera miedo, porque estábamos juntas”, recuerda.
Desde Abuelas dan por fundada la institución el 22 de octubre de 1977. Ese día fue la primera vez que las doce abuelas fundadoras (Estela aún no era parte de la institución) hicieron una gestión en conjunto y de cierta visibilidad ante la visita de Cyrus Vance (el secretario de Estado norteamericano) a la Argentina. Allí todas le entregaron una carta individual reclamando por su situación. “Éramos un grupo de mujeres que nos juntábamos pensando que esa unión entre nosotros se iba a terminar rápido, cuando encontráramos a nuestros hijos y nuestros nietos. ¿Cómo nos íbamos a imaginar en aquellos años que la dictadura tenía un programa tan siniestro, un plan sistemático de horror? Teníamos esperanzas, pensábamos que nuestros hijos habían sido secuestrados para luego ser liberados”, dice Estela.
Desde aquellos años, dedicó su vida a esa institución, que primero se llamó “Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos”. Los periodistas y funcionarios de organismos internacionales les preguntaban qué actividades hacían, y ellas respondían que iban a los juzgados, presentaban hábeas corpus, marchaban a la Plaza de Mayo. “Ah, entonces son las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”, sintetizaban. Así fue el bautismo de Madres y de Abuelas, impuesto por esa gente que las veía en ese lugar tan emblemático como la plaza. Luego de décadas de lucha, Estela logró encontrar a Ignacio, su nieto, en agosto de 2014, en un hecho que tuvo gran repercusión social en la Argentina y en el mundo.
Organismos de Derechos Humanos en reclamo por los detenidos desaparecidos. Foto: Archivo Abuelas de Plaza de Mayo
- ¿Qué sueños tenías cuando eras joven? ¿Te interesaba la actividad social?
- Yo era docente y pensaba en dar clases hasta que tuviera ganas, y no retirarme obligada para buscar a dos generaciones. Si hace cincuenta años atrás me hubiesen dicho que iba a hacer esto me hubiese reído. No me gustaban lo que eran las manifestaciones, los tumultos. Nunca participamos en política y votábamos cuando nos tocaba. Éramos pasivos, no protestábamos cada vez que una dictadura usurpaba el poder. Éramos radicales, pero no salimos a la calle cuando lo sacaron a Arturo Illia. Éramos una generación aplastada por esa crianza con eternas dictaduras y sin un análisis político de la realidad. Tuvimos hijos políticos que nos hicieron pensar. Ellos nos marcaron el cambio. El sueño era estar juntos, ver crecer a nuestros hijos, que se realizaran culturalmente, y no que viniera una dictadura a llevárselos y matarlos. O que sufrieran el exilio.
- En una entrevista que realizamos en 2010, respondiste que tu sueño era encontrar a tu nieto, seguir encontrando nietos con las Abuelas y, desde ese lugar, seguir ayudando a consolidar la democracia. En agosto de 2014 lograste encontrar a tu nieto Ignacio. ¿Cuáles son hoy tus sueños?
- Sigo con los mismos propósitos, aunque haya felizmente logrado encontrar a mi nieto. Seguimos buscando a todas las nietas y los nietos que nos faltan, que estimamos que son cerca de 300 jóvenes que hoy viven sin conocer su verdadera identidad. Y también seguimos peleando por consolidar nuestra democracia, por lograr la prosperidad y el cumplimiento de los derechos para todo nuestro pueblo. Tenemos que cuidar nuestra democracia a ultranza. Los peligros están, aunque no hay que vivir asustados. Simplemente hay que saber quién es quién. Y seguir sosteniendo estas banderas de verdad, justicia y memoria. Hoy Abuelas hemos quedado pocas, y por eso comenzamos una renovación en nuestra asociación y modificamos nuestro estatuto, para incorporar a aquellas nietas y nietos que hemos encontrado y que hoy están muy bien preparados para continuar nuestra lucha. Hoy en Abuelas conviven las dos edades, pero estamos muy tranquilas, porque son jóvenes muy preparados y serios, muy comprometidos y solidarios.
- ¿Cómo se da en la práctica esa convivencia intergeneracional?
Las relaciones con nuestros nietos son excelentes, ellos nos están representando cuando nosotras no podemos hacerlo, por la edad, por el cansancio, o porque son viajes extensos al exterior. Es la triste realidad, quedamos pocas, y tenemos que estar acompañadas por jóvenes. Pero seguimos luchando, ahora en esta democracia que es la más extensa de la historia argentina, y que tenemos que cuidar, respetar y proteger, porque en los últimos años vemos en todo el mundo el avance de una derecha muy extrema. Estamos con mucha preocupación, porque el año que viene tenemos que renovar las autoridades en el gobierno nacional. Hay tanto que avanzar y corregir en el sistema de justicia, en la protección de los derechos humanos, en términos de igualdad y del respeto al otro. Pero tenemos mucha confianza. Este es un gobierno electo por el pueblo, al que hay que acompañar en lo que haga bien y llamar a la reflexión si nos parece que hay desaciertos, porque el pueblo es soberano. Tenemos que alentar por el derecho a la educación y la salud, que son fundamentales. Y bregar por el respeto al otro, que es aquello que las derechas extremas están lesionando en todo el mundo. La nueva primera ministra de Italia, por ejemplo, es una mujer ultraderechista, pero es claro que hay una ofensiva en muchos países. El mundo está conflictivo y conflictuado, con guerras y amenazas nucleares, son luchas por el poder global, muy inhumanas. Estuvimos muy recluidas por la pandemia en los últimos años, pero ni bien nos permitan, vamos a empezar a concurrir a los organismos internacionales, llevando nuestra presencia en solidaridad de los países que más sufren, como a nosotras tanto nos acompañaron cuarenta años atrás.
Estela Carlotto, Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
- ¿Cuál es la mejor estrategia para enfrentar el crecimiento de las extremas derechas, de los discursos negacionistas?
Creo que la mejor estrategia es dar el ejemplo. Con las Abuelas construimos una estrategia de lucha basada en la paz y el amor, que no son palabras, son acciones que tienen que estar en nuestros corazones. Pasa por entender que, más allá de los debates y diferencias queson siempre necesarios, todos somos habitantes del mismo país, del mismo mundo, y tenemos los mismos derechos. Acá no puede haber hijos y entenados, tenemos que estar cerca de quienes más lo necesitan, de los más golpeados, que son quienes viven en la pobreza. En un país como Argentina, en el que una tira una semilla y crecen frutos en los campos, no puede haber hambre. Hoy vemos la solidaridad de los pobres con los pobres. La riqueza se ha concentrado, y los ricos siempre quieren más, no hay solidaridad de los ricos con los pobres. No se puede seguir viviendo con estas problemáticas tan graves. Pero insisto en que el mejor ejemplo es la lucha en paz y con amor.
- En las últimas semanas se estrenó Argentina.1985, que generó gran repercusión en la crítica y en el público. ¿Cuál es su opinión de la película?
- Tuvimos una proyección especial para los organismos de derechos humanos y, sin dudas, es una obra magnífica. En cierta forma, volvimos al pasado, reconociéndonos en ese pasado. Para quienes participamos y vivimos ese juicio, el Nunca Más son palabras claves. Fue muy fuerte ver la foto de mi hija Laura, reconocer mi voz en la película hablando del derecho a la verdad y la justicia. Entendimos los riesgos que corrió el fiscal Julio César Strassera, que en ese momento no conocíamos, porque fue un momento muy difícil, de mucho recelo, porque si bien había regresado la democracia, muchas cosas de la dictadura estaban muy vigentes. Y fue un juicio cerrado, al que podíamos asistir pocas personas, cuando declarábamos y en pocos momentos más. La película pone de relieve la valentía de Strassera, de Luis Moreno Ocampo, ante todos los riesgos que corrieron. También muestra que cuando un pueblo lucha, consigue la verdad y la justicia. Aún seguimos con los juicios de lesa humanidad. Es muy importante recordar ese Nunca Más que marcó al Juicio a las Juntas y cómo pudimos construir este periodo democrático que es el más extenso de nuestra historia.
Estela y Guido Montoya Carlotto, su nieto recuperado.
- ¿Cuál ha sido el rol de la ficción, de la cultura, en la lucha de Abuelas?
- Sí, nos ha favorecido mucho, tanto las reconstrucciones periodísticas y documentales como las ficciones. Son una gran posibilidad para dar a conocer nuestro trabajo a todo el pueblo, porque son una forma de llegar de manera masiva y que las nuevas generaciones conozcan la historia de nuestro país. Como veníamos hablando, hoy estamos en riesgo por los avances de estas derechas extremas, y por eso es tan importante seguir difundiendo todas las luchas por los derechos humanos que se dieron en todo el mundo, porque algunos hoy fomentan el odio, y otros tienen un gran desconocimiento acerca de qué sucedió en la Argentina. El odio es un sentimiento muy negro; y el desconocimiento también puede ser dañino, inconscientemente. Siempre tiene que haber reclamos y disidencias, pero lo que no puede ocurrir nunca es la degradación del otro, es algo que nunca hicimos los organismos de derechos humanos. Así que hay mucho por hacer, mucho por aportar desde la cultura, desde la ficción, como lo hace ahora la película Argentina.1985, y como lo han hecho antes tantas películas, músicos, artistas, todo el gran trabajo que se viene haciendo desde Teatro por la Identidad.
- ¿Cuál es el mensaje de Abuelas por estos 45 años de lucha?
- Uy, 45 años es tanto tiempo, tenemos tanto por decir. Necesitamos acercarnos a la juventud, que son el presente y el futuro, que son quienes continuarán nuestra búsqueda. En estos años logramos encontrar 130 nietas y nietos, nos faltan aún más de trescientos. Hay tantas cosas que perturbaron la democracia, pero logramos sostenerla. Las juventudes deben saber que el camino es estar hermanados con el otro, que hay que ayudar a los demás, porque cuando lo necesiten, ellos también van a recibir esa ayuda que brindaron. Así que es muy importante comprender que la lucha es con amor, que tenemos que estar unidos, porque todos tenemos derechos a vivir en dignidad.
Manuel Barrientos
Es periodista y licenciado en Comunicación de la UBA. Docente universitario, fue coordinador de Prensa y Comunicación del Ente Público Espacio Memoria.
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