14/09/2022
Los testimonios y sus interpretaciones
Víctimas y testigos: su palabra en primer plano
Narrada en primera persona, esta experiencia de acompañamiento en los estrados judiciales a víctimas del terrorismo de Estado interroga sobre los modos en que las palabras son escuchadas y codificadas por las instituciones y propone una necesaria reflexión sobre el valor de respetar los contextos culturales y sociolingüísticos de quienes testimonian para dimensionar el completo sentido de sus palabras.
En 2008 se iniciaron los juicios por delitos de lesa humanidad y, con ellos, la presencia del dispositivo de acompañamiento a víctimas testigos al que me incorporé desde su comienzo. El pueblo de Tucumán, como el de muchas otras provincias, ha transitado las complejidades derivadas de una realidad muy diferente a la de Buenos Aires y a la de las grandes ciudades del país, también en las formas que asumió el terrorismo de Estado, sobre todo para con su población rural más desprotegida.
En esa línea, antes de mencionar mi experiencia como acompañante de víctimas testigos, creí conveniente hacer algunas consideraciones sobre mi provincia y mi lugar de enunciación. Pensé que sería interesante iniciar estos renglones que acerco a ustedes, lectores, hablando desde este lugar geográfico que se evoca siempre como el territorio más pequeño y más densamente poblado de nuestra Argentina, en el que se declaró la independencia allá por 1816, que vio nacer a ciudadanos ilustres como Julio Argentino Roca y también a Bernardo de Monteagudo (al que se suele conocer menos, ignorándolo muchas veces en su verdadera y profunda dimensión en la enseñanza escolar de nuestra historia). Y muy pocos recuerdan que en esta tierra tucumana, el 17 de octubre de 1945 aconteció el 16, sin los medios tecnológicos actuales, sin redes, solo con la información: "Juan Domingo Perón está detenido". Las manifestaciones aquí comenzaron 24 horas antes que en la Capital.
En una provincia con una fuerte industria de base agrícola como Tucumán, ese 17 de octubre adelantado no fue casualidad. La crisis orgánica que se desarrolló en la década de 1930, las luchas de la clase obrera y los sectores medios de los partidos políticos como FORJA, los radicales yrygoyenistas y, hacia 1945, la gestación de una nueva clase obrera receptora del Estatuto del Peón, el Fuero del Trabajo, las comisiones internas de fábrica, entre otros logros conforman -también en Tucumán como lo muestra Ana Jemio- una historia política con presencia de luchas populares con la construcción de niveles de unidad de los sectores subalternos que se articulan mayoritariamente con el peronismo[1].
Nuevos acontecimientos, sin embargo, ocurrieron en la provincia en 1966: llegó a la presidencia de facto del país Juan Carlos Onganía, quien pretendía gobernar por varios años. Su Ministro de Economía, Néstor Salimei, cerró 11 de los 27 ingenios azucareros, tarea coordinada por el entonces Jefe del regimiento 19 de Infantería Antonio Domingo Bussi, con el fin, entre otros, de provocar la transferencia de producción azucarera a los ingenios de las provincias de Salta y Jujuy. Aconteció el éxodo de miles de tucumanos a los cordones de las villas de Buenos Aires y de Rosario, produciendo por un lado la desaparición de pueblos enteros que quedaron sin habitantes y, por otro, para los exiguos tucumanos que no partieron, nuevas formas de lucha y resistencia como así también la profundización de la pobreza y la miseria.
En ese entorno de hostilidad creciente, las expresiones del arte se hicieron presentes en el "Tucumán Arde" que, aunque iniciados por grupos de vanguardia de Rosario, se mostró entre nosotros y fue acompañado por plásticos tucumanos, "Testimonios del Azúcar", apoyados por la Federación Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA), plasmadas en las geniales imágenes del cineasta ya fallecido Gerardo Vallejo[2] nos permiten evocar la sociedad tucumana de la época con su pueblo expresando de diferentes formas y maneras lo que estaba sucediendo. Quisiera mencionar además, a riesgo de olvidar algún nombre, la poesía de Francisco Pancho Galindez y la música de Miguel Ángel Estrella (ambos ya iniciaron su último viaje), integrantes del "jardín ardiente ", como lo denomina Fabiola Orquera, que estuvieron siempre presentes.
Adviene el golpe de Estado, el terrorismo de Estado, cuyo inicio aparece en los textos el 24 de marzo de 1976. Sin embargo como bien señala Silvia Sandoval, en Tucumán comienza en el mes de febrero de 1975 con el llamado “Operativo Independencia”. El mismo militarizó la provincia, inaugurando el primer centro clandestino de detención, “La Escuelita de Famaillá", que recién en 2015 pudo constituirse como Espacio para la Memoria y la promoción de los Derechos Humanos. Lo que sucedió en el Operativo Independencia no se difunde y casi no se conoce.[3]
Cabe recordar que el genocida Antonio Domingo Bussi declaró en el primer juicio por delitos de lesa humanidad, en 2008, que en Tucumán había alrededor de 200 centros clandestinos de detención, constituyéndose este pequeño territorio donde se inicia el genocidio del terrorismo de Estado. El Operativo Independencia -verdadera operación de caza y exterminio de poblaciones rurales inermes, según lo ya aplicado en Vietnam por el Ejército norteamericano y en Argelia por los franceses- instaló el terror para poder desarrollar el plan económico acallando y reduciendo la resistencia, pero con una particularidad siniestra en Tucumán: aquí se hizo esta tarea con tanta eficacia que años más tarde, ya en democracia, el genocida Bussi fue electo gobernador de la provincia.
La escuelita de Famaillá / Fernando Lospice. Espacio Memoria y Derechos Humanos
Los juicios y el acompañamiento a víctimas testigos
Cuando en 2008 se iniciaron los juicios por delitos de Lesa Humanidad, y con ellos el dispositivo de Acompañamiento a víctimas testigos, se nuclea un conjunto de profesionales en el que me incorporo desde el comienzo[4].
En septiembre de 2012 se constituye en Tucumán el Equipo Interinstitucional de Acompañamiento Psicológico y nuestra tarea en los juicios (y la menciono en plural por que no puede realizarse en soledad) fue definiendo mejor su encuadre, características, condiciones y aportes para que en cada acto de justicia con su singularidad, pudiera aportar a cada víctima testigo las herramientas para que realice su testimonio en las mejores condiciones subjetivas posibles.
Comenzamos así nuestra tarea de acompañamiento, transitamos supervisiones, capacitaciones, discusiones, intercambios: el equipo se conformó como un verdadero grupo y en los años de la pandemia, la virtualidad nos permitió conectarnos con los colegas integrantes de los equipos de todo nuestro territorio, de lo que hablaré más adelante.
El primer desafío personal y como equipo fue dimensionar el tremendo trabajo que supone testimoniar: que "se crea en su palabra, en su memoria traumática...con las dudas con el temor de olvidarse de algo o de alguien...Memoria plena de recuerdos y olvidos, que no son reminiscencias, sino reviviscencias", al decir de Ana Berezin en el postfacio del texto de Mariana Wikinski[5].
Que “para poder dar testimonio de una situación traumática es preciso poder NARRARLA[6]” que es "por eso que se puede pensar que a las víctimas de la dictadura, participar como testigos en los juicios por crímenes de lesa humanidad les puede permitir apropiarse de esa experiencias y en eses sentido el ACTO DE TESTIMONIAR puede tener efectos subjetivos positivos”. "Que hay un valor objetivo en dar testimonio. Los testimonios son el sustento de los juicios, incluso de los fallos, pero también existe un valor subjetivo en el hecho de testimoniar: alivianar la carga de años de relatos contenidos, de detalles hilvanados y guardados en la memoria individual".
Que "al testimoniar ante los jueces, fiscales, ante los mismos delincuentes que se está acusando, se alivia el peso de lo estigmático de lo no resuelto. Testimoniar es dejar de estar solo".[7]
En síntesis que "nada puede volver a ser como era antes o podrá haber sido....cuando se lo llevaron...pero esto sí que ayuda" (diálogo con un testigo a la salida de una audiencia).
Desde los inicios del acompañamiento cada palabra dicha a la Memoria, a la Verdad a acercarse a la Justicia. La información transmitida cobra tal importancia que cada juicio se iniciaba con la exposición de algún especialista que contextualizaba los acontecimientos, proporcionando así el marco general, la información necesaria para poder com-prender (a-prender con sentido) lo que se escucharía posteriormente.
La escuelita de Famaillá / Fernando Lospice. Espacio Memoria y Derechos Humanos
Dos breves ejemplos
Situaciones como éstas por conflictos en los usos del lenguaje se reiteran en el desarrollo de los testimonios, durante los juicios.
1) Acompaño a una Víctima Testigo en el juicio Operativo Independencia. En éste juicio, las modalidades del lenguaje, la lengua natural perteneciente a los pueblos rurales ocupados militarmente (a los que me referí al comienzo), los cronolectos que refieren a oficios actualmente inexistentes, el conjunto de los significantes, podemos reconocerlos como "conceptos sociolingüísticos", según la conocida definición de Greimas y J. Courtes[8].
Lugar: Sala de audiencias del Tribunal Oral Federal
Víctima Testigo: "Los uniformados entraban a nuestras casas en la noche, cuando estábamos durmiendo, cuando yo los sentí llegar salí DISPARANDO..."
Abogado de la Defensa: (interrumpiendo)"Entonces estaban armados!!!"
Víctima Testigo. "No, disparando, disparando (reitera). Corriendo (aclara en tono imperativo).
Entrevisté a una Víctima Testigo que venía de una zona rural, al que correspondía abonar el gasto en ómnibus, le pido no olvide traer su documento en el que está su domicilio y una fotocopia de éste.
Víctima testigo: ¿Qué es una fotocopia?
Lo resolví diciendo que “traiga su documento” y al día siguiente lo acompañé a sacar la fotocopia en un kiosco cercano a TOF y le dije "esto es una fotocopia".
Las herramientas con las que comencé a trabajar éstas situaciones fueron mis lecturas tempranas vinculadas a la lingüística de Ferdinand de Saussure, sus seguidores y los nuevos desarrollos, pero también de Paulo Freire con su concepto de "dialógico" referido al concepto de enseñanza (señas!) y el de "vínculo dado por el Dr. Enrique Pichón Riviére en el que menciona conceptos de comunicación y aprendizaje, como así también los aportes de Emilia Ferreyro al aprendizaje de la lectura y escritura: se aprende a escribir de acuerdo a como se habla.
Cabe aclarar que mi camino profesional se realizó en la docencia y por eso fueron éstas las primeras herramientas a las que apelé para reconocer al sujeto hablante a quien acompañamos en cada juicio, en cada audiencia, en un TOF integrado por jueces no siempre de estas zonas, que además utilizan un lenguaje jurídico formal.
Otra Víctima Testigo al iniciar su testimonio:
El TOF le ordena que diga su nombre y trabajo.
Víctima testigos: (dice su nombre). Y trabajo: pelador.
TOF: ¿Cómo pelador?
Víctima testigo: Sí! Pelador (hacía referencia a "pelar "caña de azúcar)
Cada una de éstas acciones en los distintos juicios está video grabada: pero, ¿cómo se escuchó?, ¿qué fue escuchado/entendido? y sobre todo, ¿cómo se leerán estos registros no solo ahora sino dentro de unos años?
Movilización en Tucumán en el inicio de un juicio por delitos de lesa humanidad / Fernando Lospice. Espacio Memoria y Derechos Humanos
De la traducción a la interpretación de la palabra del testigo
Aparecen múltiples interrogantes por las características con que se dio el terrorismo de Estado en nuestros lugares.
El pertenecer al Equipo Interinstitucional de Acompañamiento Psicológico posibilitó en los distintos intercambios, búsquedas in-certezas, tratar de acercar, pensar algunas respuestas que se fueron enriqueciendo con los contactos con equipos de acompañamiento de otras provincias de nuestro país.
Así en este año 2022 se llevó a cabo un juicio presencial y virtual, en el que participó el Equipo de Acompañamiento de la Provincia del Chaco. Colegas que trabajaban en los juicios por delitos de lesa humanidad participaron en éste que fue sobre la verdad, por la masacre de Napalpí ocurrida hace nada menos que 98 años y sienta un precedente histórico al ser declarado como delito de lesa humanidad.
Como es sabido, esta masacre es una de las mayores masacres realizadas por el Estado en una comunidad originaria: 500 miembros de la comunidad Qom y Moqoit fueron asesinados en el marco de una huelga que acontecía por las condiciones inhumanas a los que eran sometidos en la cosecha de algodón.
Al presenciar, gracias a la tecnología, las distintas audiencias comencé a plantearme nuevos interrogantes a la tarea que realizamos desde aquí[10].
En el juicio de Napalpí no existen sobrevivientes, sí miembros de la comunidad, nietas, nietos, quienes habían escuchado por transmisión oral lo acontecido, aunque el impacto producido por la masacre instaló un profundo miedo, produciendo el silencio en la comunidad (“de eso no se habla'').
El juicio se desarrolló en el mismo pueblo y las entrevistas previas como todo lo realizado por los colegas fue excelente, supieron escuchar y tramitar las exigencias de los habitantes de la comunidad: decir su testimonio en su lengua original.
Esta solicitud planteó la realidad, hizo aparecer lo real, hay palabras intraducibles. Debían ser dichas en su "ritmo", con su tiempo con sus intervalos.
¿Cómo acceder a la traducción del testimonio? ¿Cómo acceder a la verdad? ¿Cómo lo dicho por los y las testigos podía convertirse en algo equivalente en la lengua impuesta dominante? En su lengua originaria, la comunidad no tiene palabras como "matanza" o "genocidio".
La respuesta se dio por la propuesta de los mismos testigos: el testimonio debía ser interpretado por alguien de confianza. Inter-pretar pretende mostrarnos un puente; se podrá así reconocer no solo la fuerza de la palabra sino el silencio.
Lo dicho es necesario escucharlo y debe haber alguien que pueda hacerlo, como nos dice siempre Luisa Vivanco, y dar un verdadero lugar a lo que se dice.
Movilización en Tucumán en el inicio de un juicio por delitos de lesa humanidad / Fernando Lospice. Espacio Memoria y Derechos Humanos
Para cerrar estas reflexiones (siempre "haciéndose…”)
Hasta aquí como integrante del Equipo interinstitucional de Acompañamiento Psicológico solo puedo tener una certeza: hay que dar lugar a la palabra y junto a ella preguntarnos siempre dentro de cada enunciado. A interrogarnos a recuperar significados a veces reprimidos a "desarmar" cada expresión a intentar establecer puentes entre formas de lenguaje que dicen el mundo de manera diferente , subalternizando al otro siempre desprovisto frente al poder.
Por todo esto para concluir tomo algo del humor en las palabras del querido Roberto Fontanarrosa en su discurso en Rosario: en el Congreso Internacional de la Lengua Española, mencionó las "buenas" y "malas" palabras de la sonoridad, de la contextura física en que palabras que son irremplazables, y no debemos dejar de escucharlas, agregó.
Movilización en Tucumán en el inicio de un juicio por delitos de lesa humanidad / Fernando Lospice. Espacio Memoria y Derechos Humanos
Recurro por último a Ivonne Bordelois: "El lenguaje no es un mero instrumento de comunicación, es un cimiento solidario. Una visión del mundo que nos conduce a lo más íntimo y preciado de nosotros". Contra el embate de las fuerzas que impiden nuestro nexo con el lenguaje del que surgen la crítica, el jubileo y el contacto más profundo con los otros y con nosotros mismos...una nueva conciencia ecológica".[9]
En relación al rescate de la palabra de las Víctimas Testigos: a estar alertas.
Audiencia de juicio por delitos de lesa humanidad en Tucumán /Fernando Lospice. Espacio Memoria y Derechos Humanos
Stella "Pila" Garbarino
Pila es psicóloga, oriunda de Tucumán. Se vinculó con los movimientos de la Teología de la Liberación y la Iglesia del Tercer mundo (Cristianuchis). En 1973- 1974 fue directora de Canal Diez de Tucumán y trajo a Gerardo Vallejos, Miguel Ángel Estrella y otros artistas- militantes a reorganizar la programación. Después de recibir amenazas por esa actividad se exilia primero a Panamá, luego a México, Cuba y Madrid, desde allá se vincula con organismos de denuncia de DDHH. Regresa a Tucumán en el año 90. Desde la apertura de los Juicios de lesa humanidad colabora como psicóloga del equipo de acompañamiento a testigos.
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Notas
[1] Ver Ana Sofía Jemio Tras las huellas del terror, Editorial Prometeo 2021 Buenos Aires
[2]Integrante del Grupo Cine Liberación Junto a Octavio Gettino, Fernando Pino Solanas
[3] La Lic. Silvia Sandoval coordina desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia el Equipo Interinstitucional en los juicios por delitos de Lesa Humanidad. Estas son sus reflexiones, que corresponden a su trabajo (inédito) Violencia de Estado y reparación integral.
[4] Más información en: Acompañamiento a Testigos en los Juicios por delitos de Lesa Humanidad Primeras Experiencias. Sec. de Derehos Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos 2009 Buenos Aires.
[5] Wikinski , Mariana. El trabajo del testigo Ediciones La Cobra Buenos Aires 2016 pag, 144
[6] Gutiérrez, Carlos, Noailles, Gervasio comp. Destinos del testimonio: víctima, autor, silencio en pag, 31 Editorial Letra Viva Buenos Aires 2014 206 páginas
[7] Ángela Urondo Raboy ¿Quién te crees que sos? Capital intelectual Bs As 2012 pag. 248 y 255
[8] A, Greimas y J, Courtes Semiótica Diccionario Editorial Gredos Madrid 1979
[9] Bordelois, Ivonne El país que nos habla, Editorial Sudamericana , página 23 2006
[10] El diario Página 12 de Buenos Aires informó en distintos artículos sobre este Juicio (19 y 20/4; 10,11,12/5/2022)
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