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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

24/06/2022

A 100 años de su natalicio

Malvinas desde Kusch. Memoria, arte y soberanía

Hace 100 años nacía uno de nuestros pensadores más originales y disruptivos, Gunter Rodolfo Kusch y hace 40 años Argentina recupera transitoriamente la soberanía en el Atlántico sur. El vínculo existente entre la fecundidad de su pensamiento y la recuperación territorial no se reduce a mera coincidencia cronológica. A través del recorrido de la Colección Malvinas es porque está desde el enfoque Geocultural propuesto por Kusch es posible reconocer la geografía profunda que “no se ve ni se toca...pero pesa” y que constituye uno de los núcleos más potentes de nuestra cultura popular.

 “[…] si en los sectores populares se dice algo, en el sector culto se dice cómo. Esto no implica una división sino más bien una falsa elección de dos elementos que se correlacionan. Es natural que haya correlativamente un algo y un cómo en el decir, pero no es natural que ambos se distancien y se sobrevalore el cómo sobre el algo.  […] El pensamiento popular constituye antes que todo una situación óntica cristalizada en una afirmación ética".

Rodolfo Kusch, Geocultura del hombre americano.

"Nada dura doscientos años si no está sostenido en la comunidad, ese flujo constante de vida que da continuidad a lo que somos, cada vez, a cada instante. El sujeto de la historia no podría ser entonces “el general borracho”. Pero tampoco el político, el profesor, el periodista, el funcionario, el dirigente o el militante. Ni siquiera el ex combatiente es ese sujeto histórico (...) Es simple y al mismo tiempo misterioso: el sujeto de la Causa de Malvinas es el pueblo. Han marchado sobre sus hombros todos aquellos que, a cada momento, tomaron y toman parte en esa lucha”[1].

Julio Cardoso, La posguerra como campo de batalla.

En el presente año coinciden dos aniversarios. Un 25 de junio de 1922, nace el gran Gunter Rodolfo Kusch - uno de los pensadores más originales y disruptivos del pensamiento nacional-latinoamericano- y el 2 de abril de 1982, hace 40 años, Argentina recupera transitoriamente las islas Malvinas. El vínculo existente entre la fecundidad de su pensamiento seminal y la recuperación territorial no se reduce a la mera coincidencia signada por los años redondos.

La obra de Kusch,  considerado por los cenáculos de cultura oficial como un  “pensador maldito”, fue silenciada e invisibilizada  en los ámbitos académicos durante décadas, tendencia que últimamente comienza -con justicia- a revertirse aunque aún no ocupa el lugar que merece en aulas y claustros. La Causa Malvinas comparte con nuestro pensador la calificación por parte de las elites de producción simbólica de “hecho maldito” de la cultura, la historia - y la geografía- argentina.

Los 40 años de la guerra de Malvinas permiten complejizar y  restituir la riqueza de los acontecimientos de 1982 cuyo sentido fue reducido durante los largos años de  posguerra “a los delirios de un general borracho con dos whiskies de más” dentro de los márgenes estrechos de la llamada Desmalvinización[2]. ¿Pero qué es aquello que tiene el territorio malvinero que merece deshacerse o desandarse?

Fernando Cangiano, veterano de guerra, psicólogo y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA afirma desde la tradición jauretcheana que una de las zonceras desmalvinizadoras[3] principales consiste en deshistorizar el conflicto bélico de 1982 al restringir el análisis a la coyuntura de ese año desvinculandolo  de más de 200 años de lucha contra el imperio británico cuyos antecedentes se remontan incluso antes de las invasiones inglesas de 1806 y 1807[4]. De la misma manera, dado que no hay tiempo sin espacio y que todo presente es ante todo una presencia, a la deshistorización del conflicto le corresponde su “desgeografización”, que reduce el motivo de la disputa a “dos islitas” y las asume -únicamente- en relación a la “esfera doméstica” de la política argentina, como si los intereses estratégicos de las potencias mundiales no tuvieran entidad o se hubieran “mágicamente” diluído en las aguas del atlántico sur. Como si algo de la geografía profunda de las islas per se (aquella que no se reduce a la crasa materialidad del espacio físico ni a la escala local como únicas vías de análisis) merezca des-sustanciarse. 

Sin embargo, y a pesar de esa matriz interpretativa dominante,  Malvinas es uno de los núcleos más potentes de nuestra cultura popular. Desde las categorías del racionalismo abstracto universal ese “torrente abisal” suele ser confinado a simple “verdurita” epistemológica, puro epifenómeno o mero pintoresquismo cuando no aberración de sentido. La acción popular es concebida exclusivamente como  “objeto de manipulación” antes que sujeto activo de la historia, del presente y de nuestro futuro[5]. Su fuerza movilizadora y su potencial transformador inquieta y perturba al estatus quo neocolonial dominante. A esa desmalvinización “por arriba” le corresponde  una vívida e incesante  remalvinización “desde abajo”. ¿Esto quiere decir que el pueblo apoyó a una dictadura genocida a través de su defensa inquebrantable de la Causa Malvinas? tal como reza uno de los principales postulados desmalvinizadores que ha tenido efectos funestos en el sentir y en la dignidad de veteranos y familiares de caídos. De ninguna manera, Malvinas es una causa justa que fue conducida en 1982 por un gobierno ilegítimo y criminal.

Esta distinción nodal - principal obstáculo ético y epistémico a desanudar-  no la definió ningún experto, dirigente o funcionario, ni siquiera las propias organizaciones de veteranos sino la acción popular efectiva que en las plazas y en las islas, transformó en acto, cómo suelen definir los pueblos -no retóricamente- la decisión espuria de la Junta militar de consolidarse en el poder en gesta patriótica y antiimperialista. ¿O cómo se explica sino el hecho que el propio Daniel Ortega y el mismísimo Fidel Castro ofrecieran armas y voluntarios para combatir en las islas en defensa de los derechos soberanos argentinos? ¿Qué es lo que ese territorio tiene que subvierte y trastoca todo marco ideo/lógico en su búsqueda de domesticar lo real a través de lo racional?

Malvinas desde Kusch. El pueblo como sujeto.

Kusch se dedicó en trabajos como La seducción de la barbarie (1953), América profunda (1962), La negación del pensamiento indígena y popular, Geocultura del hombre americano (1976), Esbozo para una filosofía latinoamericana (1978) al estudio del pensamiento indígena y popular americano asumido como basamento de su reflexión filosófica. Kusch interpela a la academia y la cultura oficial con una dialéctica interior no solo ligada  a lo social y lo conceptual en sí sino abierta a lo mítico y lo sagrado. Como dice Graciela Maturo, otra notable pensadora, su magisterio trasciende lo libresco y se convierte en enseñanza vital donde “el ilustrado aprende del humilde”.

Frente al orgullo del intelectual de occidente matrizado en la escuela universitaria, Kusch postula que  ningún filosofar genuino en américa puede prescindir del pueblo como sujeto, siempre incorporado a regañadientes o de manera tangencial en las categorías y modos del racionalismo dominante. Afirma Kusch,”la pulcritud del atuendo universitario” está fundada en el miedo, en  el miedo de estar a la intemperie, arrojado en el acá del mundo.  El miedo a lo propiamente americano que no es otra cosa que el desgarro existencial constitutivo de nuestra condición (neo) colonial fundante y dramáticamente vigente.

Kusch habla del nosotros-pueblo y lo posiciona como fundamento seminal para una reformulación del proyecto político y cultural argentino. Una suerte de ontología americana que es una  matriz resistente capaz de remedar los efectos nocivos de la subjetividad colonizada y el estilo de vida volcado hacia “el afán de ser alguien” dentro del “patio de objetos” que la sociedad de consumo nos conmina.

La indagación filosófica kuscheana recupera el fondo sapiencial de la cultura popular que no puede pensarse de manera abstracta  sino desde el  “arraigo necesario que toda cultura debe tener”. Sin suelo no hay arraigo y sin arraigo no hay sentido, ni por lo tanto cultura. Así , toda cultura es , en rigor, geocultura. Y los espacios geográficos son, o pueden devenir en, espacios existenciales.

Kusch despliega su pensamiento americano en relación de pertenencia al suelo común, desde un genuino pensar situado que al bucear el horizonte viviente del símbolo se encuentra con el pueblo. Kusch basa toda su filosofía en el estar y no en el ser, a diferencia de la filosofía europea asentada en la búsqueda de la identidad[6]. Un pensar donde el estar (americano) fagocita al ser (europeo).

Rodolfo Kusch escribió además varias obras teatrales y una amplia colección de artículos y conferencias sobre estética americana. El tango fue uno de sus temas predilectos. Su atención filosófica hacia la singularidad del arte se asienta en la experiencia intransferible de la creación y en una relación fenomenológica con los lenguajes simbólicos[7]. El arte es juego, riesgo y en el fondo símbolo. Y Malvinas, en tanto símbolo, desborda todo territorio que - sin embargo- es inteligible sólo a través de él.

Malvinas es porque está

Virgen de Malvinas. Acrílico sobre tela. 2014. 150 x 180 cm.

A continuación, recorreremos la Colección de arte plásticas Malvinas es porque está[8] del grupo de muralistas América en Colores, presentada en sala Foyer de la sede de la Cancillería argentina entre el 8 y el 29 de abril de 2022, en el marco de las iniciativas por los 40 años de la Guerra de Malvinas a través de las categorías propuestas por Rodolfo Kusch en su libro Geocultura del hombre americano[9]. Un horizonte reflexivo guiado por una razón geopoética o geopolítica existencial que es indisociable del suelo, la comunidad y el paisaje del que venimos y somos parte.

La fecundidad de ambas creaciones - la obra de Kusch y la presente colección-  nos permite disponer de las claves analíticas, éticas, estéticas y  filosóficas para dar cauce, palabras y sentido a aquel “sentimiento abisal” que nos constituye como pueblo a través de la Causa Malvinas. 

La potencia geopoética de la Colección  -más poderosa que la razón crítica al llegar allí donde el concepto no alcanza-  se impone al recrear un espacio temporal y existencial ( donde “ayer, hoy era mañana”)  que conforma un universo plástico y valórico de intensa movilización visual y afectiva. Un horizonte sensorial verdaderamente “universal” en la medida que solo es posible alcanzar esa totalidad a condición de estar  “prendido al suelo”. En efecto, la colección nos propone un “arte situado”, como sus creadores lo llaman, un activo pensamiento visual a través del paisaje malvinero que nos permite encontrar “ese lejano sur adonde vamos” que no es el “fin del mundo” sino - acaso- el principio de todo.

El nacimiento: Malvina Vernet. Óleo sobre tela. 2020. 120 x 90 cm

La propuesta artística nos remite como  observadores a un más allá de la imagen al cual, no obstante, solo es posible acceder a partir y a través de la potencia visual  de esas mismas imágenes. Una sucesión de colores, paisajes, texturas a través de  hombres y mujeres que marcan el espacio malvinero a través de “instantes de oro” que jalonaron la geografía existencial de nuestra patria a través de Malvinas. Hitos que se iniciaron en el pasado pero que continúan en pleno movimiento, en dirección al sur y hacia adelante en el tiempo. Hacia un futuro posible asumido no como utopía ingenua, sino como horizonte vivificante en el cual se aúnan lucha, dolor, duelo y trascendencia.

Mapa Bicontinental

Imágenes de autoafirmación, pertenencia, legado y redención que Malvinas despierta y alerta las “capas tectónicas” de nuestro fuero íntimo como comunidad nacional. Precisamente, la Colección muestra aquello que el lenguaje cartográfico no alcanza a graficar sino que, antes bien, lo  oculta y desustancializa al reducir al espacio a una mera superficie lisa dentro de un plano de coordenadas. En rigor,  los mapas re-presentan, hacen presente acá, lo que se desea allá.  Hacer un mapa, al decir de Julio Cardoso, es dibujar el teatro en donde el autor proyecta realizar un sueño por eso siempre es mejor guiarse por mapas hechos por nosotros mismos. “Si el mapa que seguís no es el tuyo es posible que sin darte cuenta termines trabajando para el sueño de otros.” Lo mismo es válido para la creación artística. Malvinas es porqué está da cuenta de esa geografía profunda que “no se ve ni se toca, pero pesa”, pensando una vez más, junto a Kusch.

La colección marca el pasaje de una topografía de corte tecnocrático a una topología de tipo vivencial donde poco importa la distancia a las islas medida en Km sino en términos de “cuanto tienen que ver conmigo” o , lo que es lo mismo, “ como hacemos para llegar allá” , implícito en la consigna Malvinas Volveremos.

Enfermeras de Malvinas. Acrílico sobre madera. 2021. 160 x 270 cm.

América en Colores consiguió plasmar en la Colección imaginarios atlánticos y antárticos que perturban y subvierten la conciencia territorial argentina tradicional  modelada desde mediados del siglo XIX, centrada en la pampa y la estancia[10].  ¿Y el mar? ¿ Cómo jugó en la conformación de nuestro sentido de nacionalidad?¿ Cuál es el comportamiento de la nacionalidad frente al mar? Para Kusch “el mar es un problema del pueblo”[11].

En la cosmovisión dominante en el siglo XIX de cuño liberal, oligárquico y positivista los espacios marítimos fueron concebidos como entidades no plausibles de asignación de soberanía.  El mar como lugar de fácil acceso fundado en la doctrina romana - reapropiada por el poder talasocrático anglosajón- de “ mare liberum”, de libre tránsito, prerrequisito para asumirlo como ente explotable o de circulación mercantil. Por ello, para la oligarquía portuaria y terrateniente de Buenos Aires el  mar no era un problema en sí o, en todo caso, constituía un asunto que la tutela británica debía  garantizar para facilitar el comercio de carnes y trigo. Una argentina se formó “de espaldas al mar”. Puertos  como locus de la dominación neocolonial británica que generan hacia adentro nuevas periferias o “fondos territoriales”, tanto geográficos como existenciales. Es decir,  la argentina profunda y plebeya que no se benefició sino, antes bien, padeció -y padece- las consecuencias del modelo agroexportador.

Flores en el Mar. Acrílico sobre tela. 2014. 150 x 180 cm.

Kusch identifica aquí el origen  de un  “país híbrido”, cuando comien­za a perderse la coherencia interna de la nacionalidad ( entendida no es su concepción juridicista ligada a la institucionalidad del estado sino en el sentido de suelo común) y se produce una brecha  irremediable entre clase dominante que se ha empeñado en disociar el mensaje de la tierra del proyecto institucional, “ (...) El drama argentino es que no logra coordinar lo que es la infraestructura popular  con lo que se da  arriba.  No  coordinamos la decisión de la minoría con la decisión popular. Por eso, la crisis de nuestra política. No logramos tener precisión política, porque política es decidir sobre el apoyo popular, y si decidimos en economía no lo hacemos sino desde el gabinete, sin el pueblo que avale esa decisión”[12] .

En el caso de la Patagonia, concebida por siglos por  exploradores europeos como el “fin del mundo” y “terra nullus” y  desde las elites políticas y culturales de  Buenos Aires como “desierto” que debe ser "conquistado". Notable, porque la imagen de “desierto” es equiparable a la de “mar”, en tanto espacios no habitados. Sarmiento reproduce la imagen del desierto como un mar, de un espacio sobre el cual la Nación argentina no tiene soberanía, un lugar libre, de tránsito.

Recursos Naturales. Acrílico sobre madera. 2021. 80 x 140 cm.

Flores en el Mar. Acrílico sobre tela. 2014. 150 x 180 cm.

La “Conquista del Desierto”  de 1879  rompe el relativamente estable equilibrio histórico y territorial en la vastísima frontera  patagónica- pampeana macerado  en casi  cuatro siglos la sociedad indiana y fronteriza (que en términos de superficie geográfica superaba con creces las “áreas civilizadas”). Un mundo indígena e hispanocriollo marcado por un fenomenal proceso de mestizaje a partir de la transformación ontológica que significó el orden español en América forjada por el intercambio vital entre indios, españoles, negros y criollos en américa. El sinnúmero de pactos, alianzas políticas y militares, malonajes, intercambios comerciales, redes parentales y matrimonios entre linajes en la vastísima y dinámica frontera austral del mundo hispano-criollo configuraron y signaron la vasta geografía meridional. Al tiempo que modificó el estar-siendo de los huincas en América.  Para vivir y sobrevivir acá, en nuestras pampas, un europeo debe devenir en gaucho, es decir debe aindiarse o no ser. De la misma forma que una comunidad indígena, debe hacia fines del siglo XIX acriollarse o no estar.

María la grande. Encáustica sobre madera. 2021. 160 x 180 cm.

Todo un legado histórico y territorial que se plasma en la obra María la grande. La Cacica tehuelche María la grande   descrita por muchos navegantes de la época como líder de gran personalidad y liderazgo en toda la patagonia meridional, quien usaba aros con la Virgen María y realizaba ceremonias con crucifijo. María la grande[13] (bautizada así por el comandante político y militar de Malvinas e Isla de los Estados, Luis Vernet) viaja a Malvinas en 1831 invitada con honores y agasajos por Vernet,  para comerciar entre las islas y el continente, acuerdo comercial que finalmente no llega a concretarse debido al ataque norteamericano primero y la posterior usurpación británica de 1833.

Malvinas es porque está da cuenta de manera portentosa del modo en que la comunidad nacional  encontró para resolver el problema del “lejano sur” continental, oceánico e insular a lo largo de su historia.  Es el pueblo que a lo largo de la historia fue erigiendo su propio eje centrípeto en  Malvinas y el atlántico sur y, en latencia y de manera creciente, la antártida,   cuyo pivote no se explica por  cálculos racionales o balances de poder - propio de las elites políticas, económicas o ilustradas- sino de acciones vitales, ante todo éticas, de autoafirmación y - quien sabe- algún día también de autorrealización, a través hitos históricos como el vuelo de los Condores en 1966 o la acción soberana de Miguel Fitzgerald en 1964.

Los Cóndores, la recuperación simbólica de Malvinas. Encáustica sobre madera.2021. 270 x 160 cm.

Miguel Fitzgerald. Encáustica sobre madera 2021. 160 x 90 cm.

En Malvinas es porque está las islas y por extensión la Antártida y el Atlántico  aparecen como una presencia que nos convoca e interpela por los sentidos -algo más que mero significado, combinación fecunda entre sentir y pensar-  en torno a la pregunta fundante de que es la patria y quienes somos  -o quienes vamos siendo- a partir y a través de ella.

La Carta del Maestro. Talla en MDF. 2021. 160 x 90 cm.

Frente a ese espacio negado, culposo e hiriente de esas islas “demasiado famosas” promovido por la desmalvinización la comunidad las abraza. Tal como da cuenta la presencia de una infinita constelación de marcas en el paisaje, con el nombre o el contorno de las islas, en calles y plazas, nombres de salones, monumentos, carteles y altares populares que configuran una verdadera topología de la memoria malvinera, siempre sedimentada. Malvinas es porque está[14].

En esta Colección de América en Colores el paisaje malvinero no aparece como mero ambiente o marco escenográfico sino como una fenomenal cosmogonía. Como un horizonte simbólico a partir del cual podemos  reconocernos como comunidad  que no puede pensarse en abstracto, por fuera de la historia y la geografía realmente existentes con sus áridas rispideces, ásperas rugosidades y escarpadas laceraciones. Una comunidad fundada , ante todo, en una decisión ética precisamente por la necesidad latente de suturar todo lo anterior y seguir viviendo con base en la justicia, cimiento fundamental de la paz verdadera. Malvinas como lugar de redención que permite reafirmarnos y autorrealizarnos solo a través del impulso decidido de acciones tendientes a la recuperación efectiva de nuestra soberanía territorial. Malvinas es porque está es una ofrenda más que nuestra comunidad arroja al mar en honor a los caídos, a sus familiares y a la Causa por la cual pelearon. En  la Colección, Malvinas es la esquina de mi casa. A través de la cual alcanzamos la dimensión cósmica y sagrada como nosotros-pueblo, condición ontológica ineludible del -cada vez más urgente y necesario- proyecto común de nación soberana.

La Carta del Maestro. Talla en MDF. 2021. 160 x 90 cm.

Ernesto Dufour

Licenciado en Geografía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigador, docente y capacitador del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” (UNLa) y el Observatorio Malvinas (UNLa).  Realiza su tesis de Doctorado en Geografía en la UBA sobre la Dimensión simbólico- identitaria de la integración Latinoamericana. Diplomado en Cultura Brasileña (FUNCEB-UDESA) y en Desarrollo, Políticas Públicas e Integración Regional (FLACSO). Docente adjunto del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinomericano de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Editor responsable del tomo III del Atlas Histórico de América Latina y el Caribe (UNLa).

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Notas

[1] Extraído de la presentación de Julio Cardoso en el Primer Congreso latinoamericano de la Causa Malvinas realizado en la UNLa en el año 2010 “La posguerra como campo de batalla”. Disponible en: www.unla.edu.ar/documentos/observatorios/malvinas/1er_congreso.pdf

[2] Entendida como  el proceso de desactivación de pensamientos, acciones y sentimientos en torno a la recuperación de la soberanía en Malvinas y el Atlántico sur. Ver Cardoso, J. La posguerra como campo de batalla. En Malvinas, Causa de la Patria Grande. Edunla, Remedios de Escalada, 2013.  p. 198-214.

[3] Fernando Cangiano, Malvinas. La cultura de la derrota y sus mitos. Buenos Aires, Ed. Dunken, 2019.

[4] Basta pensar que la propia creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 -antecedente jurídico y territorial de la República Argentina- fue una decisión de la Corona española en respuesta al incremento de las avanzadas británicas en el Río de la Plata y el  Atlántico sur.

[5] De acuerdo a Kusch, “Cuando San Martín realiza su campaña, mueve masas y cuando fundamos nuestra historia sobre el individuo San Martín y no sobre las masas que lo acompañaron estamos haciendo pequeña historia, o sea historia de elite, o sea que jugamos a la soberbia de ser hombres racionales en medio de una masa que no lo es. […] San Martín fue seguido por los episodios del año 20, porque eso era lo que pedía nuestra masa. El verdadero ritmo de la vida de la especie está dado por la masa, ese residuo que va al margen de la elite y que los historiadores de oficio sólo registran a través de alguna revuelta anodina y sórdida". En Kusch, R (1962). “América profunda” Libro II. Los objetos; pág. 120, ed. Biblos, 1999.

[6] Estar proviene de stare, estar de pie, lo cual implica una inquietud y una alerta interior constante ante el devenir de la vida. En cambio, el ser proviene de sedere, estar sentado, lo cual implica quietud y fijación.

[7] Eduardo Azcuy (Comp.), Kusch y el pensar desde América. Ed. García Cambeiro, 1989.

[8]Para acceder a la muestra completa ingresar en: https://malvinasesporqueesta.blogspot.com/

[9] Rodolfo Kusch, Geocultura del Hombre americano, Ed. García Cambeiro, Buenos Aires, 1975.

[10] Es notable el análisis de la etimología del término estancia que nos abre la filosofía del estar americano. Dice Kusch, “En vez de hablar de una esencia nacional, cabe hablar previamente de una estancia que se instala en gran parte fuera de la ciencia, en la mera subjetividad de sentir mi esencia como proyecto desde mi puro estar a nivel de nosotros”. Kusch, en op.cit. Azcuy,E., p. 140.

[11] En Geocultura del hombre americano.

[12] Kusch, R. (1976), Ibidem, pág. 62.

[13] Para ampliar acceder a https://journals.openedition.org/corpusarchivos/2915

[14] Al respecto acceder al Muro de la Memoria Malvinera http://memoriamalvinera.unla.edu.ar/

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