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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

08/08/2021

Día de los y las psicólogos/as desaparecidos/as

Brechas del muro

Beatríz Leonor Perosio fue secuestrada el 8 de agosto de 1978. Un año antes había asumido como Presidenta de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA) y de la Federación de Psicólogos de la República Argentina (FePRA). Tenía 31 años. Cada 8 de agosto -desde 2009- la Federación conmemora el Día Nacional del Psicólogo Víctima del Terrorismo de Estado en Argentina. Compartimos para esta ocasión un poema -que es también la historia de su escritura- de la crítica, poeta y docente Graciela Perosio, su hermana menor.

       

Beatríz Leonor Perosio, Presidenta de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA) y de la Federación de Psicólogos de la República Argentina (FePRA) Foto: Archivo familiar

           

El texto que me pediste, hermanita

 

        Desde una nebulosa de la memoria ¿Dónde? El cuarto que compartíamos en el departamento de la calle Armenia ¿Qué año? Y… ella tendría veintitrés, yo veinte. Ella ya recibida o a punto de, yo en medio de mi cursada. Beatriz militaba dentro de agrupaciones universitarias. En la presidencia del país: Alejandro Agustín Lanusse. Sí, me acuerdo de unas revistas precarias con un dibujo en tapa, culo al descubierto: RÓMPALE EL ACUERDO A LANUSSE. 


         - Necesito que nos hagas un texto, bah, me gustaría, ¿vos? Decime. Queremos un cuento de un preso político. Fijate qué te sale.
       

        La verdad que lo intenté, mucho tiempo libre no tenía, pero cuando iba en el colectivo 12 para la facultad, que todavía funcionaba en el Champagnat, pensaba, imaginaba. Pero al escribir, no sé, salía un panfleto, teoría y ni siquiera, basura, pura basura, nada. 


         - Petisa, no sale. No va. 
         - Bueno, no te preocupes. Vos escribí igual lo que surja. Hacé lo tuyo porque a mí me gusta que escribas. 
         - Es que me lo pediste, pero no va. 
 

        Había empezado a escribir para Chabela, una “revista femenina” y no sabía cómo compaginar con el latín y el griego. Tenía una mescolanza en la cabeza. Y ayudaba a alumnos primarios y secundarios, trabajaba mucho. Iba a las casas, veía cómo vivía la gente. Me pedían cada cosa, cartas personales, que leyera un escrito jurídico que no entendían… Una entra como “ayuda de deberes de los chicos” pero nunca se sabe. Las necesidades son tantas y una está allí, casi todas las tardes en algunos casos. Una especie de licuadora humana para procesar palabras. “Graciela, usted que estudia letras, ¿no me hace el cartelito para vender el sofá?” Pero con lo del preso político, no, no pude. 

 

Beatriz y Graciela Perosio. Foto: Archivo familiar

 

        Año 1982, sí más o menos. Vivo en Florida, provincia de Buenos Aires. Casada, dos hijos. Trabajo en el Taller de Escritura de la Biblioteca Popular de Martínez. Lo hago en un horario insólito: 2 de la tarde, para las mujeres que cuentan sólo con el ratito del jardín de infantes. La propuesta es agradecida. Necesitan escribir allí, durante ese rato, es casi lo único que tienen para ellas. ¡Ojo! son mujeres de clase media, algunas de clase media acomodada pero viven así, pautadas por la familia en todo. Estamos leyendo a Pizarnik. Elegimos versos sueltos y empiezan a jugar sobre el papel. Mientras tanto no quiero mirarlas, vigilarlas, que se sientan cómodas. Es una tarde de sol, llega tanta luz. Sobre la mesa donde trabajamos me fijo en un verso también yo “es mero muro es muro mira muere”. Lo copio, lo doy vuelta, me gusta ese sonido, murmulla, es un murmullo viejo. Quedará en un cuaderno con otras anotaciones. Un día vuelvo lo miro, sigo jugando un poco. También trabajo para el Centro Editor de América Latina. Con Nannina Rivarola estamos estudiando a Ricardo Rojas para hacer el fascículo de la Historia de la Literatura Argentina. Una tarde retomo ese texto y le doy forma de muro. Un caligrama. 

     

         - ¿Qué te parece esto Nanni? Creo que estoy hablando de Betty.
         - A mí me gusta, hacé una copia limpia. 

     

      Se lo llevo a Beatriz Sarlo. Brechas del Muro sale en Punto de Vista con un dibujo de Luis Felipe Noé. Estoy mirando la hoja con ese rostro impresionante en pocos trazos que me mira desde antiguo, esos ojos desde la hoja de la revista me llevan hacia atrás, hacia el fondo. 


         - ¡Dios mío, es el texto! El texto que me pediste, hermanita. Bueno, me tomó un tiempo… Acá está: 
 

Brechas del Muro

para Beatriz, con el amor viejo

 

      “es mero muro es mudo mira muere” 

        Alejandra Pizarnik

 

es muro   un mero muro   un muro  para morir un muro 

mudo es miedo mudo de la muerte muerdo el muro   el muro miente  

MIERDA el muro

                                                                                                    muro de muerte

siento el musgo del muro el mero musgo muelo mi mente

contra el muro   el muro es un muelle que se hunde en 

oscuros mares   mero musgo   mero musgo del muro para mi 

muerte Mierda

           es muro es mero muro es mudo mira muere

la vida por los amigos   di la vida    di mi muerte mi mera muerte    

mi mera vida contra el muro contra el 

muro siempre 

mira es mero muro   mira   el muro muere

 

(De Brechas del muro, 1986)

 

Punto de Vista se publicó en Buenos Aires entre 1978 y 2008. Dirigida por Beatriz Sarlo, la revista contaba con un consejo integrado por Carlos Altamirano, María Teresa Gramuglio, Hugo Vezzetti e Hilda Sabato (en los primeros números, también Ricardo Piglia). Fuente: https://ahira.com.ar

Graciela Perosio

Crítica, poeta y docente.

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Notas

 Poema publicado en Punto de Vista, Número 24 del Año VII, agosto-octubre 1985. Dedicado al Juicio de las Juntas Militares.

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