19/04/2021
La virtualidad rompió el techo de cristal de la publicidad
Por Clarisa Veiga
Fotos Guillermo Kozlowski / ANCCOM
La transmisión online de los juicios de lesa humanidad vino para quedarse. A un año de la primera sentencia virtual y la reanudación de las audiencias, abogados, familiares y comunicadores hacen su balance de la justicia en tiempos de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Lo que se ve y lo que significa la transmisión desde los hogares, donde están los querellantes pero también, en muchos casos, los represores.
Hace menos de un año, en abril de 2020, el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata dictaba la primera sentencia de un juicio de lesa humanidad, de manera virtual y en pandemia. Las negociaciones y adaptaciones para reanudar las audiencias en pleno Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) habían arrancado antes, cuando la justicia, como la mayoría de las actividades, se paralizó frente a las medidas de cuidado implementadas por el Gobierno nacional.
El veredicto del juicio conocido como “Subzona 15” se dictó el 27 de abril de manera remota y sin mayores inconvenientes, ya que se encontraba en etapa final. Los mismos jueces propusieron la fecha y accedieron a que se difundiera a través del canal del Centro de Información Judicial (CIJ) y de la plataforma YouTube. A este veredicto se le sucedieron la sentencia en Chubut del juicio por la desaparición del militante del Partido Comunista Elvio Ángel Bel, el 12 de mayo, y dos días después, la justicia federal de Rosario dictó sentencia en el juicio "Feced III y IV", por los delitos cometidos en el circuito represivo comandado por el genocida Agustín Feced, comandante y jefe de la policía de Santa Fe durante la última dictadura. “A ese juicio le quedaba muy poquito, solo alegatos de defensa, réplicas y dúplicas y la sentencia. Se hizo de manera virtual, pero con las partes en distintos puntos que designó el Tribunal: un tribunal oral, otro tribunal oral, el juzgado de instrucción y la Cámara. En este caso, el Tribunal quería terminar, entonces no hubo una gran negociación”, describe Ana Oberlín, fiscal ad hoc en aquella causa.
La virtualización de los juicios de lesa humanidad arrancó por las sentencias, que no suelen tener limitaciones para su transmisión y publicidad. Las reanudaciones de juicios en instancias testimoniales y los que aguardaban fecha para iniciar el debate oral demoraron unas semanas más. En mayo, la Corte firmó una acordada que otorgaba libre albedrío a cada juzgado para definir cómo y cuándo avanzar. Desde entonces, cada Tribunal tomó una modalidad y en relación con ella se habilitó en mayor o menor medida el acceso a la información y el derecho a la comunicación en el marco de los juicios que buscan conocer qué ocurrió con las víctimas del terrorismo de Estado y condenar a sus responsables.
Juicio Contraofensiva, 25 de junio de 2020. Foto: Guillermo Kozlowski/ ANCCOM
La prioridad es continuar con los juicios
Carolina Villella, abogada querellante por Abuelas de Plaza de Mayo en la megacausa Campo de Mayo, describe: “Uno de los argumentos que estaba a favor de reanudar las audiencias era el tema de la vulneración de derechos de víctimas y de imputados. Estamos hablando de juicios que empezaron tan tarde, que cualquier demora adicional impacta muy fuerte en lo que es el proceso y en las víctimas”. Otra de las cuestiones que se discutían -revela Villela- era si la virtualización afectaba la mediación entre les jueces y testigos, pero finalmente se concluyó que no era así “de hecho, en los debates ordinarios se reciben testimonios por video conferencia, de personas que residen en otros países”, señala.
Finalmente, el 27 de mayo de 2020 el Tribunal Oral Federal N°1 de San Martín reanudó de manera virtual la mega causa Campo de Mayo, en su etapa testimonial. “Para mí participar de un juicio de lesa humanidad de manera virtual fue, primero, una decisión que tuvimos que tomar dentro de la familia con mi hermana, teniendo en cuenta que si no aceptábamos esas condiciones el juicio se podría volver a atrasar nuevamente, y veníamos con muchos años de postergaciones. Entonces creímos que era necesario hacerlo”, recuerda Lorena Batisttiol la primera testigo, junto a su hermana Flavia, en declarar en la reanudación de la mega causa Campo de Mayo. El Tribunal fue pionero en la implementación de las audiencias testimoniales de manera virtual, pero al principio se mantuvo restrictivo en cuanto a la publicidad en esta etapa del debate. Sin embargo, los meses de experiencia hicieron huella y al cierre de esta nota, luego de un año de debate virtual con publicidad restringida, se dio a conocer una nueva resolución a través de la que el Tribunal permitirá que los testimonios sean transmitidos por streaming: " La realización de los juicios de lesa humanidad son fundamentales para la no repetición de los atroces crímenes que se cometieron durante la última dictadura cívico militar. Su publicidad es de suma importancia ya que contribuye a la difusión de lo que sucedió y la construcción de la memoria colectiva. Por lo tanto, creo que el alcance masivo que se puede lograr por la vía del streaming es de gran relevancia para el proceso de memoria, verdad y justicia. Celebro que podamos contar con esta tecnología y medios comprometidos como La Retaguardia en la actualidad", reflexiona satisfecha Carolina Villella.
La misma situación ocurre con la causa “Klotzman Barral” a cargo del Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario, que se inició de manera virtual en septiembre de 2020 luego de tres años de postergaciones. “La publicidad no estuvo en la negociación, sí fue expresada pero no hubo reparos. O sea, dijimos, si no iba a haber público, debía permitirse que lo vieran virtualmente”, explica Santiago Bericiartúa, abogado querellante en esta causa, en Rosario. En el TOF N°2 de la ciudad santafesina, al igual que el TOF N°1 de San Martín, el público solo puede acceder al zoom de la audiencia con inscripción previa mediante un link, pero no se transmite por un canal abierto. “El principal argumento es esto de que no se contaminen los testigos”, explica Bericiartúa. Es decir que los testigos no escuchen audiencias anteriores a su declaración. Desde el inicio de la cuarentena comenzó el diálogo entre las partes, en principio, para ver cómo iniciar los juicios, con qué tecnología, con qué recursos y si bien el debate sobre la publicidad no estaba en el centro de la escena, la virtualidad, en muchos, casos la potenció y hasta amplificó un evento que durante años estuvo encorsetado en los códigos de la justicia.
Juicio Contraofensiva. Foto: Guillermo Kozlowski/ ANCCOM
Pablo Llonto es escritor, periodista y abogado querellante en juicios de lesa humanidad. Coincide en que el factor ordenador para iniciar los juicios de manera virtual fue el tiempo: “Los familiares entendieron desde el primer momento que era necesario, porque el reclamo era desde hace años la celeridad; cualquier otro argumento en contra de hacer los juicios se caía enseguida”. Guillermo Amarilla Molfino es uno de los familiares representados por Llonto en el Juicio Contraofensiva Montonera y rememora cómo vivió la noticia del pase a la virtualidad de su juicio: “Tuve una primera etapa de alivio. Tener la noticia de que se podía hacer de esa manera, que se iba a hacer de forma virtual. Saber que el juicio continuaba después de tanto tiempo de incertidumbre, de no saber cómo avanzar, cómo seguir, que el juicio no se detenga, después de tantos años, ¿no? La quietud, de nuevo, incomodaba y mucho”. Guillermo ordena sus impresiones: primero la posibilidad de continuidad de los juicios; luego de transmisión; y finalmente señala la reproducción de las audiencias como un hallazgo. “A mí me parece que la misma transmisión, en un principio, y después que quede subido a las redes, sea difundido, compartido y recontra compartido en diferentes redes sociales, que quede subido a YouTube, multiplica la posibilidad de espectadores. Me parece que sienta un antecedente para las causas venideras, inclusive cuando volvamos a la presencialidad”, celebra Amarilla Molfino.
Lo que evidencia el Zoom
Collen Torre, abogada querellante de Abuela de Plaza de Mayo en La Plata, plantea que el tema de la publicidad siempre es una cuestión importante: “La publicidad es central, siempre se solicitó la publicidad tanto en la sentencia de San Justo como en la etapa de testimoniales en el juicio de Banfield, Quilmes y Lanús. Siempre atendiendo a las cuestiones personales de las víctimas, pero tampoco fue problemático para arreglarlo, porque la televisación de las audiencias ya estaba garantizada desde la presencialidad. Así que el tribunal no tuvo ningún problema, ninguna excusa y acá en La Plata nunca hemos tenido problemas con la publicidad de los juicios”, remarca. Llonto comparte la mirada sobre la amplitud de la que goza esa jurisdicción en relación a los Tribunales de CABA: “Capital es más reacia, sin duda. Los Tribunales de Capital son más conservadores que los Tribunales de las provincias de eso no hay ninguna duda, es más difícil lograr cosas siempre”.
La abogada celebra la continuidad de estos juicios de manera virtual, pero asegura que aún hay cosas que mejorar: “Hay muchas desventajas que se tienen que ir corrigiendo y que vamos a seguir aprendiendo en el día a día de las audiencias de manera telemática. Por ejemplo, que en la misma pantalla estén la víctima-testigo, los jueces -que costó mucho que entendieran que tenían que identificarse con su nombre en el zoom- las querellas y al costado de las querellas un imputado. Está todo como en el mismo plano”, reflexiona.
Juicio Campo de Mayo. Foto: Guillermo Kozlowski/ ANCCOM
La fiscal del juicio Pozos de Banfield y Quilmes y Brigada de Lanús Ana Oberlín también manifiesta preocupación por este asunto: “Insistimos bastante con el tema de la identificación, porque a veces no se sabe quién es el juez, quién es la defensa, quién es la fiscalía, quién es la querella” y lo señala también en términos organizativos: “Porque en las audiencias presenciales, el hecho de dónde están ubicadas las personas, indica a las testigos y a las testigas a qué parte pertenecen, pero al no ser presencial, se complica porque no saben quiénes son”, sumado al efecto simbólico que puede causar a una víctima quedar ubicada al lado de un imputado. “Es fuerte en esos términos”, dice Oberlín.
María José Lavalle Lemos es querellante en este juicio y si bien asume que esta es la única manera de seguir con los procesos en este contexto pandémico, reflexiona sobre lo que la pandemia y su consecuente virtualidad vino a poner en evidencia: “Lo que sí fue un bajón es que los imputados que están en domiciliaria -que son la mayoría- vos los veías en sus casas y estaban igual que vos, la situación los iguala”. María José señala que es algo que ya existía, pero que esta modalidad le echa luz, porque el beneficio de las domiciliarias ocurre, el tema es que la virtualidad lo exhibe de manera obscena: genocidas que aducen problemas de salud que no tienen, se lo ve ahora en la intimidad de su hogar. “Es que ahí los estás viendo. Parece mentira, pero las imágenes a veces pegan mucho. Y es un bajón verlos en el sillón de su casa, o en la cama acomodándose el almohadón, y vos ahí mirándolos desde tu casa, en igual condición”. La escena no deja de perturbarla. También aparece la soledad en esa asistencia virtual a la audiencia. “Es que es feo verlos o escucharlos hablar en tu casa. Vos estás escuchando el juicio en el comedor de tu casa y están acá, parece que están acá. Es medio raro, no es que están, pero ves la imagen, la voz en la casa, es como extraño, medio shockeante”, dice. No es lo mismo ver al imputado en la cárcel, eso sería lo justo, lo reparador. Guillermo Amarilla Molfino rescata esa posibilidad, bien distinta a la padecida por María José y por decenas de testigos que presencian audiencias en las que exhiben imputados en prisión domiciliaria. Guillermo explica que en tiempos de presencialidad el Tribunal N°4 de San Martín había autorizado a los acusados a retirarse luego de firmar y que la virtualidad vino a reparar ese beneficio. Es lo que le ocurrió con Marcelo Cinto Courteax, que está detenido en un penal. “Él estaba en pantalla. Entonces, la posibilidad de verlo en ese lugar, me parece que es inaudita. No hay antecedentes de eso. Una sala, en donde uno de los imputados está preso, que se lo pueda ver en cámara es muy llamativo y sinceramente genera un alivio, y por qué no un bienestar, como querellante. Son pocas las situaciones en las que un querellante puede ver detenido al acusado”. Sobre esto Lorena Battistiol reflexiona que en la virtualidad se les puede ver la cara, la audiencia puede conocer el rostro de esos genocidas por décadas impunes y camuflados entre la gente; pero además sugiere algo que el TOF N° 1 de San Martín no implementa aún: “Sería importante que los imputados estuvieran obligados a escuchar las audiencias. Que ellos puedan escuchar y darse cuenta de todo el daño que fueron haciendo, porque cada una de las audiencias donde habla algún sobreviviente, alguna sobreviviente, son de las más duras, de las más crueles, y después están las otras audiencias, donde están los familiares, donde pueden darse cuenta de los efectos, de los daños que ellos causaron por haber actuado en el marco del terrorismo de Estado”.
Los familiares y testigos agradecen la continuidad de los juicios, pero coinciden en que la presencialidad brinda una contención y reparación sin igual. “Apuesto a la forma presencial, pero también a la transmisión. Creo que el juicio Contraofensiva integra las dos maneras. Que haya familiares y testigos que pueden estar en la sala, y después está la publicación a través de streaming, donde cualquier persona que esté en cualquier parte del mundo, también puede estar ahí como si estuviera en la sala. Me parece que es una medida que, si en algún momento volvemos a una total presencialidad, yo la sostendría”, augura Battistiol. Es que el ritual de la audiencia también es una forma de la reparación para familiares y víctimas. “Muchos testigos y víctimas esperan esa teatralidad que se da en el juicio, porque también, en cierto punto repara. Todos quieren ver sentado en el banquillo al acusado y poder decirle las cosas que quieran ahí y hablarle al juez ahí”, reflexiona Santiago Bericiartúa desde Rosario. En el mismo sentido, la fiscal Ana Oberlín destaca el trabajo que vienen haciendo los equipos de acompañamiento a testigos en los Tribunales: “Depende mucho también del trabajo previo; los equipos de acompañamiento que están vinculados a estos juicios de Quilmes, Banfield, Lanús trabajan muy bien, las compañeras son muy cuidadosas, se encargan de explicar bien de qué se trata, cómo es el juicio, y cómo se lleva a delante, pero no deja de ser difícil y es muy diferente al escenario judicial”. No hay dudas que la virtualidad permitió acercar testigos de otras jurisdicciones, agilizó los juicios, porque ni jueces ni testimoniantes deben viajar y aumentó la difusión. “Esta modalidad de difusión a través del streaming, la dejaría de manera permanente. El año pasado tuvimos 20 juicios simultáneos, y si uno quería de lunes a viernes podía sentarse a ver alguna audiencia, por lo cual me parece que es mucho más importante que hacerlo de manera presencial solamente. Apuesto a la forma presencial, pero también a la transmisión”, señala Lorena Battistiol.
Juicio Contraofensiva, 25 de junio de 2020. Foto: Guillermo Kozlowski/ ANCCOM
La virtualidad amplió la publicidad de los juicios
Pablo Llonto lleva adelante siete juicios orales en simultáneo: En San Martín, Vuelos de la muerte, mega causa de Campo de Mayo, y Contraofensiva I y II; en La Plata, Pozos de Quilmes y Banfield y Brigada de Lanús; y en CABA, Vesubio III y Puente 12 II (Españadero). Sobre la publicidad en los juicios que interviene, dice que los Tribunales comprendieron de inmediato su relevancia. “Un juicio oral y público implica darle bola a la publicidad y por eso se vieron las distintas maneras de exteriorizarlo: sala zoom, y otras salas virtuales. Primero se hablaba mucho del Centro de Información Judicial (CIJ), después el CIJ no tenía la capacidad para transmitir todos los juicios, entonces apareció la variante de La Retaguardia (medio alternativo), y la verdad es que el TOF 4, a los tres jueces, hay que recontra felicitarlos: Matías Mancini, Esteban Rodríguez Eggers y Claudia Morguese. Enseguida apoyaron esa propuesta de transmisión y eso se contagió”. Fernando Tabele, periodista y editor responsable de La Retaguardia, el medio que transmite cada jueves desde las 9.30 las audiencias del juicio Contraofensiva montonera, y el primero en iniciar la transmisión de la etapa testimonial de un juicio de lesa humanidad, reflexiona: “Los juicios deben transmitirse desde la etapa testimonial, a lo que habitualmente los tribunales se negaban, hasta aquí. Es imprescindible que estos juicios, que son retazos necesarios de nuestra historia reciente, se puedan masificar”. La Retaguardia hoy transmite cuatro juicios: vuelos de la muerte Campo de Mayo; Contraofensiva; Pozos de Banfield y Quilmes, y Brigada de Lanús, y desde hace apenas una semana la mega Causa Campo de Mayo a los que agrega el plus de la crónica periodística, para poner en contexto a la audiencia, ubicar a las partes y aportar antecedentes.
La cuestión de la televisación de los juicios es materia de disputa desde su reapertura en 2003, con la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Tebele recuerda que los primeros juicios en La Plata se televisaban, pero que luego la novedad dejó de ser tal y la comunicación sobre los juicios se fue languideciendo, la última audiencia testimonial televisada fue con el juicio al capellán de la Policía Federal Christian Von Wernich, en 2006. Lo cierto es que, en los últimos años, poder ingresar una cámara a un recinto era una osadía, que con suerte se podía conseguir al inicio de un debate oral o en la sentencia. Fotografiar a los imputados también era algo muy difícil de lograr, pero a fuerza de presentaciones judiciales la ventana del derecho a la información se fue abriendo. De este modo, se fueron estableciendo ciertas rutinas.
Los imputados podían ser fotografiados o filmados con permiso del Tribunal, sólo al inicio de la audiencia y no mientras tanto. La televisación se podía realizar en la instancia de lectura de sentencia. Los medios de comunicación no podían registrar las audiencias testimoniales, bajo la excusa de la contaminación del testimonio. Pero la pandemia vino a echar por tierra todos estos impedimentos. Si bien la continuidad de los juicios de manera virtual se da de diferentes maneras, la publicidad parece haber ganado terreno. “Los juicios deben ser difundidos en vivo y grabados. Y esas grabaciones deben estar publicadas a la vista de la mayor cantidad posible de personas, no sólo guardadas con cuidado en un archivo, aunque sea público”, indica Tebele, quien recibe la consulta de otras querellas para conseguir que en otros rincones del país se logre televisar los juicios que ya están ocurriendo de manera virtual. Fueron ellos quienes solicitaron al tribunal N°4 de San Martín televisar el juicio para poder garantizar la publicidad de un debate al que asistían regularmente 70 personas por jornada. “Respondieron afirmativamente y ahora son miles de personas que ven los testimonios. Eso que aparece como una novedad, para nosotros/as debería haber sido siempre así”, asegura.
Juicio Contraofensiva. Foto: Guillermo Kozlowski/ ANCCOM
Pasan los meses y el balance en materia de publicidad de juicios de lesa humanidad parece ser positivo: “Creo que esta virtualización ha fortalecido la publicidad de los juicios en el sentido de que hay personas que antes no iban a los juicios y ahora, con esta virtualización de la vida, los siguen a través del YouTube, del CIJ, es mayor la cantidad de gente a la que se llega”, dice Collen Torre. Y, en el mismo sentido, Llonto agrega: “Son ventajas que vienen a quedarse y que ahora hay que dar pelea para cuando todo vuelva a algún cauce si se puede llamar normal en el mundo, a la figura mixta. El juicio oral y público, mixto, seguramente, esa será una buena forma de llevarlos adelante”.
La transmisión en vivo de las audiencias y la reproducción en canales como YouTube lograron romper con el falso argumento de la contaminación de testimonios: “A esta altura, donde todo el mundo tiene celular, donde todo el mundo sale de un juicio y te lo cuenta, señalar que el testigo tiene que declarar y nadie, salvo el público que está presente en la sala, lo puede escuchar, es ridículo. Es algo tan caduco como pedir que los testigos varones vayan de saco y corbata”, señala Llonto. Para el abogado querellante la publicidad vía Zoom y la transmisión de los juicios por vía virtual, es “extraordinaria” y debe reglamentarse: “Hay que consagrarlos, si hace falta en el código procesal penal, y en todos los códigos penales. Es la única manera de que la justicia sea menos oscura y clandestina como pretenden las juezas y jueces conservadores”. Es aquí donde el rol de los medios alternativos, nacidos en la década de 1980 con el objetivo de democratizar la palabra y reconocidos a partir de 2009 con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, parece central. “Está instalado que estos juicos sólo importan a familiares o personas directamente implicadas, pero cuando hay difusión y se conoce lo que allí sucede, el interés crece exponencialmente. No falta interés, entonces, sino apoyo a los canales de difusión que desde hace años emprendemos esta tarea militante de aportar desde la comunicación popular a que estos procesos históricos no pasen de largo”, sentencia Tabele.
Clarisa Veiga
Licenciada y profesora en Ciencias de la Comunicación. Coordinadora de Prensa y Difusión - Abuelas de Plaza de Mayo. Docente UBA y editora en la agencia de noticias de la carrera de comunicación ANCCOM.
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