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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

13/04/2021

14 de abril, Día Nacional del Exiliado Español en la República Argentina

El tío Álvaro y los conductores quemados

La politóloga Mariana García habla sobre el peso histórico que puede tener una biografía exiliar sobre el proceso de memoria, verdad y justicia. Se refiere al trauma transgeneracional del exilio a partir de lo ocurrido con su tío Álvaro, quien debió huir de España, donde permanecieron su esposa e hijos y adonde nunca pudo regresar. “Las dos o más caras de la memoria en Argentina y en España lo recuerdan como héroe familiar o como padre ausente”, afirma Mariana.

El exilio republicano en una historia familiar. El exilio, los exilios. El peso de cargar con dos recuerdos, o varias memorias. Dos imágenes del pasado a los dos lados del Atlántico, dos historias: la del soldado maqui que hace la resistencia, héroe familiar icónico y la del padre que no estuvo “ni nos mandó llamar”. La carga familiar, la novela. La iglesia donde se casó en Grau. Casóse, en asturiano. La partida al exilio a Francia. Los niños y la mujer solos en España. La presunción de muerte, la culpa. La culpa en todos, acá y allá, la culpa. En España y en Argentina, la culpa. La culpa de los que se fueron, de los que se quedaron, la culpa de los que se exiliaron. Las fechas que faltan, los datos que no están, lo que se elige no decir, lo que no se puede publicar. El trauma transgeneracional del exilio. El arte, el relato y la ciencia como exorcismos del destierro y del pasado. El objeto de estudio de la tesis. La motivación del método conduce a investigar el exilio.

La energía eléctrica que requiere un artefacto se transmite a través de conductores que pueden ser de diverso diámetro: de 1, 6, u 8mm. Inciden también distintos factores que condicionan la capacidad de transmitir. Si se solicita mucha energía y no hay capacidad suficiente, los conductores levantan temperatura, alguna unión se complica y pueden explotar. A veces se produce un corto circuito y salta la térmica. Sólo aumentar la capacidad de los conductores, acortar la longitud, poner conductores nuevos, enderezar su linealidad, permite la transmisión de energía sin provocar cortes o incendios. La compleja experiencia del destierro, de larga duración histórica, tiene alguna similitud con el proceso de conducción de la energía eléctrica. El exilio es traumático para quien lo atraviesa, su familia, su país. Se tramita de diversas maneras o, a veces, no se puede resolver -por razones de tiempos, espacios, capacidad de la persona o coyunturas-; ni por la persona exiliada, ni por sus descendientes, ya que todos son víctimas del destierro como violación a los derechos humanos.

Álvaro en España, militante republicano y electricista. Colección Álvaro Borge. Oviedo, España

Nieves, asturiana, segunda esposa de Álvaro, madre de dos de sus hijos. Luego de su exilio a Francia, no se vieron más. Murió en Oviedo, Asturias, España. Colección Álvaro Borge. Oviedo, España

Álvaro Borge maniobraba conductores eléctricos como parte de su profesión ejercida en España y luego, a poco de exilar a Francia, en un campo de concentración nazi. En su segundo sitio de exilio, Buenos Aires, trabaja en industrias Nelson, con el carnet de la Unión Obrera Metalúrgica otorgado en el año 1947, cuando llega a la Argentina peronista como uno más de los miles de migrantes que la Europa de posguerra expulsaba al mundo.[1] Mi tío abuelo Álvaro era electricista, exiliado y republicano; nacido el 3 de febrero de 1903 en la Provincia de Valladolid, en un pueblo amarillo, seco y alejado, que hoy conserva una treintena de habitantes. Las dos o más caras de la memoria en Argentina y en España lo recuerdan como héroe familiar o como padre ausente. La reconstrucción de las historias de destierro con renovados conductores, en un proceso de investigación y justicia permite que se interpele a la memoria para llegar a algo parecido a la verdad.

Carnet de afiliación a la Unión Obrera Metalúrgica, 1947. Colección Álvaro Borge. Oviedo, España.

Mi tesis doctoral “Influencia de exiliados e instituciones en el proceso político que liga migraciones y derechos humanos en la Argentina (1983-2015) [2], que trata sobre el exilio argentino durante la última dictadura cívico-militar, me movió como investigadora a un proceso personal e intelectual que hizo foco en mi historia familiar. La elección de un objeto de investigación, implicaba también a un sujeto de derecho, una víctima de violación a los derechos humanos: las personas que padecieron exilio. Aplicar métodos de reconstrucción biográfica, de perspectiva de curso de vida, atravesando por el proceso de memoria, verdad y justicia me interpeló y, por ello, debí auscultarme, hacer memoria, hablar con mis antepasados y sus descendientes, contrastar relatos familiares intergeneracionales, de un lado y otro del Atlántico.

El exilio como campo de estudio emergió en la academia hace pocos años [3], por fin resultaba justificado investigarlo. A la vez fue difícil hacerlo objeto de estudio de una disciplina dura y joven, como las relaciones internacionales, que tiene una mirada fenomenológica de la migración, pero que no reconocía al destierro en su tradición, a pesar de que muchos teóricos internacionalistas escribieron en el exilio. Autores como Raymond Aron y Juan Carlos Puig exhiben el impacto del destierro en la construcción de la historia, la ciencia y el sistema internacional [4].

El exilio durante la última dictadura militar logró influenciar las ideas y la estructura política internacional (García, M. 2018), que fue construida socialmente por agentes y redes desde diversos lugares del mundo, con distintas tácticas; conformando, como consecuencia un sistema de derechos humanos pos terrorismo de estado (Sikkink, 2008).

En los sucesos de mi historia familiar encontré la clave de la fascinación que motivó nueve años de investigación, de entrevistas en profundidad, de juegos mnemotécnicos con las víctimas exiliadas, de visitas a geriátricos, de hablar con hijos, hermanos, esposos, discípulos; transformando conversaciones fragmentadas, fotos distantes, confusiones, datos sin hilar en una trama retinal que forma parte del curso de la historia.

Los procesos cognitivos, intelectuales y políticos que surgieron antes, durante y después de los exilios, pueden ser transformados en conocimiento, en capital social, en ciencia. Son pasibles de ser incorporados a los procesos sociales e históricos. Ello puede realizarse por medio de una metodología holística, original y con la apertura para ordenar esas experiencias abstractas, personales, en un proceso de información y comprensión del fenómeno global del destierro; observando el protocolo que involucra el trato a las personas que fueron víctimas de genocidio. El fenómeno del exilio es singular y particular en cada persona; está condicionado espacial, temporal e históricamente; cada experiencia de extrañamiento debe ser estudiada multidisciplinarmente.

Desde muy pequeña, los relatos de mi madre y tías insistían en la figura del Tío Álvaro, militante republicano, exiliado a Francia, luego confinado por los nazis en la ocupación, de la que logra escapar. Al poco tiempo, su hermana española en la Argentina –mi abuela materna- con su esposo, logran ubicarlo en París, por medio de la Cruz Roja Internacional y viene a este país en 1947. Así lo marca el informe de la Policía Federal, cuando tramita su cédula, documento que por entonces se entregaba a los nacidos y a los migrantes.

Cédula Federal, expedida en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, en 1947. Colección Álvaro Borge, Oviedo, España.

El investigador debe hacer claro su posicionamiento, su cosmovisión y sus supuestos básicos subyacentes para explicar el porqué de la elección de un tema de investigación que lo acompañó años de su vida; ya que es un sujeto intelectual, social y político interactuante con sus contextos socio-espaciales (Rosenau, 1990; Wendt, 2002). La metodología de la reconstrucción biográfica, impone hacer el ejercicio de bitácora, sobre todo tratando un tema de la historia reciente, por la contemporaneidad del investigador con el tiempo histórico que le toca vivir. El uso del concepto “reciente” se refiere aquí a un pasado cercano cronológicamente, pero aún no clausurado y con efectos en los procesos individuales y colectivos; públicos y privados contemporáneos (Franco y Levin, 2007). En los casos de los exilios, a la vez hay permanencias y continuidades más allá de los años, en una dialéctica de duración inacabada a la que contribuye la investigación social.

Los antecedentes de los estudios de exilio datan de la época del deterioro de la dictadura cívico-militar argentina, a partir de las acciones de los exiliados, de organismos de derechos humanos en el exterior, la visita de la Comisión de la OEA, en 1979, la Guerra de las Malvinas, en 1982, y la crisis de la deuda externa. Emerge un importante conjunto de trabajos y debates que se multiplican en el reverdecer democrático de los años ochenta con la aparición de textos analíticos y testimoniales, revistas científicas y de periodismo crítico (Crítica y Utopía, Punto de Vista, Controversia, Unidos, Humor) y obras de distintas expresiones artísticas. Reflexión y producción teórica que se discontinúan en los años noventa, a causa de la crisis económica, las leyes de impunidad y el neoliberalismo [5].

Habiendo orientado mi tesis de maestría titulada “Identidad, migraciones y ciudadanía: de España a Argentina, de Argentina a España, 1999-2003” (2007) hacia el estudio del fenómeno de la emigración argentina, noté que, en muchas entrevistas de emigrados como en las publicaciones de la prensa, se vivía esta migración como exilio desgarrado, pero sin referenciar lo político del exilio real anterior. Así, volví a la problemática del exilio: al español, de los republicanos venidos a Argentina, y al de los argentinos llegados a España en los años sesenta y setenta, en busca de la explicación articulada de la elección de España como destino principal de la joven emigración argentina de 2001.

Medir y comparar la emigración entre siglos, comprender los flujos emigratorios previos para su cotejo e intentar desdramatizarla, fueron sus objetivos. Un obstáculo epistemológico surgió al lidiar con la suspensión del Registro de Ingresos y Egresos de la Dirección Nacional de Migraciones durante la última dictadura, como parte de la política de genocidio de Estado, impidiendo la cuantificación del exilio masivo y haciendo incomparable con las corrientes emigratorias posteriores. En otras investigaciones, logro vincular al exilio español en la Argentina, el exilio argentino en España, la emigración argentina y los procesos de memoria, verdad y justicia a nivel transatlánticas. Existieron lazos, puntos de conexión y redes transnacionales que resultaron efectivas en su conectividad. El juzgamiento de los crímenes franquistas en Argentina y del genocidio argentino en España gracias al activismo de exiliados de una y otra orilla, lo demuestran.

La temática de exilio también estuvo presente cuando elaboré los seminarios: “Migraciones y Refugio”, en sus versiones I (2003) y II (2004), junto a la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones, y en la muestra -vertebrada por el registro de historias de vida con exilio de europeos y latinoamericanos-: “Migrantes. Refugio, exilio y Derechos Humanos”, exhibida en el Museo de la Memoria de Rosario (2005) y en la Biblioteca Nacional (2006). En ellas entrelacé memoria y exilio. El exilio republicano español encierra similares procesos, quizá encapsulado en la larga dictadura franquista. Pero por algo son procesos similares, ambos acarrean traumas del exilio durante una dictadura.

Algunos años más tarde, en la investigación sobre los navarros en Argentina realizada en 2009 en conjunto con la Universidad Pública de Navarra, la Universidad Nacional de Rosario y la de Buenos Aires, encuentro que algunos exiliados navarros dejaron familiares, debiendo huir sin poder volver, mientras que otros integraron la lista de desaparecidos en la dictadura argentina o debieron exilarse, con relatos de desapariciones y torturas. De dicha investigación, se edita el libro La colectividad de origen navarro en la Argentina. Los centros navarros como espacios de encuentro (Anaut Bravo y García Quiroga, 2013).

El hecho de que mi recorrido profesional se haya orientado a las migraciones y al exilio no es casualidad: en la historia familiar materna, mi abuela castellana transmitió a mi madre y a mi tía la historia de su hermano, mi tío abuelo Álvaro Borge, soldado republicano. Fue el hermano que la familia de mi abuela dejó a muy corta edad, en Villalba de la Loma, Castilla La Vieja, Reino de España. Esos relatos íntimos dejaron en mí una serie de imágenes cinematográficas: la de mi tío escapando del tren en el que iba prisionero, limando la madera del piso para aflojar tornillos y caer entre andenes para liberarse; o la de mi mamá y mi tía, aún niñas, con sus tapaditos a medida y papeles de plomo, acompañando a mi abuela española, docente y militante, al Centro Republicano Español de Rosario, después de aquel terrible año -1930- en el que se había inaugurado en Argentina el primer golpe de Estado cívico-militar, y a las persecuciones a inmigrantes y argentinos se sumaban las restricciones al refugio y la migración.

Beatriz y Graziella Albanese y Borge, hijas de Balbina, hermana española de Álvaro que emigró a la Argentina. Colección Estela Zamarripa, Buenos Aires, Argentina.

La riqueza de los trayectos vitales de los exiliados pone en tensión el oficio de investigar: entre biografiar héroes, construir dimensiones analíticas que expliquen el proceso abordado contemplando las diversas memorias subjetivas, dicotómicas; todas las aristas de información, aunque no sean confluyentes, aunque vengan de espacios contradictorios, construyen la memoria y son explicables y comprensibles en el estudio de las experiencias exiliares.

La metodología de curso de vida, reconstrucción biográfica (Balán, Browling, Jelin, 1973; Bertaux, 2005; Elder y O “Rand, 1998; Jelin,1976; Kholi, 2007; Mayer, 2004 y 2008), es dable de ser aplicada en el estudio del destierro, en diálogo con perspectivas de otras disciplinas, como la psicología, la demografía y la ciencia política y su aplicación transgeneracional, dado que el fenómeno exiliar es un trauma que traspasa espacios y generaciones en familias, países de origen, de residencia y también a nivel transnacional. La partida se produce a causa del destierro, siendo éste una violación a los derechos humanos integrada a un modelo político donde el exilio fue parte de la política migratoria dictatorial y de un complejo conjunto burocrático de medidas e instituciones pseudo-legales y clandestinas, tanto en la dictadura argentina como en la española, y en tantas otras. El exilio ha formado parte de la maquinaria represiva, no solo como consecuencia. La reconstrucción de esa experiencia en los cursos vitales y su relación con instituciones y contextos, contribuye a la historia reciente (Jensen, 2004; Yankelevich, 2009; Franco, 2008) y al proceso de memoria, verdad y justicia en España y en Argentina.

Recuperar la experiencia exiliar propia y social de violación a derechos humanos contribuye a comprender la ampliación y la reparación de los mismos, operando como praxis gnoseológica. El exiliado es una víctima, y un sujeto político (Mezzadra, 2005, 2012; Riaño y Villa, 2008; Estévez, s/f; Estévez y Vázquez, 2015), en ejercicio de una limitada opción política (Bagú, 1970). Es, a la vez, un agente interactuando con la estructura social (Keck y Sikkink,1998; Wendt, 2002) tanto sea nacional, regional como internacional, por su capacidad de introducir cambios, nuevas ideas en alianza con o tras instituciones e individuos, aprovechando estructuras de oportunidad política.

La historia comienza cuando mi abuela Balbina Borge y Panero, que nace el 3 de noviembre de 1900 en España, de muy pequeña llega a Argentina junto a sus padres, quienes deciden dejar a su hermanito menor, Álvaro, en Valladolid (Castilla La Vieja) a cargo de su abuela y tía. Álvaro se casa en primeras nupcias en Asturias, tiene una hija, su esposa fallece y vuelve a casarse con Nieves, su hermana, con quien tiene dos hijos más. Por su compromiso político con la República, amenazado debe partir a Francia y, luego de su cautiverio, es localizado por su hermana y esposo argentino y trasladado a América. Su madre muere unos meses antes en la Provincia de Santa Fe, no logra volver a verlo. Sus hermanos españoles y argentinos y sus sobrinos, sí. Unos años después de llegar, Álvaro fallece del corazón, sin poder regresar a España, ni ver nunca más a su esposa e hijos. La parte argentina de la historia familiar, relata que estaba por mandar llamar a su hijo Joaquín. La asturiana, en palabras de Álvaro hijo, resalta su ausencia.

En el 2017 viajo con mi madre y conozco a la familia Borge en Asturias, España. A los 3 hijos del tío Álvaro, el exiliado republicano, y a varios de sus nietos. Álvaro hijo, primo y contemporáneo de mi mamá, hija de mi abuela española emigrada de niña, y a Álvaro nieto, mi primo segundo y nexo clave de la continuidad familiar, quien provee la comunicación, las fotos y los relatos familiares de la Península Ibérica que completan esta historia.

La imagen del porche de la casa familiar en el verano del prado asturiano, al lado del hórreo de cuatro siglos, luego de comer una fabada, un postre helado de frutas, late como cierre de una historia global, personal, familiar y transgeneracional de destierro. En la hora de la manzanilla con casadielles, mi mamá a sus ochenta años le dice a su primo Álvaro: “Para nosotros el tío Álvaro es un héroe” y él le responde: “Para mí, no. Es un padre que no estuvo”.

Mariana García

Directora del Grupo de Estudios sobre Migraciones, Instituto de Investigaciones, Fac. de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario.

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Notas

[1]899.977 europeos ingresaron a Argentina entre 1945 y 1959, quedando a esa fecha un saldo 636.855 personas migrantes. Fuente: M. Barbero –C. Cacopardo (1991), en Devoto, F. (2002), “Historia de la Inmigración en la Argentina”, Ed. Sudamericana, pp.402.

[2] Consultado, marzo,2020 en :<https://rephip.unr.edu.ar/xmlui/handle/2133/2764/browse?value=Garc%C3%ADa%2C+Mariana+B.&type=author>

[3] Para un completo estado del arte, el exilio republicano en Argentina, ver Schwarzstein (2001), el exilio argentino, Yankelevich (2009); Roniger (2011); Jensen (1998, 2010). Entre algunos autores: Bertoncello, Lattes, Moyano y Scholnik (1985). Para más información sobre de exilio argentino, consultar: Boccanera, (1999); Guelar, Jarach y Ruiz (2002); Lattes y Oteiza (1987); Maletta, Szwarcberg y Schneider (1986); Parcero, Helgfot y Dulce (1985); Gómez (1999); Ulanovsky (2001); Bernetti y Giardinelli (2003). En una línea reflexiva, cfr. Raffo (1985), El Kadre y Rulli (1983); además de investigaciones como las de Gurrieri, Hensel, Notaro y Szwarcberg (1987); Mármora y Gurrieri (1988); Margarita del Olmo (2002, 2003); Aruj y González (2008), Dutrénit Bielous (2013). Sobre el exilio por lugares de destino, en México, Yankelevich (2009); en Francia, Franco (2006); en Cataluña, Jensen (2004); en Israel, Roniger y Sznadjer (2009); sobre el estudio comparado, sobre los exilios latinoamericanos realizado por Sznajder y Roniger (2009) y en una reunión de textos en Yankelevich y Jensen (2009). Sobre exiliados uruguayos, ver: Dutrenit, Allier y Coraza de los Santos (2008).

[4] Por su parte, el exilio, como campo en revalorización y expansión académica reciente, tampoco ha sido estudiado ni reivindicado por varias ciencias sociales, registrándose, sin embargo, trabajos importantes sobre diáspora, entre los que se destacan Soysal (1995,2005y2015), Benhabib (2004, 2005 y 2009), Roniger y Snadjer (2009) y, dentro de la historia de las relaciones internacionales, los estudios de Figallo (2013), entre otros.

[5] Algunas publicaciones se realizaron durante el período dictatorial en Argentina y desde el exilio. Porejemplo,Controversia.Paraunexamendelarealidadargentina,realizadaenMéxico,discutelaproblemática de la dictadura argentina y la política, denuncia y debate el exilio, desarrollando el tema envarios números. Para mayor información, ver Yankelevich (2010); Lesgart (2004); Chiochetti (2010);Monetti (2010). Sobre la revista Humor, editada en Argentina, durante la dictadura y el retorno a lademocracia,verCascioli(2013).ParaconsultarCríticayUtopía,desdeArgentina,ver: <http://biblat.unam.mx/es/revista/critica-utopia/2>.Puntodevistaparticipadelosdebatessobrelapolítica antes, durante y después de la dictadura, y el exilio está entre ellos. Unidos era una publicacióndel peronismo renovador, conformado por exiliados internos e internacionales; para más información ver: Garategaray (2012).

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