15/05/2020
“¿Saben qué?, la gente de las villas se muere antes…”
Por Noemí Ciollaro
Fotos La Garganta Poderosa
En los barrios se ha perdido la paz, la alegría, la confianza. Más allá de las necesidades y la injusticia, lxs habitantes de las villas tienen una música propia, particular, una especie de fuerza desbordante para afrontar la adversidad. Pero la muerte es otra cosa y la muerte por abandono, mucho peor. Días y días sin agua en plena pandemia, carencia de cuidados y ayuda para los mayores y para los niñxs, para todxs, porque el Coronavirus no perdona edades. No obstante la organización La Poderosa no baja el estado de alerta y sus integrantes están presentes, multiplicándose y denunciando. Su testimonio, en Revista Haroldo.
Jessica Vanina Azcurraire es referente del Frente de Género de La Poderosa, tiene 35 años y vive en la villa 21-24. Dedica sus días a tratar de mejorar la calidad de vida de los habitantes de los barrios en una militancia constante desde hace años. Esta semana habló con Haroldo.
- ¿Qué cantidad de gente padece Covid 19 en las villas de la Ciudad de Buenos Aires hasta este momento?
Hay más de 107 contagiados y una persona fallecida hasta hoy, 4 de mayo.
- ¿Quiénes ayudaron desde que se inició la infección?
Principalmente las organizaciones sociales. Después de haber hecho mucha presión, también la Secretaría de Acción Social y Urbana (SISU) del Gobierno de la Ciudad. Quisiera aclarar que si bien llegaron los funcionarios, fueron muy inoperantes. Hay que entender que en toda la Villa 31 hay aproximadamente 55 mil personas. También se presentó gente de AYSA que auxilió en la falta de agua.
- ¿Cómo se están cuidando para no contagiarse, con qué recursos cuentan?
- Desde que construimos el Frente de Género a principios de 2015, hasta que inauguramos la quinta Casa de las Mujeres y Disidencias desde el Feminismo Villero, estamos constantemente armando estrategias para la promoción de los Derechos Humanos de las compañeras y para la prevención, protección y acompañamiento en los casos de violencia de género. Las redes de solidaridad en el barrio nos preceden, nos constituyen, no es nuevo que tengamos que organizarnos en contextos de crisis social. Nosotras ya estamos acostumbradas a parar las ollas, poner el pecho, el cuerpo, los ovarios y el corazón. Aun así en situaciones de emergencia sanitaria y alimentaria, cuando las raciones se multiplican, con barbijo, guantes y voluntad de sobra de nuestro trabajo de triple jornada, le hacemos frente porque no queda otra. Porque ser indiferentes no es una opción.
- ¿A partir de la necesidad de aislamiento en las casas ocurrieron casos de violencia de género más frecuentemente?
- Bueno, hoy en día desde la Ciudad nos encontramos acompañando más de 300 casos de violencia por razones de género, 50 de los cuales se sumaron en el contexto del aislamiento. Desde su inicio empezamos a pensar estrategias para acercar y acompañar a las mujeres y a las disidencias de los barrios de la CABA. Si bien no podemos realizar actividades en las casas pusimos a disposición las asesorías y difundimos teléfonos de Emergencias, allí recibimos consultas de diferentes vecinas. Nos comunicamos todos los días con las compañeras que se acercan, pero muchas de ellas no tienen teléfono, o crédito, o señal y eso dificulta las cosas.
- ¿El aislamiento no compromete además el trabajo y el sustento de muchas mujeres que mantienen a su familia?
- Si, desde el inicio del aislamiento nos encontramos en situación de emergencia alimentaria con comedores y merenderos que aumentan la demanda todos los días y se incrementa el trabajo de las compañeras que no cobran un salario por realizar esa tarea. En esos espacios alimentarios es donde nos consultan por diferentes situaciones de violencia de género que se encuentran atravesando.
- ¿Cómo se inició esta organización cuando el gobierno decidió la cuarentena?
- Cuando se ordenó el aislamiento social preventivo y obligatorio nos organizamos desde todos los frentes, comedores y merenderos, Casas de las Mujeres y Disidencias, espacios de apoyo escolar, cooperativas de trabajo, postas de salud, control popular a las Fuerzas de Seguridad. El hambre iba a sentirse cada vez más, la crisis social y económica aumenta las situaciones de violencia, mientras que las tareas de reproducción y cuidados se multiplican. Sabíamos que iban a aumentar no sólo las demandas sino los riesgos y las urgencias. Y sabíamos también que todos esos riesgos vienen en combo. Esto se agrava muchísimo más cuando la compañera es travesti o trans, sin ingresos económicos y sin asistencia médica, o cuando está en situación de calle, de consumo o de prostitución.
- O sea que el trabajo se multiplicó para ustedes de forma exponencial…
- Sí, las compañeras siempre tuvimos triple jornada: trabajo fuera de casa, trabajo doméstico y espacios comunitarios. Hoy, el día, los trabajos domésticos aumentaron enormemente y son las mismas vecinas las que están con sus hijes todo el día acompañando sus tareas. El trabajo de cuidado se incrementó significativamente y como se sabe, recae siempre sobre las mujeres. Además ponen el cuerpo en los comedores, merenderos y ollas populares. Acompañan las situaciones de género por los motivos que surjan, realizan campañas de salud y cuidan a sus familiares que son grupos de riesgo. ¿Qué más se les puede pedir a las compañeras…?
- ¿Qué ocurre cuando una mujer decide separarse de una pareja que la agrede?
- En esa situación lo primero que nos preguntamos es: ¿quiere denunciarlo?, ¿cuál es el riesgo? El riesgo de que el chabón tome represalias y el riesgo de que nadie le garantice a esa compañera que denunciando está más protegida.
- ¿Quién se encarga de que se cumplan las medidas de protección? Y si no quiere hacer la denuncia porque el riesgo es muy grande ¿adónde va?
- La gran mayoría de las vecinas trabajan informalmente y actualmente perdieron su ingreso. Es muy difícil la situación, en este momento las redes territoriales son centrales en la vida de cada compañera, y yo agregaría lo difícil que es militar cuando ahora pasan 24 horas al día con sus hijes y se potencian muchísimo las tareas de cuidado que normalmente recaen exclusivamente en las mujeres. Más en este contexto, con las actividades de la escuela que significan un gasto en internet y en trabajo, es como que se reemplaza ese laburo fuera de casa con los pibes haciendo tarea.
Mateadas virtuales y contención mutua
- ¿Están teniendo a acceso a la higiene necesaria en esta situación?
- En la villa 21 en especial aumentó significativamente la demanda por las dificultades para acceder a elementos de higiene menstrual, pañales y alimentos. Además se acercaron muchas compañeras del colectivo trans - travesti demandando comida ya que la mayoría se exponía a situaciones de prostitución. Estamos realizando mateadas virtuales como las que se hacían en las casas para seguir conteniéndonos entre todas. Es que además de las dificultades para acceder a las necesidades básicas y la exposición a las violencias, las compañeras también nos contenemos y nos acompañamos entre nosotras cuidando nuestra salud física y mental. Nos mantenemos en contacto, nos preguntamos cómo estamos y tratamos de distraernos también.
- ¿Qué es lo que pasa con la falta de agua, quiénes son los responsables?
- Otra dificultad que tenemos es justamente la del acceso al agua, hay muchos sectores del barrio donde el agua no es potable para el consumo humano y sale con tierra. ¿Cómo hacemos para cuidarnos si no tenemos agua potable para consumir, cómo accedemos a eso? Por suerte estamos nosotras en el barrio respondiendo a cada una de las necesidades que debería estar cubriendo el gobierno de la Ciudad. Las redes feministas no son una novedad para nosotras y seguimos poniendo el cuerpo cada vez, pero demandamos que el Estado debería estar haciendo este trabajo o pagando por el trabajo de cuidados que realizamos nosotras.
- ¿En la Villa 31 cómo está el tema del coronavirus, el dengue y la falta de agua?
- La situación en general es muy desesperante, desde el primer caso positivo que se conoció el lunes 4 de mayo, en solo una semana el número creció enormemente a 124 infectados y eso se debe a que acá, en el barrio, es muy difícil mantener el aislamiento social preventivo cuando una familia entera convive en un espacio de cuatro por cuatro. Y en un mismo piso pueden vivir varias familias que comparten un baño y un pasillo angosto. Se torna todo más complicado si tenés una familia a la cual alimentar y si hay que salir a trabajar igual en plena cuarentena. La mitad del barrio permaneció sin agua muchos días y la otra mitad tiene un chorrito que sale por la canilla y que compartimos con la gente que no tiene para que también puedan tomarse las medidas preventivas de higiene. Si vuelven de trabajar a su casa, carecen de agua aunque sea para lavarse las manos y acuden a sus vecinos para poder hacerlo. Hace muy poco en algunos sectores empezó a regularizarse, pero hay casas en las que a cada rato se quedan sin agua. Larreta nunca hizo nada. La gente de AYSA se presentó e hicieron obras paliativas cambiando caños.
Ni pan ni changas, lo que hay es dengue…
¿Cómo están haciendo posible que en esta situación todos puedan comer?
- La situación alimentaria es preocupante porque en nuestros barrios la mayoría tiene trabajos informales, en este contexto perdió su fuente de laburo o ya no se puede salir a hacer changas. Nuestros merenderos duplicaron la cantidad de raciones, mientras que en los comedores la triplicaron y la cifra va en aumento en la medida en que la cuarentena y la pandemia se agravan.
- ¿El Gobierno de la Ciudad no colabora con ustedes en todo esto?
- El Gobierno de la Ciudad encima nos oculta el número real de los infectados hasta la fecha, y esto imposibilita que los trabajadores de la salud accionen para impedir que el virus se siga expandiendo. Además de los problemas que nos trae el coronavirus, también lidiamos con el tema del dengue. Desde que comenzaron las relocalizaciones del proceso de urbanización no se han retirado escombros de las casas demolidas y son enormes focos donde el mosquito del dengue genera nidos. Esto está sucediendo sobre todo en el sector de bajo la autopista, donde desde el comienzo de la cuarentena no se hacen fumigaciones ni descacharreo para que el mosquito no se reproduzca. Luego de las lluvias que pasaron hace unos días atrás, el agua sigue acumulada entre los escombros. Es muy difícil y triste todo lo que estamos atravesando, pareciera que nuestras vidas no importan por pertenecer al sector pobre de la ciudad más rica del país. Es increíble que no tengamos acceso a un derecho tan básico como el agua y más en este contexto de pandemia. Nos preocupa que el número de infectados no pare de crecer debido al hacinamiento en el que vivimos en todas las villas del país.
- ¿Qué sienten? ¿Hay miedo, hay estigmatización con los contagiados?
- Sentimos mucha impotencia y sí, bastante miedo por lo rápido que crece el número de casos positivos. Miedo porque no podemos ni lavarnos las manos después de ir a trabajar o comprar los insumos. Miedo de no tener para comer al otro día si no se puede laburar, miedo por el aumento de muchos precios de la canasta básica, del precio del alcohol en gel y de los productos de limpieza. Miedo por la información que nos están ocultando. Desde nuestra Asamblea Poderosa de Retiro nos acercaron a las familias que dieron positivo para llevarles alimentos y productos de limpieza ya que en muchos casos las personas infectadas son sostén de hogar, y no pueden hacer nada por estar aislados o internados. Sí, miedo. Pero no nos rendimos.
Los que mueren antes…
El 2 de mayo pasado Nacho Levy, referente de La Poderosa, afirmó que el número de afectados por la pandemia en las villas de Capital eran 124 y sólo de la Villa 31 ya eran 57, cuando el sábado anterior había 3 contagiados. El lunes 11 de mayo volvimos a consultar y las cifras fueron 519 en la CABA, 373 en la Villa 31 y 109 en la Villa 1-11-14,
“Esto –dice Nacho- quiere decir que en los últimos cinco días la curva del coronavirus para los pobres, en la ciudad más rica del país, creció un 1.900 % y desde el sábado hasta hoy esos cinco días de los que estamos hablando, la villa 31 estuvo sin agua y está sin agua. Realmente cuesta demasiado que la agenda pública de los medios y de la política dimensionen la gravedad de la situación.”
- ¿Pero no hay forma de que resuelvan lo de la 31, no es delito dejar a la gente en esa situación?
Vamos a imaginar que la Villa 31 fuera un gran geriátrico, donde efectivamente viven 1.300 adultos mayores que no tienen ni menos problemas, ni menos enfermedades que los adultos mayores de otros geriátricos, solamente tienen menos plata. Imagínense ustedes que en ese gran geriátrico hay 57 casos de coronavirus, imaginen que el nivel de hacinamiento o de las personas que circulan por adentro sería mucho mayor que los de cualquier residencia para ancianos… Y se corta el agua un montón de días… ¿Cómo estarían tratando los funcionarios a esos abuelitos, cómo estarían tratando los medios al dueño de ese geriátrico? Bueno, ahora mismo en ese inmenso geriátrico que es la villa 31 hay 57 casos de coronavirus, no hay agua y el titular se llama Horacio Rodríguez Larreta. El problema es que los cables de comunicación del barrio a la agenda masiva [de los medios de comunicación] están en general cortados, porque las pautas del gobierno de la Ciudad inhiben que esa realidad llegue hasta donde tiene que llegar.
-¿Ustedes no pudieron acceder al Gobierno para resolverlo?
- No, ¿sabés cómo se excusan?, diciendo “tenemos la ventaja de que la población de las villas no es una población tan anciana, o tan longeva…” Pero es mentira, no es ninguna ventaja, ¿saben qué? ¡la gente en las villas se muere antes!
El último reporte que recibimos personas infectadas y fallecidas fue el 14 de mayo, al cierre de esta nota.
Total de infectadxs: 891 personas
- 628 en la Villa 31.
- 226 en la Villa 1-11-14.
- 13 en la Villa 21-24.
- 9 en la Oculta.
- 3 en Zavaleta, Carrillo y Rodrigo Bueno.
- 2 en Fátima y la 20.
- 1 en Inta y Barrio Mitre.
9 Fallecimientos
Fuente: La Garganta Poderosa
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