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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

15/04/2020

La historia dibujada

Hace casi diez años María Paula Doberti y Eugenia Bekeris comenzaron a retratar con lápiz y papel a testigos, sobrevivientes, familiares de víctimas y genocidas en los juicios por los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura cívico-militar, frente a la imposibilidad de filmar o fotografiar lo que ocurre en las audiencias. 
Un libro reúne cien de esos dibujos en una suerte de archivo en progreso que fue presentado hace algunas semanas en Buenos Aires y que busca multiplicarse pasando la posta a las nuevas generaciones.

Juan Manuel Miranda -  Testimonio en el juicio “Megacausa ESMA” - Sobreviviente, 27 de febrero, 2014.

He terminado. Muchas gracias, señor presidente”. El dictador Jorge Rafael Videla se levantó con alguna dificultad de su silla en la sala de audiencias de los tribunales de Comodoro Py, a la que había sido trasladado para declarar en el juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en los años del Plan Cóndor. Fue el martes 14 de mayo de 2013, el día de su última aparición pública: murió el viernes siguiente, a los 87 años, en la prisión de Marcos Paz. Apenas Videla terminó de declarar, Eugenia Bekeris levantó su lápiz negro del bloc de hojas A4 blancas lisas, vio el dibujo terminado y sintió algo ambiguo. “Cuando Videla se sentó en el recinto no podía hablar porque se le secaba la boca. Hasta ese momento parecía otra persona. Cuando empezó a hablar, lo hizo con una voz muy baja. Se veía que estaba muy mal pero, de todas maneras, era bastante inquietante estar sentada frente a él. Primero me resultó bastante difícil de creer que ese era Videla, pero cuando empezó su alegato todo cambió: negó el valor de los juicios, acompañó a sus camaradas hasta el final, no modificó nunca su discurso. Fue la confirmación de que, a pesar de los años, seguía siendo el mismo”.

Bekeris no estaba sola ese día: tenía a su lado, como casi siempre, a María Paula Doberti. “También me pasó que cuando lo vi a Videla no pude creer que estuviera ahí, que fuera él. Era impactante. Todo eso también te atraviesa inevitablemente al momento de dibujar”, recordó.

En mayo de 2010, Doberti y Bekeris, artistas visuales y docentes en aquel momento del Departamento de Artes Visuales del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA), aceptaron una convocatoria hecha por H.I.J.O.S para dibujar lo que ocurría en el juicio a represores responsables de los crímenes cometidos en la ex ESMA. Los jueces a cargo del Tribunal Oral Federal Número 5 habían prohibido filmar o fotografiar lo que ocurría en las audiencias judiciales, pero permitían dibujar. “A partir de ese momento comenzamos a dibujar en los juicios”, indicó Bekeris.

 

“La historia dibujada” - Revista Haroldo | 1
Ana María Careaga -  - Testimonio en el juicio Circuito ABO - Sobreviviente, 2 de noviembre, 2016.

Casi diez años después, presentaron en el Centro Cultural de la Cooperación “Dibujos urgentes. Testimonios en juicios de lesa humanidad”, un libro en el que reunieron cien retratos a mano alzada de testigos, sobrevivientes, familiares de víctimas y genocidas. Los dibujos están acompañados por una decena de textos, entre otros, del ex juez Carlos Rozanski, Ana María Careaga, Graciela Daleo, Fabiana Rousseaux y la fiscal Gabriela Sosti.

El libro es el resultado de diez años de trabajo y es el primer libro que se hace con todo el material recabado. Por supuesto que no reúne todos los dibujos que hicimos en esos años, pero es una gran cantidad. Los retratos seleccionados abordan las distintas sesiones judiciales”, explicó Bekeris.

Doberti considera que los dibujos se constituyeron en un archivo, por lo que la idea “era mostrar los documentos textuales y visuales y darles un formato libro para poder visualizarlos y distribuirlos mejor. Hemos hecho muchas muestras, pero el formato libro nos permite tener otra llegada”, indicó.

 

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Presentación del libro Dibujos urgentes con las autoras junto a Ana María Careaga, Juan Pablo Pérez, Hernán Cardinale, María Rosa Gómez, Gabriela Sosti, Julieta Colomer y Fabiana Rousseaux en  la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación (CCC), 11 de marzo, 2020.

"Tenemos la intención de que sea un legado. Un poco como testimonio de lo que ocurrió y también para destacar la importancia que tienen los juicios para los sobrevivientes y los familiares. Y con Eugenia queremos que esto se multiplique. La idea es pasar la posta a las nuevas generaciones y que sean muchos los que dibujen. No es fácil sostenerlo. Nosotros lo hacemos como una tarea militante en el poco tiempo que tenemos y que le robamos a nuestro propio tiempo de trabajo o de otras cosas. Ir a una audiencia a escuchar te cambia la vida y si sos dibujante, te cambia la perspectiva del dibujo”, comentó.

Como docente de Bellas Artes, Doberti mencionó que dibujar en una audiencia judicial es muy distinto a hacerlo con modelos o croquis en un ámbito ajeno a un taller, por ejemplo. “Hay miradas, movimientos y acciones que son raras para nosotros que venimos de otro palo. Adaptarse a eso fue un poco problemático. En los tribunales de Comodoro Py las salas son muy grandes, estamos atrás de un vidrio y generalmente dibujamos la imagen que se proyecta en una pantalla. Hay como una doble intermediación hasta que observás un rostro; lo hacés a través de una pantalla y de un vidrio, cuando en el taller a un modelo lo tenés a un paso. Todo eso complejiza al dibujo, sumado a que una persona está hablando, mira para un lado, lo llama un abogado”.

Doberti destacó que a todo eso hay que sumarle las emociones que se viven en un juicio. “El sobreviviente atraviesa una situación muy emotiva mientras está declarando porque revive lo que sucedió: una violación, una tortura. Y eso cruza emocionalmente y repercute en su rostro. Y, además, está todo lo que nos pasa a nosotras. Nosotras escuchamos desde el dolor. Es inevitable. Muchas veces me pasó no poder dibujar porque las lágrimas me tapaban la mirada”.

 

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Jorge Rafael Videla - Testimonio en el juicio por los crímenes en Campo de Mayo, 14 de mayo, 2013.

Pese a que llevan casi diez años dibujando en los juicios, mantienen el mismo formato utilizado desde el primer día. Un bloc de hojas blancas lisas A4, un lápiz y una goma. “Hemos adquirido más velocidad para trabajar, por supuesto, y podemos abarcar más los testimonios, con más información. Pero siempre mantenemos el mismo formato: es una producción austera. En general es un dibujo vertiginoso, rápido”, contó Bekeris.

“También decidimos que los dibujos se terminan en la sala de audiencia, porque queremos preservar la emoción con la que nos atravesó el testimonio”, agregó Doberti.

Al retrato elaborado ambas le incorporan los datos personales de la persona dibujada, algunas de las frases pronunciadas, el lugar donde fue tomada la declaración y la fecha. Así los dibujos se fueron convirtiendo, según Bekeris, “en un documento textual y visual”.

Para darle contexto al dibujo, buscan información acerca de la persona a la que dibujarán. “Al principio - expresó Doberti- íbamos a la deriva, hasta que nos dimos cuenta de que era mucho mejor escuchar sabiendo quién era la persona y qué se está buscando con cada testimonio. Porque hay testimonios que pueden ser muy estremecedores o angustiantes, pero que al juicio no le suman nada. Y otros que parecen muy fríos, pero que logran lo que se está buscando, como por ejemplo saber si determinada persona estuvo en un centro clandestino antes de ser desaparecida. Cuando tenés la escucha más aguda, el dibujo corre diferente”.

 

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Julio Alberto Poch  - Testimonio en el juicio ‘ESMA III‘, donde admitió haber participado en los vuelos de la muerte como piloto, 18 de febrero, 2013.

Dibujos urgentes”, admitió Bekeris, “marca un antes y un después” para ambas. “Es un libro que tiene datos históricos objetivos, un archivo en progreso que le permite a las nuevas generaciones conocer qué pasó y por qué la dictadura nos ha dejado atravesados a todos. Nosotras nos presentamos como testigos de los testigos, acercamos algo de sus palabras en los dibujos”.

 

 

El libro fue editado por la editorial Mónadanomada, fundada por Julieta Colomer y Hernán Cardinale.

 

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Eugenia Bekeris

Es artista visual y segunda generación descendiente de la Shoá. Trabaja desde el arte la memoria de las catástrofes. Entrecruza dos memorias: Shoá y la dictadura militar. Es creadora de espacios de reflexión interdisciplinarios como estrategia de aprendizaje y transmisión.

 

María Paula Doberti

También es artista visual y docente de la UBA, la UNA y la ESEA Manuel Belgrano. Es maestranda en Artes Performáticas en la UNA y trabaja en intervenciones en el espacio público desde 2002. Su campo de obra abarca el arte urbano y político, utilizando como soportes la calle, las instalaciones, la performance, los objetos, el dibujo, la fotografía y la investigación.

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