19/03/2019
La violencia en el espacio
“Esta exposición explora una forma de gobierno en donde la violencia es un elemento constitutivo que, al mismo tiempo que diseñó hasta el mínimo detalle los circuitos del terror, organizó ferias infantiles, mundiales de fútbol, la ‘buena gestión’ de la basura, el patrimonio cultural o el turismo”, afirman los investigadores Pamela Colombo y Carlos Salamanca, coordinadores generales de la muestra "La violencia en el espacio. Políticas urbanas y territoriales durante la dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983)".
Programas de erradicación de “villas miserias”, construcción de autopistas, creación de pueblos estratégicos, rediseño de espacios públicos, edificación de estadios y readecuación de las ciudades para la “fiesta mundialista”. Estos son algunos de los proyectos territoriales y urbanos realizados durante la dictadura militar en Argentina (1976-1983) que esta exposición examina. Una reorganización espacial realizada a todas las escalas y en todas las regiones del país, que involucró directamente a amplios sectores de población, transformando de manera duradera a la sociedad argentina.
A partir de un abordaje interdisciplinario, esta exposición explora la génesis de estos proyectos urbanos, pero también el modo en que las sociedades heredan, gestionan, recuerdan y utilizan estas infraestructuras en la actualidad. Aproximarse a las políticas de creación y remodelación espacial de la dictadura permite pensar ese “mundo nuevo” en el que, a través de la violencia, el espacio se utilizó como un medio para “crear”, “civilizar”, “domesticar”, “enseñar”, “sanar”.
La violencia se encuentra no sólo en las características mismas de estos programas, sino también en sus modalidades de implementación. Parques o complejos habitacionales diseñados y edificados por imposición, sin consenso ni control, no son sólo infraestructura sino la evidencia material y espacial de un régimen que quiso reorganizar la ciudad y el campo de manera radical.
Todo este conjunto de proyectos urbanos constituye hoy un legado material con el que convivimos: por un lado como condición de posibilidad de procesos de acumulación desigual de bienes, tierras y recursos, por otro lado como parte de procesos de empobrecimiento, exclusión y marginación. El fundamento arbitrario del diseño de estos espacios y las formas autoritarias de su implantación perviven aún como legado material de la dictadura militar en nuestro presente. Naturalmente, estos espacios no son una estructura fija inmodificable y algunas veces la sociedad ha logrado modificar o resignificar esos mismos lugares. Aunque pocos, existieron casos de resistencias colectivas, como por ejemplo la creación autogestionada de viviendas frente a la expulsión masiva de las villas.
Los desplazamientos, desalojos, apropiación de bienes como tierras y viviendas son expresiones espaciales de violaciones a los derechos humanos. Estas violaciones tienen efectos sociales concretos: hay alguien desplazado, alguien desposeído de sus bienes, alguien a quien le fue negado el acceso a los recursos necesarios para reproducir su vida. Esta exposición pone en evidencia que hay situaciones espaciales de flagrante injusticia espacial producidas o refrendadas por políticas llevadas a cabo en este contexto autoritario.
No es el monumento, el estadio o el edificio en sí mismo lo que invitamos a mirar aquí. No existió una dictadura fecunda en edificios y modernización, distinta y separada de aquella que llevo a cabo la desaparición sistemática de miles de personas. Esta exposición explora una forma de gobierno en donde la violencia es un elemento constitutivo que, al mismo tiempo que diseñó hasta el mínimo detalle los circuitos del terror, organizó ferias infantiles, mundiales de fútbol, la “buena gestión” de la basura, el patrimonio cultural o el turismo.
No hubo un gobierno de violencia y otro productivo. Hubo un solo gobierno que inscribió la violencia en el espacio y que hizo del espacio el medio y el lugar para crear de manera autoritaria una nueva sociedad.
* Pamela Colombo es profesora adjunta del Departamento de Sociología de la Université Laval (Québec) e investigadora asociada al IRIS-EHESS (Paris)
* Carlos Salamanca es investigador adjunto Conicet, CURDIUR-UNR (Rosario) y director del programa “Espacios, Políticas, Sociedades” (CEI-UNR)]
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