23/01/2019
El crimen que marcó una época: 22 años sin Cabezas
Fotos Fototeca ARGRA
José Luis Cabezas fue asesinado por fotografiar al poder en enero de 1997, en plena democracia. Un año antes había retratado en Pinamar al empresario Alfredo Yabrán, un hombre con fuertes vínculos con el poder político. La investigación posterior probó que a Cabezas lo mataron un grupo de policías en actividad y retirados que trabajaron bajo las órdenes del jefe de custodia del poderoso empresario. Revista Haroldo publica hoy, a modo de homenaje, algunas de sus fotos.
José Luis Cabezas fue asesinado el 25 de enero de 1997 en Pinamar por una banda de policías en actividad y retirados. La orden, según lo determinó la justicia, llegó directamente del jefe de custodia del empresario postal Alfredo Yabrán. El crimen sacudió a la sociedad y a la clase política en la Argentina en una década signada por la impunidad que se inició con el crimen de María Soledad Morales en Catamarca, en septiembre de 1990 y continuó con los atentados a la embajada de Israel, en marzo de 1992, y a la AMIA, en julio de 1994; el asesinato del soldado Omar Carrasco, también en 1994; la muerte de Carlos Menem Junior, en marzo de 1995, y la voladura de la fábrica de armas de Río Tercero, en noviembre de ese mismo año.
Sin embargo, el asesinato de Cabezas marcó un punto de inflexión: para fines de los ‘90 los medios de comunicación gozaban de credibilidad por parte de la ciudadanía; se hablaba del cuarto poder. Y en ese contexto tuvo lugar el crimen de un hombre de prensa, con una dinámica similar a la de los grupos de tareas de la última dictadura.
Por su brutalidad y por la enorme reacción social que generó, el crimen de Cabezas pudo ser llevado a juicio. Según el periodista Gabriel Michi, su compañero de revista Noticias, la movilización fue clave para que en la Argentina no se naturalizara la muerte de periodistas como sucede en otros países de la región, como México o Colombia. El reclamo de justicia y memoria por el crimen se inmortalizó en la frase: “No se olviden de Cabezas”.
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En el juicio oral, que comenzó en diciembre de 1999, se determinó que los culpables del crimen de Cabezas fueron Gregorio Ríos, como instigador; Gustavo Prellezo, como autor material, y José Luis Auge, Horacio Anselmo Braga, Sergio Gustavo Gonzalez, Miguel Retana, Sergio Rubén Cammaratta y Aníbal Luna, como partícipes primarios. Ríos era por entonces el jefe de custodia de Alfredo Yabrán, a quien Cabezas había fotografiado el verano anterior en Pinamar, donde había sido enviado por la revista Noticias a cubrir la temporada. Era la primera imagen del empresario que se publicaba en un medio masivo de comunicación. Prellezo, por su parte, quedó sindicado como autor material del crimen; disparó dos veces contra el fotógrafo, que estaba arrodillado. Todos fueron acusados por el delito de privación ilegítima de la libertad seguida de muerte.
Tras el juicio, el Centro de Estudios Legales y Sociales, que patrocinó a la querella de la Asociación de Reporteros Gráficos (ARGRA), afirmó que el proceso “develó las redes de violencia y corrupción en que se asocian el poder económico, el político y las instituciones del Estado. Describió la capilaridad de esas redes y señaló la victimización de una sociedad (…). Hubo grupos que siguieron negociando para no ser investigados y evitar la condena, límites que no se vencieron y hoy marcan las fronteras de la impunidad en Argentina y el desafío de las barreras que deben ser vencidas. Finalmente nadie puede afirmar hoy que la sociedad argentina se olvidó de Cabezas”.
Aunque había sido condenado a perpetua, en 2017 Prellezo fue beneficiado con prisión domiciliaria y en los últimos meses obtuvo la matrícula de abogado por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. Gladys Cabezas, la hermana de José Luis, cuestionó en diálogo con Revista Haroldo la decisión de la entidad de habilitarlo para el ejercicio de la profesión.
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Cabezas no comentaba a su familia sobre su trabajo. En los encuentros, recuerda Gladys, los hijos y sobrinos eran protagonistas. Hubo una excepción: después de una jornada de trabajo José Luis pasó a visitar a su mamá y le contó que estaba conmovido porque había fotografiado a la abuela del soldado Omar Carrasco, asesinado en un cuartel en Zapala (Neuquén) mientras hacía el Servicio Militar Obligatorio. Las vueltas de la vida hicieron que la abuela de Carrasco participara años después de una marcha por el esclarecimiento del crimen de Cabezas.
“Cada 25 de enero hacemos presente a José Luis y recordamos que en la Argentina todavía falta mucho para decir que la justicia es justa”, señaló Gladys Cabezas que esta semana viajó a El Bolsón para participar de un homenaje a su hermano. Entre los actos que tienen lugar en todo el país, este viernes 25 los reporteros gráficos nucleados en ARGRA recordarán a su compañero. Será a las 12 hs en la sede de ARGRA, Venezuela 1433, CABA.
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