02/11/2018
Arte en/es territorio
Por Paula Domenech - Melisa Flores Tortosa - Guillermo Marini y Mariana Rocca (Equipo Artes Visuales)
Fotos Irina Bianchet y Lucrecia Da Representacao
Reunir experiencias de arte de diferentes territorios es poner en conexión maneras de sentir y de estar en el mundo. Por cuarto año consecutivo, el Conti inaugura la muestra Arte en Territorio en la que participan los colectivos Muca Musea, Ferrowhite museo taller, Militantes, Cooperativa Guatemalteca, Taller de Fotografía Club El Campito, CRA l Centro Rural de Arte, Taller de Fotografía en Barrio Mitre (Programa Arte y Territorio del Conti) y Intervalo-Escola.
“Hagamos confluir y desgarremos nuestros escenarios de ocupación.
Rompamos la continuidad. Yuxtanpongámoslos. Editémoslo en paralelo. Saltémonos el eje.
Construyamos suspenso. Pausa. Contraplano. Sigamos buscando la primavera.”
Hito Steyerl
En el comienzo es la palabra territorio. Se sitúa en el centro, sugiere un punto de partida y una línea de regreso. Se puede ir y venir, buscar articulaciones entre los conceptos que yacen en el diagrama. Las palabras se encuentran detenidas e incompletas, en suspenso, hasta ser encontradas por otras vecinas. Si la mirada se desliza hacia la derecha, una línea circular sugiere la multiplicidad de sentidos que suscita el binomio Arte- Territorio.
Para esta cuarta edición de Arte en Territorio, reunidos con los artistas alrededor de una mesa servida, imaginamos como premisa esta afirmación: el arte es territorio de lo político. Se trata de un axioma que resuena extrañamente como invocación: que sea el arte territorio de lo político.
Año a año, aprendemos del intercambio con los colectivos de artistas que son las prácticas concretas las que redefinen la idea de territorio y contribuyen a articular nuevos sentidos desde el tiempo presente. Nos obligan a estirar los límites de conceptos tan difíciles de clausurar como Arte, Territorio y Política.
Año a año, aprendemos del intercambio con los colectivos de artistas que son las prácticas concretas las que redefinen la idea de territorio y contribuyen a articular nuevos sentidos desde el tiempo presente.
Procesos globales y conceptos universales se presentan de modo específico en esta sala a través de sus artefactos, invenciones construidas para desbordar nuestro espacio simbólico con las voces de esos otros territorios. Como insinúa la instalación cartonera propuesta por el Museo- Taller Ferrowhite quizás, las memorias sólo puedan ser recuperadas en fragmentos, como las imágenes calidoscópicas. El universo rural al que alude la pequeña embarcación, elemento típico de los humedales de la Pampa, que trae Centro Rural de Arte (CRA), desde la laguna Indio Muerto para contarnos la historia de un accidente geográfico y un ecocidio planificado más amplio, cerca de la cuenca del Salado. Cooperativa Guatemalteca y el taller de fotografía “El campito” trabajan también con la materia del territorio en el que se inscriben: la Villa 31, Barrio Carlos Mujica de la Ciudad de Buenos Aires. Para ello, hacen visibles los conflictos existentes entre los distintos barrios de la ciudad, e indagan la diversidad de nociones de identidad al respecto. Un gran cono invertido, cual montículo de residuos apunta todo su filo sobre un ser humano, y nos interroga acerca de los posibles futuros que se proyectan en el marco de un devenir atravesado por la incertidumbre. Militantes, la casa-taller ubicada en la localidad de Manuel Alberti, a 42 km de la capital de Bs As, acerca las propuestas elaboradas en la plataforma física e ideológica desde la cual se elaboran acciones artísticas en el conurbano, lejos de los centros de promoción y circulación tradicionales. No podían faltar las miradas de las chicas del taller de fotografía en Barrio Mitre que el Conti desarrolla desde el 2014. Toman cuerpo en el espacio y nos muestran las marcas particulares del territorio en sus biografías.
Estos objetos sensoriales se despliegan en la sala como instalaciones que dialogan desde sus morfologías y se enlazan: se rozan en sus extremos y se cruzan. A su vez, las formas se expanden y se conectan a partir de las preguntas que la musea MUCA formula desde los bordes. La musea no tiene lugar fijo, es itinerante y está atomizada en cada una de sus partes. Se propone tensionar la institución arte, ya que para ellos el arte es el territorio del cual también son parte. El arte está y circula a través de cada una de sus partículas y lo hace en cualquier parte, en la plaza o el club de barrio.
La gran pared curva que atraviesa la sala es una integrante silenciosa, señala tal vez un vacío, como un cuenco cuyo centro permite que pueda alojar lo que esté por llegar. A su frente, sobre los vidrios, volvemos a reconocer las palabras del diagrama diseñado por el grupo Intervalo Escola, quienes se dedican a la creación de programas temporales de aprendizaje que comprenden el territorio de la educación como un modo de construir vínculos a través de la empatía. Hacia al centro, a la izquierda, podemos leer “ocupado”, “resistencia”, “lucha”, “urgencia”… Si pensamos el arte como territorio político, ¿se tratará del arte como ocupación? Tal vez la respuesta (si la hay) esté en ocupar y pensar juntos espacios de resistencia, de procesos, de habilitar y habitar la reflexión acera de la relación (siempre en tensión) entre los territorios y la institución.
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