23/04/2017
Homenaje a los trabajadores de la imagen
El ojo como testigo
El colectivo de reporteros gráficos que nació en plena dictadura para hacerle frente a la censura se propuso ahora visibilizar las historias de los trabajadores de la imagen asesinados durante el Terrorismo de Estado. Tras una larga búsqueda llegaron a identificar a 80 compañeros, algunos de los cuales murieron antes del golpe del 76, de la mano de la la maquinaria paraestatal. El próximo 28 de abril colocarán una placa de homenaje en la sede de ARGRA en su memoria y reconocimiento.
Octubre de 1980. Sábado frío y lluvioso. Por la noche, varios fotógrafos de prensa nos reunimos en la mesa de un famoso café de la Ciudad de Buenos Aires –el bar La Paz- doloridos y consternados por la pérdida de un grupo de amigos. Alberto Rodriguez, Nemesio Luján Sánchez, Víctor Hernández, todos pertenecientes al staff del Diario Crónica, quienes viajaban a cubrir un partido a la ciudad de Rosario. Nunca sabremos si fue un accidente por el estado climático o por la fatiga del material aéreo. El avión, una suerte de diligencia voladora, llevó a los tres reporteros y a los dos pilotos, Gustavo de Bonis y Claudio Faro, a ser parte de la noticia dolorosa de ese día.
La muerte de los muchachos contribuyó para que nuestras recalentadas cabezas, producto de la atmósfera represiva, activaran nuestra imaginación: esa misma semana, además de la caída del avión, se había producido el atentado a Teatro Abierto con un artefacto explosivo en las instalaciones del Picadero. Es en ese momento que decidimos plegarnos a la lucha contra la dictadura, acompañando al gremio de actores, que en soledad, comenzaba a resistir las decisiones que emanaban de la Junta Militar.
La Batalla Cultural en su expresión más salvaje se manifestaba a puro bombazo, sobre todo aquello que no podían doblegar. En estas circunstancias nace el colectivo Grupo de Reporteros Gráficos de 1981 (GRG81).
Nos propusimos hacer frente a la dictadura con nuestras herramientas más preciadas: las cámaras fotográficas. Queríamos cambiar el enfoque que hasta el momento tenían los medios de comunicación con los materiales fotográficos. Recordemos que existía una férrea censura periodística. No se podían publicar fotos de las Madres de Plaza de Mayo, a quienes visibilizamos sin temor, transgrediendo las directivas que la Secretaria de Información Pública mantenía sobre ese grupo de luchadoras civiles a quienes la maquinaria asesina de la Junta Militar había arrebatado a sus familiares más amados.
Los materiales que pasaban los filtros eran muy escasos, apenas algunas notas de la Multipartidaria y casi nada del gremialismo en lucha. Por ese motivo pusimos manos a la obra: queríamos llevarnos puesta la censura. Y lo logramos. Jamás en esos años imaginamos que estábamos construyendo un hecho que movilizaría a la opinión pública y que trascendería el paso del tiempo.
Sabemos hoy lo mucho que contribuyeron nuestras cámaras a la recuperación del sistema democrático. Unas 5.000 personas asistieron a la primera muestra de repudio en octubre de 1981. La fila de personas convocadas por el boca a boca daba vuelta la manzana del histórico local del centro de residentes azuleños en Buenos Aires, en el viejo barrio de San Telmo. Algo inédito para una muestra de fotografía en Argentina. Gente que se acercaba para ver nuestras fotos sin censura. Arrancamos 77 fotógrafos con 200 fotos y sin comité editor. Todo expuesto, como diría Roberto Arlt, con prepotencia de trabajo, a puro pulmón y sin una moneda.
Ese acontecimiento tiene un nombre: “El Periodismo Gráfico Argentino”, hoy rebautizado como “Fotoperiodismo Argentino”. 36 años han pasado. Hoy las jóvenes camadas de nuevos reporteros gráficos -ahora denominados fotoperiodistas- van aggiornando la profesión con su formidable dosis de creatividad e innovación. Precariamente fuimos desde el inicio dándole forma a aquella aventura, que sirvió para realizar una profunda transformación en la fotografía periodística.
Tenemos una identidad propia. Nuestros materiales fotográficos promovieron una revolución en el campo de las imágenes, buscadas hoy para ilustrar libros, revistas, periódicos, videos, películas. Hubo un cambio profundo en las miradas y lecturas de las imágenes, que como un huracán incontenible, fue renovando y formateando a los trabajadores, con mayor grado de conciencia política y una amplia visión periodística.
Hoy en los departamentos fotográficos de los medios dejamos de ser un sector postergado. Ya no se recluta a los fotógrafos entre los boxeadores arruinados o los policías desclasados. Ya no somos más identificados con el descalificador “fogonazos”, como se refirió Carlos Reymundo Roberts redactor estrella del Matutino La Nación, en su afán por desvalorizarnos y crear según él una figura simpática.
Hemos logrado consolidarnos como un sector altamente calificado. También a nuestra organización madre, ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina), con la que conseguimos un fuerte crecimiento institucional. Actualmente nuestros compañeros investigan, desarrollan, producen. Logran con sus imágenes aclarar crímenes de referentes sociales, asesinados por fuerzas de seguridad en una oscura estación de trenes.
La organización acompaña las luchas dentro del gremio de prensa y en su sede tiene una escuela técnica, donde se brindan cursos de perfeccionamiento. Algo inimaginable en aquellos oscuros años de lucha.
Cambiaron los tiempos, hoy ya no se denuncian los infames sucesos de una oscura y criminal dictadura. Nuestras imágenes muestran los éxitos y errores de los gobiernos democráticos. Con todas estas pequeñas batallas hemos logrado ser reconocidos a nivel internacional. Nuestras muestras han recorrido el mundo.
Hoy tenemos una deuda pendiente con quienes nos acompañaron y nos fueron arrebatados por medio de una maquinaria criminal. Estamos dispuestos a recuperar la memoria de nuestros compañeros asesinados y desaparecidos, visibilizarlos para que ocupen un lugar en la historia.
Con esta deuda, el -GRG81-Argra- puso en marcha el proceso de búsqueda y recuperación de la memoria. Estamos colectando fotos y produciendo un video con las historias de vida de nuestros compañeros muertos, para producir una película y una muestra itinerante.
Pedimos perdón a los familiares y amigos de nuestros compañeros asesinados y desaparecidos por no haber hecho este homenaje antes, pero los tiempos históricos y personales nos lo impidieron.
Comenzamos la búsqueda con 23 casos reconocidos, convalidados con la información del Archivo Nacional de la Memoria, pero cada día que avanzamos sumamos nuevos compañeros. De nuestro contacto con el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado, del Ministerio de Justicia y Derechos humanos, el número se nos amplió a 80, incluyendo a reporteros gráficos, camarógrafos de noticiero, noteros free lance de televisión, documentalistas, directores de Cine y ex presidentes de nuestra entidad madre, Argra.
Los casos más emblemáticos que abonan este homenaje son los de Ignacio Ezcurra, que tiene el doloroso título de ser el primer periodista de nuestro país detenido desaparecido, muerto en Vietnam en 1968, mientras cubría la guerra para el diario La Nación; el cineasta Raymundo Gleyzer, secuestrado y desaparecido el 27 de mayo de 1976, y Leonardo Henrishen, quien fue presidente de Argra, camarógrafo de Canal 13 y corresponsal de la Televisión Sueca para America Latina, recordado por haber filmado su propia muerte en Chile a manos de un militar en las postrimerías del derrocamiento a Salvador Allende .
80 es un número simbólico: hasta el momento relevamos 77 compañeros asesinados, pero sabemos que nuestra incesante búsqueda nos hará sobrepasar la cifra de los trabajadores de la imagen –denominación que nos permite incluir a los profesionales de todas las ramas de la actividad- detenidos y desaparecidos por el Terrorismo de Estado.
Una placa de homenaje a los 80 compañeros será colocada el 28 de abril a las 12 en la sede de Argra, Venezuela 1433.
Este es nuestro reconocimiento. Memoria–Verdad–Justicia.
*El Ojo como Testigo es un trabajo de Reparación Histórica que llevan adelante por los miembros del Gupo de Reporteros Gráficos de 1981 (GRG81-ARGRA) integrado por Aldo Amura, Alfredo Herms, Alejandro Andam y Ricardo Ceppi.
*Para el homenaje, el grupo de reporteros contó con la colaboración de la Legislatura porteña, que se comprometió a exhibir una muestra fotografica y a la realización de un libro con las historias de vida de los trabajadores de la imagen desaparecidos.
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