04/11/2016
Ensayo fotográfico
El fotógrafo que nunca se fue
Por Brenno Quaretti
Nació en Italia, pero creció en la Argentina. Murió muy joven y dejó un vasto legado que su viuda, la también fotógrafa Mónica Hasenberg se encarga de atesorar. Homenaje a un gran retratista y defensor de los Derechos Humanos a 70 años de su nacimiento.
Mónica Hasenberg guarda prolijamente un archivo de rollos fotográficos, muchos de ellos sin clasificar. En ese maremagnum de imágenes, hay miles que son de Brenno Quaretti, su marido fallecido el 29 de noviembre de 1995 cuando tenía 49 años. Por estos días, hubiera cumplido 70 y Mónica quiere homenajearlo. Hurga entre ese archivo indomable: hay fotos que sabe que son de él, sólo de él. Muchas otras -miles- no tienen dueño ¿son de ella? ¿quién las sacó? Por eso esta vez se esmera en separar las que seguro le pertenecen a este italiano que llegó en barco en 1950 de la mano de su mamá, Carmelina.
Elige para la Haroldo algunos retratos. Todos personajes que hacen a la vida política, intelectual, artística de la Argentina. Podría haber elegido la de las marchas por los Derechos Humanos. O las que reflejan la pobreza, que tomó con su cámara durante muchos años a lo largo de todo el país. Pero no: eligió estas. Aldo Ferrer, Jorge Luis Borges, Caloi, Victor Heredia, Estela de Carlotto, Hebe de Bonafini, Héctor Larrea... Cree que en estos retratos está el Brenno que a ella más le gusta.
Brenno creció en un conventillo de La Boca. Entre los vecinos, un fotógrafo le enseñó el oficio y lo inició en la lectura de Dostoievski y Nietzsche. Pasos decisivos en su vida, marcada por la pobreza y la imagen de su padre muerto en un accidente doméstico delante de él, cuando todavía era un pibe.
"Todas esas cosas lo marcaron fuerte", dice Mónica, mientras retoca cada una de las fotos de este ensayo y recuerda su mirada "nietzcheana" de la vida. También rememora a quien fue uno de sus maestros, el fotógrafo Sameer Makarius, que lo llevó a seguir sus pasos en muchos aspectos de la captación de la imagen. Eran los 70 y para entonces Brenno había elegido a la fotografía como su profesión y su medio de expresión.
A ser reportero fotográfico llegó por causalidad. Mónica tuvo que insistir para que su marido aceptara este puesto en la revista Familia Cristiana. Ateo como era no le encontraba mucho sentido a ese trabajo que le aseguraba sólo el pago del alquiler de la casa donde vivían. Miraron muchos ejemplares y comprobaron que detrás de esa publicación se escondía una parte de la religión que sí les gustaba: la Teoría de la Liberación.
Así recorrió el país y fue testigo de centenas de acontecimientos importantes, que reflejan la incansable lucha del pueblo argentino en defensa de los derechos humanos y de los derechos sociales.
Brenno Quaretti nunca se fue. Está en estos retratos y en miles de fotografías que Mónica sigue digitalizando y retocando. Y también en un cuaderno que el italiano escribió durante años: pero esa es otra historia.
Brenno Quaretti, Valditacca, 8 noviembre de 1946- Buenos Aires, 29 de noviembre de 1995.
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