09/10/2015
Pueblos originarios: dos miradas
Prisioneros de la ciencia y Los ojos de la tierra buscan promover el debate acerca del prejuicio, de los modos de considerar y de mirar. Es la puesta en diálogo de dos maneras de fotografiar, de dos concepciones acerca de los pueblos originarios, el respeto y los derechos humanos.
Ambos ensayos fueron exhibidos en la fotogalería del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti en 2012. Las fotografías de Prisioneros de la ciencia forman parte de la muestra que se inaugurará el próximo viernes 16 de octubre a las 17 hs. en el Edificio Cuatro Columnas del Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), donde podrá visitarse hasta mediados de noviembre.
Una afirmación de identidad
Después de las campañas de exterminio del último cuarto del siglo XIX, abundaron las fotografías de los pobladores originarios. La mayoría parecía justificar el sometimiento de esas culturas consideradas despreciables cuyo exotismo primitivo la imagen tendía a destacar. Más tarde, los científicos fotografiaron cuerpos y acumularon restos óseos para proclamar lo que ya se quería decir antes de cualquier estudio, que estábamos frente a seres inferiores. Como lo muestra el trabajo del Colectivo GUIAS, los orígenes de la ciencia argentina –del Perito Moreno a la creación del Museo de Antropología de la Plata- están teñidos de racismo.
Si la frase de Sarmiento llamando a no ahorrar sangre de gauchos había justificado las sangrientas batidas del ejército de línea por las provincias argentinas, el exterminio de los pueblos originarios mereció también la consigna aprobatoria del educador sanjuanino: el ejemplo de los Estados Unidos mostraba claramente que el aniquilamiento de las tribus indígenas era una necesidad para el progreso.
Olvidando definitivamente las generosas proclamas de Castelli y otros pocos, un discurso celebratorio del genocidio dominó la escena. La campaña de Roca fue ensalzada colocándola junto a las grandes batallas que aseguraron la independencia. La cultura argentina osciló, desde entonces, entre el racismo más acendrado y las visiones más moderadas que llegaron a plantear alguna forma de recuperación de las culturas indígenas, pero –salvo excepciones muy contadas- nadie se animó a cuestionar las acciones de exterminio de los pueblos originarios. Sólo en las últimas décadas del siglo pasado, superada la dictadura que había festejado como una fecha propia el centenario de la Campaña del Desierto, comenzó a ganar espacio en el debate cultural argentino una visión crítica que llevó a tomar conciencia de esa tradición de racismo y a considerarla incompatible con la afirmación de una democracia verdadera.
Segregadas de la vida nacional, arrinconadas contra las líneas de frontera, estas comunidades subsistieron y su presencia hoy nos interpela en esta muestra. La cámara estenopeica, herramienta simple para introducirse en la cultura de la imagen, permitirá a estos pueblos revelar sus propias fotos y constituir sus archivos, aportando a una afirmación identitaria que facilitará también un diálogo entre las culturas. Lejos de aquella mirada de lo exótico, estas fotos tomadas por los mismos integrantes de la comunidad tienen un sentido diferente. El trabajo de Verónica Mastrosimone y Esteban Widnicky nos presenta otra mirada sobre el mundo, la morosidad de un registro sobre el que ya no tenemos derecho a confundirnos: lo que los conquistadores del siglo XV al XIX leyeron como pasividad, malicie o abandono no era sino otro modo de entender la vida y la comunión con la naturaleza.
La exhibición de estas fotografías en un centro público es una prueba más de la capacidad de revisar nuestra historia y del proceso de expansión de derechos que hoy vivimos los argentinos, aunque subsistan grandes deudas en relación con los pueblos originarios. Que la muestra se presente en este espacio emblemático de la violación de los derechos humanos revela que vamos tomando conciencia del genocidio indígena como un episodio central en esta larga historia de desprecio por el semejante que este lugar simboliza como ningún otro.
Eduardo Jozami
Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
2012
Curaduría: Cristina Fraire
Prisioneros de la ciencia
Colectivo GUIASMuestra compuesta por imágenes producidas a fines del siglo XIX y principios del siglo XX por naturalistas y científicos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Estas fotografías revelan el punto de vista del colonizador, del prejuicio dirigido a los pueblos originarios. Las fotografías fueron recuperadas por el Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, sobre una expedición del antropólogo alemán Robert Lehmann-Nitsche y Carlos Bruch al ingenio La Esperanza, Jujuy (1906).
En Argentina, el mito del origen europeo de su población ha sido un postulado que entró en crisis, en los últimos años. A partir de la lucha y militancia de los pueblos originarios, junto al proceso de recuperación de las instituciones democráticas, asistimos a un reconocimiento progresivo de la diversidad social y cultural. No obstante, aún para las nuevas miradas que contemplan la heterogeneidad en esta sociedad nacional, pensar colectivamente en los motivos por los que ciertos tipos de imaginarios sociales fueron tan poderosos ha resultado incómodo. Por ello, resulta necesario pensar en las imágenes, homogeneizadoras y europeizantes, que dejaron en la sombra y en el silencio a otros relatos: los “no temas” de la historia.
A través del trabajo del Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) podemos, por un lado, acceder a material inédito fotográfico que documenta procesos, sujetos y trayectorias, en gran medida hasta ahora “invisibles” para la Historia como disciplina. Al mismo tiempo, podemos aproximarnos a la política de Estado hacia los pueblos originarios que se desarrollara durante las campañas militares de fines del siglo XIX. Estas últimas deben ser puestas en relación con el orden social constituido y consolidado que convirtió a la población originaria en fuerza de trabajo a disposición de los diferentes frentes económicos regionales. Asimismo, y como elemento indisociable de aquél momento, estamos recorriendo también la construcción de las disciplinas científicas en nuestro país. La analogía de este proceso de sometimiento, con la edificación y puesta en marcha del Museo de la Universidad Nacional de La Plata, nos permite un acercamiento que posiblemente aún genere ruido a muchos porque las ideas de progreso, desarrollo económico y modernización nacional han estado íntimamente ligadas al sometimiento, la negación de humanidad y la anulación de cualquier tipo de derechos para gran parte de la población.
Pensar y abordar históricamente estos procesos implica realizar un conjunto de preguntas incómodas, transitar por imágenes y trayectorias personales, familiares y comunitarias que cuestionan los supuestos de sociedad y de comunidad nacional. Mucho más allá del mito de una nación “sin indios” generado desde 1880, las preguntas son, para nosotros, ahora.
Dr. Walter del RíoDirector de la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena en Argentina
Los ojos de la tierra
Proyecto Raíces
Una realización colectiva coordinada por los fotógrafos Verónica Mastrosimone y Esteban Widnicky.
Desde el 2005 la premisa del proyecto es trabajar con los Pueblos Originarios, realizando talleres de Fotografía Estenopeica, cámaras construidas con latas de diferentes tamaños, con un orificio en una de las caras y un papel sensible a la acción de la luz en la opuesta, que registra la imagen que allí se proyecta.
Los integrantes de las comunidades aprenden a revelar y a copiar sus propias fotografías y se encuentran con una herramienta que más allá de ser medio de expresión, es capaz de contribuir a la necesaria preservación de la identidad local.
La imagen atesora lo que existe, y sobre este principio básico se inició uno de los primeros archivos gráficos, elaborado por los propios Pueblos Originarios.
En el año 2006 se editó el libro Un Pueblo Toba. Lo que narran sus ojos, cuya venta se destinó a la construcción de una sala de primeros auxilios en la comunidad. En el año 2011 se editó el libro Un Pueblo Mapuche. Los ojos de la tierra, cuya venta se destinará a la construcción del primer Archivo Fotográfico Aborigen y museo de la comunidad de Lago Rosario.
Estas imágenes son una puerta que se abre a la experiencia que no es más que un encuentro con la cultura activa de los pueblos originarios de nuestro territorio.
Rostros, objetos, artes, tradiciones y costumbres retratadas por sus protagonistas forman un puzzle de la identidad de estas comunidades.
La Comunidad Qom de San Carlos (Formosa) tomó sus fotografías en 2005 y la Comunidad Mapuche de Lago del Rosario (Chubut) en 2011.
Inauguración de la muestra en 2012
Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
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