27/09/2020
Ayotzinapa - 6 años
Calle México
Por Gerardo Dell´Oro
A 6 años de la desaparición forzada de lxs 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en la ciudad de Iguala, Haroldo presenta un ensayo fotográfico de Gerardo Dell'Oro que visibiliza las intervenciones realizadas por la Asamblea de Mexicanxs en Argentina a lo largo de las 43 cuadras
de la calle México en Buenos Aires. Retratos y altares, marcas de solidaridad, memoria y justicia.
“Buenos Aires es un mapa de huellas de muerte, tragedia y víctimas.
Los reclamos se superponen, se suman, se relacionan.
Los desaparecidos por la dictadura, los desaparecidos en democracia, las
víctimas del gatillo fácil y de tragedias ocurridas con responsabilidad del
Estado. Todos están presentes en las veredas, en los muros, en el aire de
la ciudad, para quien quiera hacerlos presentes.
¿Cómo fotografiar lo que no está?
¿Cómo fotografiar a los que no están y no conocimos?
¿Cómo exigir aparición con vida, otra vez, cuarenta años después, desde
7000 kilómetros de distancia?
Otra vez el Estado.
Iguala.
México, Argentina.
Buenos Aires.
En la calle México, los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa
desaparecidos el 26 de setiembre de 2014 en la ciudad de Iguala fueron
hechos presentes por la Asamblea de Mexicanxs en Argentina. Sus retratos
fueron pegados en los muros que se levantan a lo largo de las 43 cuadras
de la calle México
Desde las paredes, estos altares más políticos que paganos, reciben, como
las víctimas, la indiferencia de algunos y el reclamo de muchos. Son marcas
de solidaridad, memoria y justicia.”
Gerardo Dell’Oro
En México las escuelas normales rurales fueron pensadas para formar maestros que tuvieran el rol de líderes sociales de la comunidad, en contraposición a la figura central de los padres de la Iglesia. También se buscaba desarrollar los saberes locales, rurales e indígenas en distintas zonas del país. Los requisitos para el ingreso son tener escasos recursos económicos y pertenecer a comunidades rurales, generalmente indígenas. Las escuelas normales rurales ofrecen habitación y alimento durante el tiempo de formación, lo cual para muchos estudiantes significa la única oportunidad de cursar un nivel superior y poder trabajar después en comunidades rurales.
Sin embargo, la educación y específicamente la educación rural, nunca ha sido una prioridad para los gobiernos, por lo que ha sido una tradición de las normales rurales buscar sustento económico de manera autónoma, lo cual genera un vínculo de los docentes y estudiantes con las comunidades donde se localizan las escuelas.
Al inicio los egresados no sólo tenían los conocimientos para ejercer la docencia, sino que además tenían formación de técnico agrícola, capacidad de liderazgo comunitario y herramientas para la defensa del cooperativismo. Con el tiempo y las reformas educativas, estas últimas características dejaron de ser prioridad, y por el contrario comenzó el ataque frontal contra las normales rurales, se redujo el presupuesto, se cerraron lo internados mixtos y se equiparó el plan de estudios con las normales urbanas, quedando las rurales en clara desventaja.
Ante esta situación adversa, las normales rurales que ya estaban bien arraigadas a sus comunidades resistieron. En la efervescencia de los años sesenta las normales rurales fueron receptivas a la agitación que se vivía en todo el mundo. La lucha de los campesinos por la defensa de sus tierras y su trabajo fue el escenario donde el emblemático Lucio Cabañas, maestro de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos se levantó en armas como forma de defenderse de las “guardias blancas” (grupos paramilitares de los terratenientes) y de los militares.
Con la implantación de las políticas neoliberales dictadas por la OCDE y la Unesco, se intenta cambiar el espíritu de las normales, priorizando la formación de técnicos y obreros calificados, desplazando la formación pedagógica y borrando el rol de líder social.
Es así que los estudiantes de las normales siguen resistiendo. Mediante la movilización social buscan obtener recursos para su subsistencia y presionar al Estado para mayor matrícula y mayor presupuesto para la educación rural. Es en este contexto de lucha que un 26 de setiembre los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos se movilizaron a la ciudad de Iguala para conseguir recursos para poder viajar a la Ciudad de México a la conmemoración de la masacre de Tlatelolco (represión del ejército contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968) cuando fueron atacados por la policía municipal de Iguala, el ejército y grupos armados.
Tres estudiantes fueros asesinados y 43 continúan desaparecidos.
Asamblea de Mexicanxs en Argentina
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