Poner en movimiento un legado es un desafío que nos obliga a interpelar la noción misma de legado. También la de movimiento. Reactivar archivos nos obliga a detectar las potencias que en ellos se alojan, aquellas energías simbólicas y vitales que jamás podrán quedar atrapadas o encerradas en la mera materialidad documental.

Resulta relevante diferenciar el potencial carácter inmaterial del legado en relación con la herencia, concepto que casi siempre refiere a un “conjunto de bienes, derechos u obligaciones”. Sin embargo, ambas nociones (legado y herencia) comparten, una cualidad fundamental que trasciende al lenguaje dominante: la transmisión de unes hacia otres. Y es aquí adónde aparecen el movimiento y la reactivación.

Nos interesa especialmente activar la transmisión de aquello que permanece vivo en los símbolos, banderas, pancartas, fotografías, publicaciones, todo un conjunto de materialidades realizadas (la mayoría de ellas con amor artesanal) por distintas generaciones de luchadores sociales. Pero no estamos hablando de un mero desplazamiento, o de suponer que estamos activando algo que hasta entonces estaba inerte. Nos interesa especialmente invitar a habitar en el presente neoliberal, el movimiento y el desborde que esas energías simbólicas desatan. Y por sobre todo a hacerlo colectivamente.

Poner en movimiento este legado significa entonces compartir el hilo interminable de la vida que une distintas generaciones de luchadores: las Madres y Abuelas, sus hijos y las actuales. Fortalecer y seguir tejiendo la trama que une sus sueños y acciones con los nuestros del presente. Contagiarnos así de sus modos de poner el cuerpo, nunca individualmente, siempre juntes y organizades.

Poner en movimiento y reactivar significan, finalmente, confiar en que las energías y potencias que habitan estos símbolos nos ayudan en la tarea diaria de desbordar las codificaciones empobrecedoras del poder neocolonizante, genocida y ecocida que siempre buscará convertirlos en fetiches disponibles al mejor postor. Tarea opresora imposible de llevar adelante una vez que la transmisión del legado se activó. O dicho de otro modo, una vez que la semilla de la insumisión nos brinda sus mejores flores y frutos.  

Eduardo Molinari, agosto de 2019.