07/01/2019
A cien años del pogrom de Buenos Aires
En enero de 1919, durante la Semana Trágica, los “niños bien” del granero del mundo salieron a la “caza del ruso”. La represión conjunta entre las fuerzas policiales y grupos civiles que temían al fantasma reciente de la revolución rusa provocó varios muertos y más de 560 detenidos judíos. Parte de esta historia se difundió a partir del testimonio de Pinie Wald un obrero y redactor del periódico Di Presse que escribió Koshmar (Pesadilla), editado en idish en 1929 y traducido al castellano recién luego de 1983. Por estos días, a 100 años de la Semana Trágica, se reeditará en una versión crítica.
“Salvajes eran las manifestaciones de los ‘niños bien’ de la Liga Patriótica, que marchaban pidiendo la muerte de los maximalistas, los judíos y demás extranjeros. Refinados, sádicos, torturaban y programaban orgías. Un judío fue detenido y luego de los primeros golpes comenzó a brotar un chorro de sangre de su boca. Acto seguido le ordenaron cantar el Himno Nacional y, como no lo sabía porque recién había llegado al país, lo liquidaron en el acto. No seleccionaban: pegaban y mataban a todos los barbudos que parecían judíos y encontraban a mano”, escribió el periodista y carpintero Pinie Wald en el libro Koshmar.
En enero de 1919, durante la Semana Trágica, los niños bien del granero del mundo salieron a la “caza del ruso”. La represión conjunta entre las fuerzas policiales y grupos civiles que temían al fantasma reciente de la revolución rusa provocó varios muertos y más de 560 detenidos judíos. Luego de años de olvido, el documental Un pogrom en Buenos Aires, ópera prima de Herman Szwarcbart, reconstruyó los hechos en 2007.
En su investigación, el director encontró la historia de Pinie Wald, el redactor del periódico Di Presse que durante la Semana Trágica fue detenido y trasladado a la comisaría 7º, ubicada en la calle Lavalle entre Paso y Pueyrredón. En esa dependencia policial, fue torturado y la prensa gráfica lo señaló como “el futuro dictador del primer soviet de la República Federal de los Soviets Argentinos”.
En Koshmar (Pesadilla), editado en 1929, Wald describió su detención, los maltratos que recibió por parte de la policía y narró lo que sucedió en esos días en las calles del Once, los asaltos a instituciones, la quema de libros y de muebles en las calles, los asesinatos de personas por su condición de judíos ocurridos a plena luz del día.
En enero de 1919, durante la Semana Trágica, los niños bien del granero del mundo salieron a la “caza del ruso”. La represión conjunta entre las fuerzas policiales y grupos civiles que temían al fantasma reciente de la revolución rusa provocó varios muertos y más de 560 detenidos judíos.
Las víctimas que registraron el hecho dejaron escrito su testimonio en idish. Sólo algunos de los textos, como el de Wald, fueron traducidos luego de la reapertura democrática de 1983. En el documental de Szwarcbart, el poeta y escritor Eliahu Toker interpreta que recién después de la caída de la última dictadura se pudieron traducir tres textos fundamentales sobre conflictos que se desataron en el interior de la comunidad judía en la Argentina: la obra teatral Ibergus, de Leib Malaj, acerca de la trata de blancas; Colonia Mauricio, de Marcos Alpersohn, sobre los conflictos entre los colonos judíos y la Jewish; y el texto de Wald.
Los grupos paramilitares que conformaron la Liga Patriótica Argentina, se sabe, tuvieron una actuación central en la represión ocurrida durante la Semana Trágica. Esta entidad nacionalista estaba conformada por jóvenes de los barrios más ricos de la ciudad de Buenos Aires, integrantes de los clubes de elite como el Jockey, partidarios de grupos patronales rompehuelgas y representantes de empresas extranjeras. La Liga luego participó en la represión contra los levantamientos de los peones rurales en la Patagonia y en la aniquilación de los últimos grupos anarquistas que aún sobrevivían en el país. Estaba comandada por Manuel Carlés, quien fue funcionario de los gobiernos de Hipólito Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear.
Una de las piezas clave para reconstruir el pogrom es, paradójicamente, un libro escrito por un sobrino nieto del fundador de la Liga Patriótica: Federico Rivanera Carlés. Autor de La judaización del cristianismo y la ruina de la civilización, Las Escuelas Judías comunistas en Argentina: documentación secuestrada por la policía y Los Judíos y La Trata de Blancas en la Argentina, Rivanera Carlés fue el líder entre las décadas del 70 y el 80 del Movimiento Nacional Socialista, una asociación que fue refugio de los primeros skinheads argentinos. Su grupo mantuvo vinculaciones con el Partido Nacionalista de los Trabajadores y el grupo “Alerta Nacional” —ambos encabezados por Alejandro Biondini— y la revista Cabildo, dirigida por Antonio Caponneto.
Rivanera Carlés publicó El judaísmo y la Semana Trágica en 1986. “Ahí trató de demostrar con documentos que en realidad sí los judíos en ese momento intentaron tomar el poder y que si la policía, las guardias cívicas y el Ejército no hubiesen actuado de la forma heroica en que según él lo hicieron, hoy el país estaría gobernado por judíos en un soviet. También intenta comprobar que Pinie Wald sí era un judío que buscaba tomar el poder por asalto”, explica Szwarcbart.
El libro de Rivanera Carlés contiene un anexo final, donde incorporó los partes policiales que realizaron los comisarios de cada una de las seccionales de la Capital Federal durante la Semana Trágica y el pogrom. En esos registros que publicó Rivanera Carlés, el documentalista pudo comprobar que habían existido muchos más asesinatos durante el pogrom, que no estaban en registros oficiales ni en los archivos que dejó la propia comunidad judía, que señalaban que había existido un solo muerto.
Rivanera Carlés dedica su libro a su tío abuelo Manuel Carlés; a su padre, que también revistó en la institución policial; y, en una apuesta coherente, al coronel Ramón Lorenzo Falcón, el líder de la feroz represión contra los levantamientos obreros ocurridos durante la denominada “Semana Roja” de 1909. Falcón murió en un atentado realizado por el militante anarquista Simón Radowitzky.
Rivanera Carlés fue el líder entre las décadas del 70 y el 80 del Movimiento Nacional Socialista, una asociación que fue refugio de los primeros skinheads argentinos. Su grupo mantuvo vinculaciones con el Partido Nacionalista de los Trabajadores y el grupo “Alerta Nacional” —ambas encabezadas por Alejandro Biondini— y la revista Cabildo, dirigida por Antonio Caponneto.
Nacido en Ucrania, con sólo 18 años, Radowitzky atentó y asesinó el 14 de noviembre de 1909 al coronel represor. Preso en el penal de Ushuaia durante dos décadas, del que intentó fugarse en 1918, Radowitzky fue indultado durante la segunda presidencia de Yrigoyen. Tras un breve paso por Montevideo, se trasladó a España, donde se sumó a la lucha de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Tras la derrota, se afincó en México, donde editó revistas para el movimiento libertario y trabajó en una fábrica de juguetes hasta su muerte en 1956.
A cien años del inicio de la Semana Trágica, este lunes 7 de enero a las 18:30 hs se realizará un acto en la plaza Martín Fierro, ubicada en La Rioja y Cochabamba (donde se encontraban los talleres Vasena). Habrá números artísticos, se proyectarán documentales y se realizará un homenaje a Osvaldo Bayer. Organizado por la Comisión por el Centenario de la Semana Trágica –integrada por organizaciones sociales, culturales, civiles y políticas de los barrios de San Cristóbal y Boedo- este acto es el inicio de una serie de actividades que se desarrollaran durante todo 2019.
Además, en los próximos días se reeditará el libro Koshmar de Pinie Wald en una versión crítica, en conmemoración del centenario de la Semana Trágica.
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