17/03/2018
Caminar hacia la memoria
Por Roxana Barone
Fotos Julián Athos
“Relato Situado” es una performance artística. Pero no cualquiera: se propone que el público ande a ciegas por el barrio de Almagro, conectando las baldosas que rinden homenaje a los desaparecidos. Una experiencia singular para recordar con otros sentidos que allí donde hay una placa, hay una historia de cautiverio y muerte.
Con los ojos vendados es difícil andar por la ciudad. No son solo las baldosas sueltas, los otros transeúntes, el cruce de calles: es la sensación de estar a la merced. Cuando se tiene la capacidad de ver, andar a ciegas es inquietante.
Por eso participar del recorrido “Relato Situado. El Sentido de la Memoria”, que propone una caminata con un antifaz conectando algunas de las baldosas conmemorativas de las víctimas del Terrorismo de Estado del barrio de Almagro es una experiencia en todo sentido –en todos los sentidos- inolvidable.
“En una ciudad, la vista y el oído son órganos de tacto mucho más que la mano. El oído calcula la distancia del peligro que acecha. La ciudad se devora las voces individuales y nos vomita un ruido estentóreo que es el cadáver del sonido”, lee Paula Doberti, la performer que sí puede ver, al pequeño grupo del que formo parte. No sabemos en qué lugar exacto de Almagro estamos paradas. Sólo sabemos que ya cruzamos algunas calles, que escuchamos el sonido del semáforo -¿alguna otra vez le habíamos prestado atención?- y que caminamos con pasos cortitos con la mano apoyada sobre un hombro ajeno.
La performer guía. Avisa cuando un aire acondicionado escupe agua, cuando una cantera está más corrida de lo que debiera o cuando se viene un pozo, incluso un desnivel, que con los ojos tapados se siente como un abismo.
“Esta es un experiencia nueva para nosotros; no sabíamos cuál sería la reacción y cómo nos íbamos a adaptar nosotros a lo que nos propone la calle, sumado a que el público participa pero no puede utilizar la vista. Por eso necesita establecer un vínculo de confianza con las personas que acompañan. Y ese sí es un primer desafío: establecer ese vínculo”, explica Martín Seijo, integrante del colectivo de teatro “Compañía de Funciones Patrióticas” que junto con el “Proyecto Manifestar Historia”, de Virginia Corda y María Paula Doberti llevan adelante esta experiencia singular.
Los ojos tapados tienen una breve historia para el colectivo de artistas. Fueron elegidos para participar de un festival en la Ciudad Jardín, donde se preguntaron qué podían agregarle a la historia de ese lugar pequeño y que sus habitantes no conocieran. “Nos pareció interesante que el trabajo de derivas se desarrollara anulando uno de los sentidos. Así, nuestros textos y propuestas activaron y posibilitaron la participación de las personas con el olfato, el gusto, el oído; entonces ahí entró otro tipo de información a la que usualmente no se le presta atención. La experiencia nos gustó y funcionó. Por eso decidimos replicarlo en Almagro, aunque claro está que, necesariamente, está asociado a que estamos conectando baldosas, que tienen detrás historias de cautiverio y desaparición. El antifaz aquí tiene otro tipo de interpretación”, sigue Seijo.
Andar con antifaz suena fuerte y lo es, pero los performers se encargan de aliviar esa primera impresión. “Tratamos de que no sea algo demasiado duro o morbo, porque no buscamos eso: lo que buscamos es acceder a la ciudad con otros sentidos, activando otras alertas y otras maneras de percibirla, pero al mismo tiempo todo eso está atravesado por la historia de los detenidos-desaparecidos y la cuestión de cómo el oído se desarrollaba en ese cautiverio para sobrevivir. Se van fusionando todas esas cosas, pero tratamos de que sea una relación sutil”.
“En la última dictadura, la privación de la vista a través de capuchas y vendas llevó a los detenidos-desaparecidos a depender en gran medida del oído para mantener contacto con su entorno. La escucha fue fundamental para relacionarse con otros compañeros de cautiverio y elaborar estrategias de superviviencia. Posteriormente, son muchos los sobrevivientes que ayudaron a ubicar y reconstruir centros clandestinos a partir del recuerdo de determinados sonidos recurrentes. En el caso de “El Atlético”, varios testimonios señalaron el repiqueteo constante de una pelotita de ping pong. Los represores jugaban y se divertían mientras centenares sufrían el terror. La crueldad de aquel encierro ayudó a que ese sonido quedara grabado en la memoria de los sobrevivientes. Muchos años después, durante las excavaciones realizadas en donde funcionó “El Atlético”, se encontraron muchos objetos de aquella época. Entre ellos, una pelotita de ping pong”, lee Paula en alguna de las paradas del recorrido, que seguimos sin reconocer.
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“La hibridez nos amalgama”, explica Paula para dar cuenta de qué une a un colectivo de teatro con otro de artistas visuales. “Nos encontramos haciendo la maestría de Performance y surgió hacer algo juntos. Hicimos siete trabajos. Con el primero nos hacíamos esa pregunta, pero ahora ya es tan natural que se amalgama solo. Nosotras veníamos haciendo un trabajo con afiches, que tiene que ver con un señalamiento urbano, con las derivas, con los vecinos; y ellos hacían performances, como funciones únicas para representarlas en una fecha patria. Teníamos muchos puntos en común. Pero además la compañía no hace un tipo de teatro tradicional y nosotras que procedemos de las artes visuales tampoco hacemos algo tradicional”.
En el caso de la “Compañía de Funciones Patrióticas”, Seijo cuenta que antes de hacer la Maestría trabajaba muy intuitivamente. Ya en carrera, junto a los también performers Martín Urruti y Laura Lina surgió la necesidad de trabajar en la calle. “Por lo general lo que se hace en la calle, la gente del teatro lo mira con cierta distancia o de manera peyorativa. Hay ciertos prejuicios. Yo nunca los tuve, pero entendía que para ir a la calle había que entrenarse, estar atento, aprender. Y la sociedad con Paula, que tenía mucha experiencia trabajando en el espacio público, fue para mí un aprendizaje muy necesario”.
En ese sentido, “Relato Situado” es “una mezcla que se puede definir como performance en función de los tipos de vínculos que propone, en lo que genera en el espectador, en la necesidad de que sea activo, que pueda llegar a modificar el contenido de la obra: no es simplemente participar por participar, sino que genere además algo con eso y nosotros estar atentos a habilitar que eso pueda modificar algo de lo nuestro”.
“Nosotros lo que planteamos es un vínculo de participación política, donde la política es la relación que estableces; no es que bajo línea, sino una construcción que se da ahí en el momento y la performance permite generar esa construcción. En la medida que se genera eso, podemos definirlo como performance, sino sería una visita guiada. Al mismo tiempo están las personas que pasan por la calle y se incorporan de alguna manera a todo lo que está pasando, lo que va modificando también el escenario. Ahí es donde se genera el hecho performático”, explica Seijo.
Paula Doberti recuerda como ejemplo que una de las participantes dijo en un momento del recorrido a ciegas que se sentía observada. “Y era verdad. Ella no lo sabía, pero estábamos en la boca del subte y lo que sintió fue el momento justo en que salía una oleada de gente. Estaba sin ver pero igual sentía la ciudad que la abrumaba”.
¿Y qué pasa con esa gente que camina alrededor al ver a un grupo de personas con los ojos tapados? “Se para, mira con atención, se sorprende”, dice Doberti. Hay quienes preguntan; otros miran con cierto temor, como si pensaran ¿qué es esto tan extraño?, muchos se corren para dejar pasar a los caminantes de ojos tapados y hay otros que pasan y ni se dan cuenta de lo que sucede. “También hay gente que nos felicita porque piensa que llevamos a personas ciegas. Y está la mirada que detecta esa rareza y se ríe”, completa Seijo.
En determinados momentos, los performers muestran a los transeúntes un cartel en el que está escrita la frase: ¿Cuál es el sentido de la memoria?, esperando alguna respuesta, que llega de distintas maneras. Una pareja de treinta y pico que responde: "El 24 todos a la Plaza", o la de un chico que trabaja en una verdulería y que dice: "Recordar". Esas voces externas se infiltran en el grupo de caminantes y pueden dar lugar a nuevas respuestas. “Es la idea de que cada uno pueda ir modificando y tuneando su recorrido o agregarle nuevas cuestiones. Para nosotros esa es la pregunta que atraviesa toda la propuesta del trabajo”.
Todos los "relatos situados” desde su comienzo están relacionados con la memoria del pasado reciente, pero no todos vinculados con la dictadura. De hecho el primero abordaba el Peronismo. En este último se proponen recuperar la memoria del barrio de Almagro a través de las placas conmemorativas.
“Las baldosas de Almagro son las primeras de la ciudad y además es el barrio que más baldosas tiene colocadas, es decir que tiene más desaparecidos: 147. Pero además nosotros teníamos un vínculo con los baldoseros de Almagro, previo a hacer este "Relato Situado". Cuando surgió la propuesta de hacerlo nos encontramos y trabajamos sobre las historias”, cuenta Paula.
147 hijos sin sus padres.
147 amigos sin encuentros.
Sin saludos.
Sin abrazos.
Ni besos.
147 recuerdos demorados.
Sueños arrancados.
Latidos enmudecidos.
Corajes silenciados.
Luchas cercenadas.
En tan solo 4 km².
147.
Ahora la lectura es colectiva. Estamos en la esquina de Corrientes y Medrano frente a la placa de Beatriz Le Fur, militante de la Comisión de Familiares de Presos Políticos, Estudiantiles y Gremiales. Su baldosa es la primera que se colocó en Almagro.
Cuesta entender cómo llegamos hasta aquí, caminando entre tanto tránsito y gente. Es una de las pocas veces que nos sacamos el antifaz.
Las baldosas están en muchas calles de la ciudad, demasiadas. Hay quienes las rodean a su paso y hay quienes las pisotean indiferentes. La experiencia del recorrido, sin embargo, provoca una nueva lectura sobre ese homenaje que busca evitar el olvido.
“La ciudad absorbe todo, incluso las baldosas. Entonces creo que este recorrido permite tener otra mirada. Marisa, una de las baldoseras, nos dijo que este trabajo le había dado vida a las baldosas, le dio un cuerpo y dejó de ser una placa que está en la vereda”, dice Paula, que recuerda que pese al trabajo esforzado, “a pulmón” que hacen los militantes de Barrios por Memoria y Justicia no tienen ningún apoyo y poco reconocimiento estatal.
“Algo de esto pasa con las siluetas, que se siguen utilizando pero hay una nueva perspectiva, una nueva manera de utilizarlas. Y lo mismo tiene que pasar con las baldosas. Quizás hay una indiferencia respecto a las baldosas y ahora entendimos que es lógico que la haya, pero que se puede hacer algo para que la mirada del vecino sea diferente y recuperar el poder que tiene eso. Si uno se queda con la misma herramienta y la usa de la misma manera no se va adaptando a esos contextos cambiantes y finalmente queda como algo invisibilizado y eso es lo tratamos de revertir”, dice Seijo.
¿No estaremos ante un gesto vacío?
¿Un acto reflejo poético?
¿Un abuso de la memoria?
¿No sería mejor olvidar y ya?
La restitución integral del pasado es imposible.
La memoria implica siempre una selección.
Un cortar-pegar antojadizo y traumático.
La memoria está hecha de olvido.
El olvido es indispensable para recordar.
El olvido es inevitable para no estallar.
Entonces, ¿no sería mejor olvidar y ya?
¿Hacen falta más siluetas?
El texto que lee la performer es provocador. Nos quedamos mudas. Ni mis compañeras de recorrido ni yo atinamos a responder.
-¿Es lo que buscan?
-Paula: No sé si buscamos eso y puede suceder que alguien te conteste o que algo te quede rebotando en la cabeza como una pelotita de ping pong con ese texto. Ustedes no contestaron nada, pero algo quedó ahí. Y la idea es esa, que después de hacer esas preguntas puedas armar tu propio sentido de la memoria.
-Seijo: La pregunta ¿cuál es el sentido de la memoria? está atravesada por lecturas que estamos teniendo, donde no sólo leemos la bibliografía con la cual podemos estar de acuerdo, sino que estamos atentos a la calle, a otras lecturas de autores que plantean ciertos riesgos en relación con la las políticas de la memoria. Entonces, es sobre el tema de la última dictadura, sí, pero también es sobre otras cosas. Porque además estas historias que están en el barrio, te atraviesan, te afectan, quizás no directamente porque no estuviste o no viviste esa época o no tenés a alguien que estuvo involucrado directamente o que fue víctima o lo que sea, pero forma parte de tu ADN quieras o no. Y está en juego también la idea de qué se recuerda, qué no se recuerda, qué pasa a formar parte de tu historia y qué no. Y las preguntas nos van corriendo, cuestionando. Cada salida es un aprendizaje.
-Paula: Yo agrego algo. Con tantas políticas de memoria que apoyamos todos estos años ¿qué pasó? ¿Qué pasó para que tan rápido haya tanta gente que tenga cuestionamientos o se anime a decirlo? Hay algo ahí que debería revisarse.
Próximas funciones
Este 24 de marzo, al cumplirse un nuevo aniversario del golpe cívico-militar, al colectivo de Almagro (cuyas funciones son todos los domingos a las 21 en Umbral espacio de arte, Av. Díaz Vélez 3980) se sumarán otros artistas que saldrán a la calle con "Relato Situado. Los barrios tienen memoria" para homenajear a las víctimas del Terrorismo de Estado. Para ello, realizarán recorridos performáticos que unirán baldosas colocadas por el movimiento Barrios x Memoria y Justicia.
Almagro - Recorrido 1
A cargo de Compañía de Funciones Patrióicas y Corda-Doberti
Con apoyo de Barrios x Memoria y Justicia de Almagro
Punto de salida: Umbral espacio de arte, Av. Díaz Vélez 3980 - 21 horas.
Reservas: funciones.patrioticas2010@gmail.com
Entrada: aporte voluntario
Almagro - Recorrido 2
A cargo de Compañía de Ataque
Con apoyo de Barrios x Memoria y Justicia de Almagro
Punto de salida: Umbral espacio de arte, Av. Díaz Vélez 3980- 21 horas
Reservas: funciones.patrioticas2010@gmail.com
Entrada: aporte voluntario
*Intervención visual a cargo de Mercedes Quintás Le Fur, Gabriela Ballesta, Maite Elías Costa y Victoria Abella
La Paternal
A cargo de Grupo de Estudios sobre Teatro Contemporáneo, Política y Sociedad en América Latina (UBA), Colectivo Dominio Público y Comisión por la Memoria y la Justicia de La Paternal y Villa Mitre
Punto de salida: Bar La Nueva Andaluza, Camarones 1412 (esquina Av. San Martín) - 21 horas
Para esta actividad no se necesita reserva
Entrada: aporte voluntario
Villa Crespo
A cargo de AVIVE y Barrios x Memoria y Justicia Villa Crespo
Puntos de salida: Casa Brandon (Luis María Drago 236) y FM La Tribu (Lambaré 873) - 21 horas
Para esta actividad no se necesita reserva
Entrada: aporte voluntario
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