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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

01/11/2017

También descendemos de esos barcos

Memorias que fueron silenciadas por el relato oficial pero que hablan de la identidad argentina. Memorias que recuperan un legado y que lo reivindican. De eso se trata Mandinga, un festival que busca visibilizar la diversidad de la cultura afro y su sello en nuestra historia y que durante tres días llenará al Conti de charlas, talleres y expresiones artísticas.

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Las imágenes son del Festival Mandinga 2016. 

En la Argentina viven entre 4 y 6 millones de personas afrodescendientes. Un número bien alto que no parece tener un correlato en la realidad: la invisibilización del colectivo en la conformación de nuestra identidad lleva tantos años como historia tiene el país.

“La Argentina quiso ser una país blanco y europeo. Por eso desde el siglo XIX se buscó invisibilizar a la comunidad, desde la marginalización, la expulsión del espacio público hasta identificar a las personas como de tez trigueña, que era una manera de ocultarlas. Esa invisibilización logramos después de muchos años de lucha revertirla. Ahora sabemos que nos ven. Pero lo que seriamente nos falta es la representatividad política. Y, por supuesto, terminar con la discriminación que tiene una continuidad histórica pero que recrudece en momentos de crisis”, dice Miriam Gomes, integrante de la Sociedad Caboverdeana, de la Agrupación Todos con Mandela y la Comisión 8 de noviembre.

Referente indiscutida de la comunidad afroargentina, Gomes formará parte de la mesa de apertura del IV Festival Mandinga, que se desarrollará desde este viernes y hasta el domingo en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, un encuentro que busca precisamente visibilizar todas las expresiones en torno a la cultura afro en el país y en Latinoamérica.

La nueva edición se da en el marco de un contexto muy positivo: Argentina adhirió al Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2024) que reconoce que esta comunidad “representa un grupo específico cuyos derechos humanos deben promoverse y protegerse”.

“Además, con este decreto el gobierno nacional propone a la Secretaria de Derechos Humanos como el órgano coordinador de las acciones vinculadas al Decenio y esto nos da un marco institucional en concordancia con la perspectiva internacional de promoción de los derechos humanos”, celebra Carlos Álvarez, dirigente de la agrupación Xangó y referente de esta temática de la Dirección Nacional de Pluralismo e Interculturalidad.

En este contexto, Mandinga se propone como un espacio de encuentro no sólo para mostrar las expresiones artísticas sino también para mostrar la actualidad afro. “Genera un escenario de reflexión sobre la situación de la comunidad con los propios actores y en ese sentido se eligieron la perspectiva de género; jóvenes; niños, niñas y adolescentes y adultos mayores como ejes de mesas, talleres y actividades”, explica Alvarez, que junto con Gomes participará de la mesa “El desafío de las políticas públicas para lxs afrodescendientes en el marco del Decenio Internacional” (viernes 3 a las 19).

“La declaración de las Naciones Unidas es un fuerte impulso porque nos da un marco jurídico. El Decenio tiene tres ejes y allí está contenido todo lo que buscamos: reconocimiento, justicia y desarrollo. Por eso ahora nuestro principal objetivo es lograr la representatividad política y el cupo laboral. Necesitamos fuertes políticas públicas y en ese sentido estamos abocados a que se cree el Instituto Nacional de Asuntos Afrodescendientes, que pueda centralizar todo este conocimiento y la definición de estrategias, como la incorporación de nuestra cultura en la currícula escolar, el acceso al trabajo digno y legal, a la vivienda y a servicios de salud diferenciados”, resume Gomes.

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Hostigamiento y acoso

A la negación, se suman el racismo y la pobreza. Por eso los afrodescendientes hablan de una “discriminación estructural”. “Los argentinos no creen que en el país hay afroargentinos. El censo del 2010 fue muy importante porque fue la primera vez después de 130 años en que se incluyó a la comunidad en las estadísticas, pero sabemos que hay más personas que las 150.000 que arrojó el estudio, lo que ocurre es que muchos no se autorreconocen como descendientes. Nosotros hablamos de entre cuatro y seis millones, la mayoría de las cuales está sumergida en la pobreza”, dice Alvarez. Y enseguida recuerda que la comunidad afro llegó a estas tierras producto de la trata esclavista y que cuando se abolió este sistema de dominación sobrevino otro modelo, en el que el modo de subsistencia fue la servidumbre y la obra de mano barata. “Desde entonces no hubo una política de Estado que generara una transformación en la vida de nuestra comunidad. Hubo algunas políticas universales, pero no siempre impactaron de manera directa. Hay investigaciones internacionales que muestran que por lo menos en América Latina hay 200 millones de afrodescendientes y el 90 por ciento está por debajo de la línea de la pobreza. Y eso no es porque a los negros no nos gusta trabajar o tengamos menos capacidades sino que es un sistema que nos sigue expulsando y que se sigue reproduciendo”.

En esa cifra que manejan las organizaciones sociales están incluidas las nuevas corrientes migratorias, la mayoría provenientes de la costa este de África y del Caribe, personas que eligen la Argentina para vivir. “Esto es algo que muchos argentinos desconocen. Y estos migrantes en muchos casos están con sus familias y son documentados. Lo que sí es cierto es que la única alternativa que se les está brindando para la inclusión social es la venta callejera. Pero hay una política de gobierno de expulsión y de hostigamiento, tenemos un montón de denuncias por este tema. Por lo que estamos frente a un problema político: por un lado tenemos un contexto de protección con la adhesión al Decenio y, por otro, prácticas represivas de las policías tanto de la Ciudad de Buenos Aires como de las provincias”, denuncia Alvarez.

“Estas prácticas se suman a una crecida del discurso xenofóbico, racista, de odio que lo vemos en situaciones como las de Caballito donde la policía fue y pasó por arriba a los vendedores vulnerando todos sus derechos; o el proyecto de poner una cárcel para migrantes. Esto es totalmente contradictorio con el decreto presidencial, por eso es un gran desafío para nosotros que buscamos políticas que modifiquen la condiciones de vida de la comunidad afro”, sigue el dirigente de Xangó.

Gomes refuerza y habla de “ensañamiento”, especialmente con los senagaleses a “quienes les roban la mercadería, les roban el dinero, los celulares, se les meten en las casas… Tampoco podemos olvidarnos del asesinato de Massar Ba el año pasado y que fue uno de los líderes que denunció públicamente el acoso policial”.

Las diferentes formas de violencias la viven de una u otra manera todos los afrodescendientes. Desde los niños y niñas que no logran la permanencia en la escuela o quebrar las barreras que les dificulta el ingreso a la universidad, a las mujeres, a quienes a pesar de ser las lideresas dentro de sus comunidades, “de manera brutal sienten el racismo cada día al salir a la calle”, denuncia Gomes.

“Las mujeres somos un pilar en nuestras comunidades y eso es muy positivo, pero lo cierto es que el racismo y los prejuicios son muy fuertes. Entonces somos vistas como presas sexuales por portar color y el trabajo al que parece que solo podemos acceder es al cuidado de enfermos o doméstico. Este año tuvimos en la Argentina cuatro femicidios de mujeres dominicanas y no hubo ningún avance en la justicia sobre este delito”, amplía Gomes.

En este sentido, el tema de las mujeres ocupará un espacio central en el Mandinga cuando el sábado a las 17.30 las activistas Denise Braz, Lisa María Montaño Ortíz, Prisca Gayles, Silvia Balbuena, Estefanía Camera, Luján Álvarez y Vicenta Camusso Pintos expongan sus reflexiones en la mesa “Mujeres afro y la lucha contra el racismo en el Cono Sur”. 

Vicenta Camusso Pintos es la coordinadora de la Red de Mujeres Afro en el Cono Sur. Para ella, “los principales problemas que enfrentan las mujeres son la pobreza, el racismo y la violencia, que se expresa en distintas formas como el no acceso a la educación de calidad y a los servicios de salud. Además son el soporte de familias muy extensas y en toda la región tenemos un gran problema que es el embarazo adolescente. Por eso la adhesión al Decenio tiene mucha importancia para poner todos estos temas en la agenda pública y generar alianzas, mejores articulaciones con el conjunto de los movimientos sociales y fundamentalmente con el movimiento feminista”.

En diálogo teléfonico desde Uruguay, donde vive, Camusso reinvidica el Mandinga porque es un reconocimiento no sólo a la producción cultural sino que es un reconocimiento político “a que cada una somos, desde nuestros lugares, saberes, experiencias y logros; que somos ciudadanas activas, responsables, comprometidas con los procesos de nuestros países, que tenemos una historia y que tenemos mucho que aportar”.

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El festival

“El festival nació hace cuatro años para visibilizar las expresiones artísticas en torno a la cultura afrodescendiente en Argentina y en Latinoamérica, partiendo de la base de que en nuestro país hay una suerte de negación de la presencia y de la impronta de esta cultura en la identidad argentina. A partir de esto se eliminó simbólicamente al negro en la dimensión cultural, negando que muchas expresiones que consideramos son argentinas –como el tango, el folclore, algunas formas de la danza- tienen una raíz afro”, resume Noelia Ugalde, coordinadora del área de Cine del Conti.  

Para esta edición y por primera vez, la programación artística se armó en base a una convocatoria abierta a espectáculos de teatro, danza, circo, música y talleres de distintas disciplinas. Se acercaron más de 70 propuestas de las cuales fueron seleccionadas 22, que dan cuenta de la diversidad de las expresiones culturales. La agenda completa puede consultarse en el siguiente link: http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2017/11/festival-mandinga.php

“El Conti no solo trabaja con las memorias del Terrorismo de Estado sino también con las memorias de las luchas populares, las subalternas, las que fueron silenciadas, las de los vencidos… y en esas memorias se inscribe la memoria de los afrodescendientes. Es en ese sentido que como espacio de arte y memoria que somos nos parece fundamental recuperar el legado de esta cultura, legado que estuvo vedado en el relato de la historia oficial”, redondea Matías Cerezo, director del área de programación del Centro Cultural, que este fin de semana se prepara para recibir a Mandinga y con el mito del diablo como telón de fondo una serie de talleres, recitales, proyecciones, espectáculos de danza, teatro y música, muestras de artes visuales y mesas debate para recordar -por si hiciera falta- que los argentinos también descendemos de esos barcos. 

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