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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

31/05/2016

#niunamenos en las redes

Acoso virtual: la violencia invisible

Por Dafne Sabanes Plou

Ilustración Emma Gascó

Las cuestiones de poder también se dirimen en internet. Así como la pareja o la ex pareja violenta usará esta herramienta para controlar, hostigar, acosar y pretender seguir adueñándose de la vida de una mujer, están aquellos que consideran importante ejercer el dominio masculino. Son "turbas linchadoras" o "machitrolls" dispuestos a destruir con palabras y burlas. 

Información de imagen
Ilustración: Emma Gascó

Gentileza: http://www.pikaramagazine.com/

¿Cuándo comenzamos a notar que las mujeres también debían hacer frente a la violencia en los espacios digitales? No fue sencillo visualizarlo porque a comienzos de este siglo internet era para la mayoría un espacio de encuentro, de intercambio, de colaboración, de “buena onda”. Acostumbrados al correo electrónico y a las listas de discusión, aún en aquellos foros donde los debates podían ser agitados, fuertes, con algún que otro exabrupto, internet no aparecía como un lugar que diera cabida a situaciones de violencia. Las redes sociales apenas estaban asomando en el mundo virtual y nada hacía pensar que las violencias de todo tipo irrumpirían en estos espacios en tan corto plazo.

Pero en poco tiempo, la vida virtual dejó de ser un mundo sencillo, de fantasía, para comenzar a convertirse en lo que es hoy, parte de la vida real y concreta, en la cual ocurren y se reflejan los hechos, ideas, percepciones y sentimientos que nos envuelven y acompañan. A esta altura, ya hemos dejado atrás esa visión un tanto ingenua de la gran red a sabiendas de que sus espacios ofrecen tantas aristas y posibilidades, de las positivas y de las otras, que son a su vez expresión del mundo en el que vivimos.

Las relaciones de género se expresan en internet y lo hacen amplificándose con palabras, imágenes y sonidos, que conforman un discurso en el cual se cruzan el lenguaje del viejo patriarca presente aún en los chicos tecno-punk más exitosos con el del feminismo y el de las mujeres que  incursionan en el mundo de la tecnología y encuentran en internet espacios de expresión y de trabajo en red libres de condicionamientos, de tradiciones impuestas, de limitaciones a la creatividad por la obligación de desempeñar roles establecidos.

Las cuestiones de poder también se dirimen en internet y con el uso de las tecnologías digitales. Así como la pareja o la ex pareja violenta usará los correos electrónicos, los espacios de chateo, las redes sociales y los mensajes de celular para controlar, hostigar, acosar y pretender seguir adueñándose de la vida de una mujer, están en las redes también aquellos que consideran importante ejercer el dominio masculino de los sitios donde se construyen conocimientos o se generan creaciones o soluciones tecnológicas de cualquier tipo. Controlar el activismo político o los espacios de opinión pública dejando fuera a las mujeres también parecería ser la meta de algunos que, adoptando la categoría de trolls, se desplazan por internet atacando a cualquier mujer con opinión o creatividad propia.

Así constatamos que la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología es un hecho cotidiano en la vida y experiencia de muchas mujeres y niñas en todo el mundo. Las mismas formas de discriminación de género que configuran las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas reales se reproducen -y a veces se amplifican- en diferentes plataformas digitales.

Muchas mujeres han visto derrumbarse la normalidad de sus vidas, sus carreras profesionales, sus empleos, incluso su permanencia en un vecindario. En los testimonios recogidos, un porcentaje importante de sobrevivientes de estas situaciones pensó en suicidarsee por la desesperación, la vergüenza, incluso el pánico provocados por la circulación de estas imágenes y videos íntimos.

Cuando en APC comenzamos a investigar 1 el tema en profundidad encontramos que la violencia contra las mujeres en internet está rodeada de un cierto halo de impunidad, dada principalmente por la poca importancia que las autoridades, tanto policiales como en las fiscalías, dan al tema. Que la vida de una mujer se vea arruinada por el acoso y el hostigamiento emocional y psicológicos constantes, parecería no conformar un caso de interés para que actuara la justicia. Tampoco que las imágenes o videos caseros compartidos en una relación de intimidad circularan libremente por cuanto foro, red social o celular tuviera a mano el victimario, como venganza personal, lista para arruinar la reputación de su ex-mujer.

Muchas mujeres han visto derrumbarse la normalidad de sus vidas, sus carreras profesionales, sus empleos, incluso su permanencia en un vecindario. En los testimonios recogidos, un porcentaje importante de sobrevivientes de estas situaciones pensó en suicidarsee por la desesperación, la vergüenza, incluso el pánico provocados por la circulación de estas imágenes y videos íntimos. Fue sólo con el apoyo de amistades y de profesionales, además de mucha fortaleza  personal, que lograron superar estas situaciones de violencia virtual extrema.

También un número importante de mujeres con fuerte presencia en internet por su militancia activa en temas de derechos de las mujeres han sobrellevado ataques y violencias. En una encuesta 2 realizada con activistas de derechos sexuales y reproductivos, el 98 por ciento dijo usar internet para su trabajo en el tema. Un 51 por ciento de las personas encuestadas, en su mayoría de América Latina y el Caribe, admitió haber recibido mensajes violentos, amenazantes y comentarios ofensivos por parte de desconocidos debido a su activismo. Un tercio reconoció intimidaciones, bloqueos y filtrados a su actuación en línea, como también censura.

¿Cómo reaccionaron ante la violencia? El 27 por ciento abandonó su activismo en línea; un 25 por ciento decidió confrontar con el agresor o los agresores y otro 25 se organizó para protestar públicamente, denunciar y buscar estrategias legales para accionar contra los agresores. Un tercio de las menores de 30 años, un cuarto de las de menos de 40 y 17 por ciento de las mayores de esa edad decidieron no callarse y utilizar también los espacios digitales y el real para denunciar lo que consideraron un ataque a su libertad de expresión y a sus derechos ciudadanos a organizarse con fines sociales y políticos lícitos.

El insulto feminazi es uno de los más comunes que se utilizan para agredir a las mujeres que defienden sus derechos en internet. Cualquier mujer con opinión propia, sea feminista o no, o con activismo político o social puede ser catalogada de feminazi también. A esto se suman agresiones que siempre pasan por el cuerpo de la mujer. No se trata de refutar sus ideas, discutir sus opiniones ni criticar sus posturas políticas. El mensaje apunta a silenciar, con amenazas de violencia física y sexual.

A veces el agresor actúa solo, otras lo hace en grupos anónimos, a la manera de los trolls ya mencionados que pueden fácilmente convertirse en “turbas linchadoras”, dispuestas a destruir con palabras y burlas a la mujer atacada. Es por este motivo que hay mujeres que con cierto humor han comenzado a denominar a estos grupos informales como machitrolls, en una suerte de señalamiento que denuncia y deja al descubierto las opiniones y conductas misóginas de estos acosadores virtuales. Son cada vez más las mujeres que defienden los espacios ganados también en el mundo digital y rechazan todo tipo de censura y silenciamientos.

Trabajar por la igualdad entre mujeres y hombres implica terminar con los preconceptos y los juegos de poder. Hay mucho por derribar y también por superar para crear condiciones que permitan  erradicar todo tipo de violencias de  los espacios donde actuamos, pensamos y proyectamos nuestro futuro como sociedad.

  

*Coordinadora para América Latina y el Caribe del Programa Derechos de las Mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC). Sitio web: www.apc.org

 

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