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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

27/10/2017

Bienvenida a la verdad, nieta 125

El anuncio de Estela Carlotto fue el final de fiesta más esperado. Más de mil personas estallaron en una ovación cuando la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo dio a conocer la restitución de la identidad de la hija de Lucía Tartaglia, secuestrada en noviembre de 1977. Los 40 años de trabajo y sacrificio de estas mujeres ayer se coronaron en un auditorio colmado con la alegría inmensa de saber que la verdad siempre sale a la luz.

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La ovación estalló cuando ingresaron al escenario de la sala ballena azul del CCK: con bastones, en silla de ruedas o con el sostén de un brazo amigo un puñado de Abuelas de Plaza de Mayo saludó con euforia a las más de 1.000 personas que se reunieron a celebrar los 40 años de búsquedas, encuentros, restituciones, trabajo y lucha de estas mujeres que se juntaron por primera vez hacia fines de 1977, cuando se apartaron unos metros del grupo de madres que iban todas las semanas a la plaza y advirtieron que además de tener a sus hijas e hijos desaparecidos, tenían hijas o nueras secuestradas mientras cursaban embarazos. Buscaban vida.

La fiesta, de casi tres horas, cerró con la mejor noticia: la presidenta de la entidad, Estela de Carlotto, anunció la resititución de la nieta 125, hija de Lucía Rosalina Victoria Tartaglia, oriunda de La Pampa y secuestrada el 27 de noviembre de 1977 en La Plata, adonde se había mudado para estudiar derecho en la universidad. Lucía militaba en la Juventud Universitaria Peronista. Al año de su desaparición, su hermano Aldo recibió una carta suya en la que le contaba que estaba secuestrada y luego recibió una segunda correspondencia en la que anunciaba que estaba embarazada y que el parto sería para principios de 1979.

Lucía estuvo secuestrada en el circuito Atlético, Banco y Olimpo (ABO) en la Ciudad de Buenos Aires. Su hija habría nacido en el Hospital Militar en el mes de abril de 1979. La confirmación de la identidad de la hija de Lucía llegó el miércoles a la noche y el jueves temprano la notificó el juzgado.

La hija de Lucía se suma así a la centena de nietos recuperados, muchos de los cuales dijeron presente ayer en la fiesta del CCK. Los últimos en conocer su identidad hablaron ayer en el escenario: Mario Navarro, el nieto 119, y José Bustamante García, el nieto 122, cuya identidad fue restituida en abril.

“La vida reunió hace ya muchos años a estas mujeres. En este tiempo pudieron ir recuperando trozos que habían sido destruidos y hoy son 125 restituciones y vidas que se  multiplican en tantas más. Las abuelas son justicia, ciencia, educación y arte. El camino que recorrieron en estos 40 años incluía sentar las bases del derecho a la identidad: son las responsables de una herramienta científica como lo es el ‘índice de abuelidad’. Hoy esa lucha es colectiva, tomó cuerpo y alma en los argentinos. Las respetamos porque son las soberanas de la memoria”, afirmó Navarro.

José, que viajó desde Córdoba con su mujer y sus dos hijas, se estrenó en este festejo. En el escenario agradeció a las abuelas y sus colaboradores por su “trabajo y sacrificio” y abrazó muy fuerte a Sonia Torres, presidenta de la filial cordobesa de Abuelas. Ya debajo del escenario, repartió abrazos con los compañeros de militancia de su papá Enrique (uno especialmente afectuoso con Cristina Bárbara Muro) y charló con la nieta Victoria Montenegro.

Una de las novedades del festejo de este año fue la incorporación de una mujer a la conducción, que tradicionalmente encararon Leonardo Fossati y Manuel Gonçalves Granada: Lorena Battistiol Colayago, hija de Juana Colayago y Egidio Battistiol, secuestrados en 1977. Leonardo, Manuel y Lorena integran la comisión directiva de Abuelas. En la segunda fila estaban sentadas las madres Vera Jarach, Laura Conte, Lita Boitano, Taty Almeida y Sara Rus, entre otras.

“Estamos acá para celebrar los 40 años de las Abuelas. Su lucha, que acompañaron el resto de los organismos, no solo nos han encontrado a nosotros sino que hizo que el mundo entienda el valor de la identidad. Nos enseñaron que hay que reclamar, que hay que juntarse, que hay luchar por la Memoria, la Verdad y la Justicia”, dijo Manuel, nieto restituido 57.  En esa línea, las Abuelas convocaron a movilizarse el próximo miércoles 1° de noviembre para pedir justicia por Santiago Maldonado, junto a la familia y numerosos organismos de derechos humanos.

"Bienvenida a la verdad, nieta 125"- Revista Haroldo
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Otra de las novedades fue la proyección de un video, que será parte de una película con fecha de estreno prevista para 2018, en el que las abuelas cuentan sobre su primer beso. “Siempre eran robados y a las escondidas, ¿hablamos de los besos, no?”, se escucha divertida a una de las abuelas.

La lucha de las abuelas, dijeron los conductores, fue de la mano de científicos, profesionales de todas las áreas y comunicadores para “hacer visible el daño que la dictadura le hizo a toda la sociedad”. Cuando en la Argentina se cerraban puertas, las mujeres viajaron al exterior y encontraron el conocimiento y el empuje de Víctor Penchazadeh (para quien hubo un aplauso cerrado) quien lideró el equipo de genetistas que permitió crear el “índice de abuelidad” con el apoyo de la Asociación Americana de las Ciencias. “Gracias a ellos y a Víctor hemos liberado de la mentira a cientos de nietos y nietas”, enfatizaron los conductores.

Goncalves planteó que el reclamo de las Abuelas desde siempre exigió al Estado nuevas herramientas para estas búsquedas. A partir del trabajo conjunto se creó la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi); la unidad fiscal especializada de la Procuraduría General, el Centro Ulloa, la red de Sitios de Memoria y  programas de derechos humanos en distintos ministerios. “Las abuelas dialogaron con cada uno de los gobiernos democráticos para exigir que hagan todos los esfuerzos por encontrar a los nietos y a sus padres. La Conadi, además, tiene resueltos más de 2.000 casos por fuera del terrorismo de Estado”, informó Manuel.

Las abuelas señalaron el hito que marcó la condena en el juicio por el plan sistemático de robo de bebés, en 2012, que se logró después de casi 20 años. La primera denuncia que dio pie a ese juicio se había hecho en diciembre de 1996. Se condenaron a los altos mandos de la última dictadura cívico-militar, entre ellos Jorge Rafael Videla que recibió una condena a 50 años.

La fiesta incluyó la presentación de Magdalena Fleitas y su banda. Cuando interpretó “Vicuñita”, de Leda Valladares las y los chicos presentes en la sala se animaron a cantar y bailar. La actriz Jimena Riestra hizo “Wall street wall”, monólogo que es parte del ciclo Teatro por la Identidad, que se presentará durante el mes de noviembre en el Centro Cultural Recoleta y cerró Gustavo Santaolalla con su banda.

Después de interpretar la canción de la película “Secreto en la montaña” por la que obtuvo el Oscar, Santaolalla invitó a las abuelas al escenario para una canción sorpresa y anunció que Guido Montoya Carlotto, el nieto de Estela, iba a estar al piano. Subieron una por una con ayuda de manos amigas. En ese momento un fotógrafo pidió a Estela que mire a la cámara para retratarla junto al músico. Estela, que no podía sacarle los ojos de encima a su nieto Guido, le pidió al fotógrafo: “Espera que estoy mirando a mi nieto”.

El tema sorpresa era “Mañanas campestres”, que las abuelas bailaron y tararearon. La que más se le animó a la pista fue Berta Schubaroff, madre de Nora y Marcelo y abuela de Macarena, que también recuperó su identidad  y que hoy vive en Uruguay. Estaban allí en el estrado sus compañeras Estela de Carlotto, Rosa Roisinblit (vicepresidenta de Abuelas), Alba Lanzilotto, Delia Califano, Chela Fontana y Leda Bustamante de La Plata, entre otras.

Ya pasadas las 22, los nietos que llegaron desde distintos puntos del país coparon el escenario para abrazar a las Abuelas. Fue en ese momento que Estela tomó el micrófono y dijo que iba a hacer un anuncio. Las más de 1.000 personas distribuidas en la sala central de la ballena azul y en las dos bandejas estallaron en aplausos y emoción contenida cuando anunció la restitución de la identidad de la hija de Lucía. El aniversario perfecto: 40 años, 125 identidades recuperadas. Hoy las abuelas ya están trabajando para encontrar al próximo. Y con ese trabajo hacer más digna a toda la sociedad.

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#Nieta 125

Lucía Rosalina Victoria Tartaglia nació el 6 de junio de 1953 en Santa Rosa. Al finalizar la secundaria se mudó a La Plata para estudiar derecho. Allí, según cuenta Roberto Baschetti en su blog, empezó a participar de las reuniones que el Frente de Agrupaciones Eva Perón (FA”EP”). Todos la conocían como “Anteojito”. “Pensar que Lucía antes de irse a estudiar a La Plata no quería a Perón y luego se hizo tan peronista”, contó su mamá María a Baschetti.

Lucía trabajaba en barrios humiles y la mitad de las encomiendas con comida que le mandaban sus padres –su papá era dueño de dos despensas en La Pampa- iban a las familias de esas barriadas. Estaba en pareja con Enrique Sierra, secuestrado pocos días antes que ella, en 1977.

Lucía inició su militancia luego de la Masacre de Trelew, en agosto de 1972. Pronto se sumó a la Juventud Universitaria Peronista. Su hermano Aldo contó hoy que Lucía militó con los ex presidentes Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. En un viaje a La Pampa el ex presidente la homenajeó junto a otros desaparecidos de esa provincia. Antes de su secuestro en 1977, Lucía escapó de un intento similar el 21 de septiembre de 1976, ocasión en la que al saltar un tapial para huir se fracturó un tobillo. Su mamá, María Rosario López de Tartaglia, falleció poco tiempo atrás.

Según el libro “Biografías Pampeanas” publicado por Matías Sapegno, Lucía estuvo detenida hasta febrero de 1978 en el “El Olimpo” y fue trasladada para dar a luz en el Hospital Militar. “El bebé –afirma- debió nacer en abril de 1979 y Lucía deseaba llamarlo Sebastián, María Laura o María Victoria”. Ahora se sabe que es una mujer. Hoy su tío Aldo confirmó que se llama María Lucila.

 “Esto es gracias a mi mamá, que nunca abandonó la lucha”, dijo Aldo al diario La Arena. “No lo podemos creer, cuando nos llamó Estela de Carlotto fue una conmoción. Sabemos muy poquitas cosas pero sí que ella (por la mujer que es hija de Lucía) está en shock, no lo puede creer y está siendo contenida para asimilar un poco toda la situación. Es una alegría y una tristeza a la vez, es todo muy reciente y ni de casualidad lo esperábamos. No lo podemos creer”, sostuvo a ese medio una de las integrantes de la familia.

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