12/06/2018
Un mar de sororidad inédito
Por Roxana Barone
Fotos Julián Athos
Para la historiadora Dora Barrancos, el debate por la interrupción del embarazo es una oportunidad "inédita, única e histórica". Se sorprende de la intensidad y la masividad, recuerda que la llegada de las primeras inmigrantes ya da cuenta de la práctica del aborto en la Argentina y proclama la importancia de la democratización de la sexualidad. "El embarazo es una contingencia que no puede convertirse en fatalidad", argumenta.
Lo que ocurrirá en la Cámara de Diputados durante la sesión por una ley de aborto legal, seguro y gratuito es -hasta el momento- una incógnita. Lo que no es ninguna incógnita es lo que pasó durante los días previos: un mar de sororidad inédito, un hito en la lucha de los movimientos de mujeres que quedará en la historia. “Lo que sorprende es la intensidad y la masividad. La extensión. ¿Cuándo los movimientos feministas consiguieron masividad? Esto también es ejemplar: el panclacismo de este feminismo. No hay guetto. Es tranversal. Porque lo que se discute es una experiencia compartida por todas las mujeres desde la primera menstruación”, define la historiadora Dora Barrancos.
Investigadora del Conicet y autora de libros clave para los estudios de género, Barrancos habla de una “oportunidad inédita, única e histórica” para los derechos de las mujeres en la Argentina. “El debate en el Congreso fue una ruptura extraordinaria de las fauces del patriarcado y la legalización del aborto es un antes y un después. Es la última cantera en términos de estos derechos personalísimos que nos falta conquistar, justo en un momento en que estamos ante un retroceso incuestionable de derechos. Esta ley es la única ventana que se abre y, por eso, soy optimista de la coyuntura”.
Barrancos fue una de las expositoras de los debates que se realizaron en torno a la interrupción del embarazo. Allí, con su pañuelo verde, habló de la legitimidad del aborto desde 1920 entre las primeras inmigrantes del país y de la necesidad de afirmar el derecho al disfrute sexual separándolo “absolutamente” de la reproducción. “Es un derecho humano fundamental que nos tiene que ser dados para igualar el ejercicio de la sexualidad entre varones y mujeres”, les dijo a las y los legisladores presentes en el recinto.
Es que Barrancos parte de muy atrás para explicar su posición. Es autora de “Contracepcionalidad y aborto en la década de 1920”, que le permite historizar lo que ha ocurrido en el país desde entonces, aunque muchos se nieguen a mirar.
“Nuestro país se situó en América Latina como uno de los más aventajados en materia de transición demográfica, un fenómeno que supone una baja de mortalidad de la población y una baja de fecundidad. Y esto se dio por la inmigración masiva de personas que buscaban otro porvenir. Esas personas llegan a la Argentina con expectativa de trabajo, de educación. Es decir con expectativas de futuro y para labrarse un futuro lo que tiene que haber es una contención en el número de hijos. Las primeras que disminuyen esta tasa son las españolas, las italianas un poco menos y las criollas mucho menos, son las más paridoras”, resume.
En esta explicación Barrancos recuerda que en 1920 se produjo una suerte de escándalo por la caída de la natalidad. “Hasta le echaban la culpa a los pupitres de la escuela porque se juntaban los sexos tempranamente y eso vaya a saber qué vinculo generaba que disminuía la fecundidad”, ejemplifica uno de los tantos disparates que por entonces se debatían.
“Ahora bien es inimaginable el trayecto de las transición demográfica sin la intervención para interrumpir gestaciones. ¿Se imaginan en 1910 o 1920 cuál era la falibilidad de las técnicas anticonceptivas? El más usado de los métodos era el coitus interruptus, una técnica que ha brindado una enorme cantidad de niñas y niños en este país”.
Lo cierto es que caída de la fecundidad fue una revolución. “Y quién la hizo? ¿Los varones? No. La hicieron estas mujeres que buscaban un nuevo porvenir. Esto se va arraigando en los sectores medios de la sociedad. No en los sectores populares que siguieron siendo pro-natalistas a la fuerza, ni las clases altas que siempre tuvieron muchos hijos como una afirmación de clase”.
¿Y cómo hicieron esas mujeres en la década del 20 para detener los embarazos? “Si la maniobra más usada era el coitus interruptus, que es falible, quiere decir que hubo legitimidad del aborto. Yo trabajé los avisos que salían en los diarios de las obstétricas y ahí se ve claramente”.
Barrancos recita de memoria: “Trab. Espec. Con pensión”. “¿Me querés decir que es eso si no un aviso de práctica de aborto? Pero además la legitimidad está en el propio orden legal argentino desde 1921, cuando se despenalizan ciertas formas del aborto”.
Desde entonces –para la investigadora- hay como una suerte de cono de reserva: pocos médicos, obstetras o parteras fueron sancionados por estas intervenciones y recuerda un caso de 1920 de una partera tucumana muy conocida que fue denunciada. “Le hacen un allanamiento y le encuentran las cosas habituales para el trabajo normal de una partera. Finalmente el juez le pide disculpas y se retracta. Y esto es así porque para condenar un aborto el juez tiene que constatar el embarazo. Entonces en general el fallo dice maniobra abortiva de aborto posible no constatable. Sin contar con que la autotentativa de aborto no es punible. Y la otra cuestión es el fallo de Natividad Frías, de 1966, que sienta una jurisprudencia muy fuerte. Cuento esto porque permite ver el tratamiento del aborto a lo largo de la historia del país”.
¿Y qué ocurrió con el caso Belén?
Ese fallo fue de cabo a rabo la violación del secreto profesional, por eso Belén fue liberada. Estos son los saldos y retazos que aún quedan en la jurisprudencia.
Más allá del impedimiento legal o de las circunstancias, usted habla de la “tremenda” división de clases para la práctica de la interrupción del embarazo.
Es clarísimo reconocer en nuestra sociedad una auténtica diferencias de clases que ha dividido a las mujeres. Que ha subrayado esa división de clases porque efectivamente para las clases medias y más altas de la sociedad el aborto se hizo con todas las garantías sanitarias. Y para nuestras mujeres de los sectores populares es evidente que existió una forma larvada, ominosa de pena de muerte, porque han pagado con sus vidas esas decisiones.
Suena fuerte la idea de “pena de muerte”
Quien está lejos de acceder a una intervención segura y médica, hace autointervenciones o hace intervenciones muy precarias a través de la comadre, de la amiga o de alguien que dice ser experto en el barrio. La posibilidad de muerte entonces es total. Ahora eso está disminuyendo por el uso de Misotrospol, pero es carísimo. Hasta hace un tiempo era inexorable la intervención, que implica introducir algo físico, la mayoría de las veces sin anestesia. Y este es el aspecto más conocido, más sabido y el que provoca la gran sororidad.
En su exposición habló de la necesidad de democratizar la sexualidad ente varones y mujeres.
Hablo de la necesidad de tener una decisión completa sobre el cuerpo porque muchísimos embarazos son contingentes y el embarazo no puede ser una fatalidad. Por eso subrayo que es necesario la democratización de la sexualidad de las mujeres y la forma de democratizar es saber que si tenés consecuencias tenés seguros. El embarazo cambia de cuajo la vida de cualquier mujer y la cambia desde el momento mismo del intercambio sexual ya que basta situarse en la experiencia de toda mujer en edad de fecundar para comprender que el coito no puede liberarse de la sombra del embarazo, aunque se tomen responsablemente todas las medidas. Esto no le ocurre a los varones cis.
Una noción, por tanto, fundamental de soberanía de nuestros cuerpos impone que los estados modernos avancen en esta legalización. Yo insisto en sostener a la legalización del aborto como una contribución fundamental para las vidas de las menos protegidas y de las excluidas pero lo hago igual enfáticamente en nombre de nuestros derechos. Con la legalización del aborto va a aumentar extraordinariamente la vida digna de las mujeres y va incrementar también una vida más justa, más equitativa y más democrática.
*El proyecto que se debatirá en la Cámara de Diputados puede leerse en el siguiente enlace: https://www.diputados.gov.ar/prensa/noticias/2018/despenalizacion-aborto/noticias_0595.html
Compartir
Te puede interesar
Los feminismos en el centro de la escena
Por María Florencia Alcaraz
Movilizadas, políticas y rebeldes
Por Kena Lorenzini
Mujeres Afrodescendientes en la Argentina
Por Miriam Gomes
- Temas
- Feminismos
- Aborto Legal